…éste es tu abismo; /el que en todo es contrario de
sí mismo/ su cuerpo dejará, no su /cuidado;
serán ceniza, más tendrá /sentido;
polvo serán, más polvo /enamorado.
Francisco de Quevedo
Muchos conocen la trayectoria artística y cultural de Orlando Baquero, fotógrafo, comunicador social, siempre vinculado al movimiento artístico en la ciudad de Valencia, a la poesía de la imagen a través de sus fotografías, a la poesía del texto ensayístico en sus notas periodísticas. Es autor del libro de fotografía: “Arqueología del Aire”, que lo hizo merecedor del Premio Nacional del Libro en 2008; este año nos llega su primer libro de poesía: La pálida línea, editado por Rubiano Ediciones, Verde Menta y el autor.
Baquero le es fiel a la tradición literaria amorosa. La pálida línea contiene 55 poemas cortos y largos, encontrando en los textos breves destellos de originalidad poética y destacados logros estéticos y los largos nos develan sus principales influencias literarias. En sus textos se perciben ecos, resonancias de lo amoroso del Siglo de Oro Español, Quevedo, Lope de Vega; hasta Benedetti, Neruda, Sabines, Jairo Aníbal Niño.
El amor está compuesto de contrarios pero que no pueden separarse y que viven sin cesar en lucha y reunión con ellos mismos y con los otros. Estos contrarios, como si fuesen los planetas del extraño sistema solar de las pasiones, giran en torno a un sol único. Este sol también es doble: la pareja. Pero el amor es una de las respuestas que el hombre ha inventado para mirar de frente a la muerte. Por el amor le robamos al tiempo que nos mata unas cuantas horas que transformamos a veces en paraíso y otras en infierno. De ambas maneras el tiempo se distiende y deja de ser una medida…
Es lo que nos dice Octavio Paz en “La llama doble”.
Esa vigilia cuyas puertas dolientes y tibias
abres para mí
que me vierto en tu regazo
como la tinta de una carta
que se fuga con la lluvia
El poeta se transfigura en la palabra dicha, es tinta, es el poema, es el verso. El desvanecimiento de lo que soy para dar paso a lo que somos, ese perderse en el otro que caracteriza el amor apasionado. El verbo utilizado, me vierto, informa de un cuerpo líquido que es tinta que escribe poemas, que es líquido vital que va a dar al objeto de deseo, que es lluvia que somos y que al mismo tiempo nos desvanece, como carta de amor antigua escrita en papel, entre las manos, bajo la tormenta que el deseo es. La palabra vigilia es una clave del significado de la noche en este libro, asunto que retomaré más adelante. Así, en la brevedad de lo que es, el poeta se presenta, con la sencillez de un trazo, se dibuja frente al ser amado y en la página en blanco como una pálida línea.
Poema
Una pálida línea
que te ama
La lengua y su expresión más esmerada: la poesía es fundamento del ser, materia compleja que nos define y constituye. Como lo dijo el filósofo, somos las palabras que nos configuran, amamos también con nuestras palabras, y las palabras se vuelven tan tangibles como la mano que toca.
Buscan el calor al que pertenecen
¡Pobres palabras mías!
Tocándote en medio de la noche
El mundo clásico griego concentró en su representación mitológica de la noche muchos de los elementos que se mantuvieron en el espacio literario occidental de los siglos posteriores: espacio de dualidad e incertidumbre, territorio de creación y vida, espacio de posibilidades infinitas, la noche también presente como alegoría en la literatura universal. La noche, celestina y confidente de los amantes, es el telón de fondo en el escenario del poema ¿Quién eres tú, que así, envuelto en la noche, sorprendes de tal modo mis secretos? El manto de la noche, como lo nombró el Romeo de Shakespeare, siempre ha conspirado para el encuentro de los cuerpos, es refugio siempre de los amantes y sus causas.
Otro día que se apaga
Otra noche
en la que brillas
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Oigo el viento
Le oigo decir tu nombre
De la única forma que el viento
sabe nombrarte
como un soplo indócil que lo agita todo
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El vértigo del amor, la ferocidad del amor, la incertidumbre del amor, la dualidad libertad-necesidad, son fórmulas que dan cuenta de cómo ha sido tratada la temática del amor en la literatura de todos los tiempos. Nietzsche se refería al amor como emoción activa, que implica siempre una determinación de acciones y una voluntad para el logro del objeto de deseo. En tal sentido, la concepción nietzscheana del amor alude a una poderosa fuerza y a maneras distintas de concebir la pasión y la voluntad de poder. Pero el amor es también rendición y en el equilibrio de estas fuerzas se construye el juego de la inmediatez de tenernos unos a otros. En palabras de Lope de Vega: Esto es amor, quien lo probó lo sabe.
Quedamos atentos entonces, a ese próximo libro de poemas de Orlando Baquero, que de seguro ya está tocando a la puerta.
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Simonny Azul Urdaneta Castro (Valencia, 1978): Poeta, investigadora, actriz y promotora de lectura. Licenciada en Educación, mención Lengua y Literatura y Magister en Lectura y Escritura en la Universidad de Carabobo. Profesora Titular de pre y postgrado en la Universidad de Carabobo. Facilitadora de Talleres Literarios. Integró de la Red Nacional de Escritores y pertenece al Word Poetry Movement, Venezuela. Publicaciones: En literatura: Los cuentos de hadas no hablan de sexo (1997, 2000), Mi calle de una acera (2002), Líbrame (2005), Como una costumbre (2010), Piedra de Rayo (2015), Halo y otros poemas (2022), Boca de Aroa (2023). Sus textos poéticos han sido traducidos al inglés, italiano, portugués y árabe. En investigación: Cómo hacer de un bebé un lector (2022). Artículos arbitrados y capítulos de libros en la línea de formación de lectores, literatura hispanoamericana y género. Premios: Bienal “José Rafael Pocaterra” (2008), Premio Concurso Nacional de Poesía Festival Mundial de Poesía (2014), entre otros. Orden José Félix Rivas (1997) y Orden Arturo Michelena (2012) por su trayectoria artística.
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