En el encuentro de sabernos personas cambiantes, está la industria de la música para hacernos comprender que podemos llegar a sentir diferentes emociones.
Cuando las personas estamos frente a un poema, o a un hecho literario, la voz de la propia mente es la que va narrando las palabras que se van leyendo. Es un hecho que logra captar mucho la atención.
Incluso me pasa que si conozco al autor o a los autores, imagino sus voces, su puesta en escena, la musicalidad con la que dirían ese texto, aunque obviamente el conocer al autor jamás implica el haberlo escuchado decir justo lo que estoy leyendo de ellos. ¡Eso está claro! Pero en todo caso es un trabajo interior que se va haciendo de voces construidas.
Ahora bien, referente a la canción, ahí está implícita la emoción del otro, la actitud, el tono con el que desarrolla el tema, entonces la sensación se vuelve completamente distinta, debido a que la manera en que la percibimos es netamente con la voz del otro. Pero, ¿seguiré encontrando poesía en las canciones? La verdad es que sí, seguramente no en todas, pero en las que compartiremos, seguro que sí.
Eso debido a que en esta lectura escucharemos las emociones en letras de canciones y de poemas. Es decir, en canciones que han sido previamente un poema, así como la interacción de narrar la experiencia de escuchar una canción que nos traslade a donde la hayamos escuchado.
¿Qué hay detrás de una canción? ¿Quién compone sus letras? ¿De dónde salen? son preguntas que los más curiosos se harían. Tres miradas de la poesía hecha canción revisaremos en este breve espacio.
«Si usted la viera», poema de Eusebio Blasco, «Te quiero», poema de Mario Benedetti, y «Cantares», de Antonio Machado. Ayúdenme a lanzar el boomerang de estos poemas que se hicieron canción y ahora por canción los leeremos. Interesantes vueltas como la vida misma, como el amor tal vez.
La primera canción que ha surgido a partir de un poema es una titulada «Si usted la viera». Un poema del siglo pasado escrito por Eusebio Blasco e interpretado en canción por Guaco originalmente y luego por Ricardo Arjona, esto por poner un ejemplo de músicos de talla internacional.
Los arreglos de Jorge Luis Chacín con la flauta, acordes dulces y un coro sutil, recrean la intencionalidad del paisaje natural que le da un plus a la experiencia. Escuchemos parte de la canción al leerla, no sé a ustedes, pero a mí me está gustando este juego de que el poema hecho canción dé la vuelta y lo podamos leer.
«Si usted la viera»
El confesor me dice que no te quiera
y yo le digo, Padre, si usted la viera
dice que tus amores me vuelven loco
que mi deber no atiendo
que duermo poco, que duermo poco.
Dice que nuestras muchas conversaciones
fomentan en la aldea murmuraciones
dice que no quererte fácil me fuera
y yo le digo: ¡Padre, si usted la viera,
si usted la viera!
En vano le aseguro que eres tan pura
hay que rezar delante de tu hermosura
que eres gentil airosa cual azucena
que nacen de tus labios nardo y verbena
que son lluvias de mayo tus blondos rizos
y que vivir no puedo sin tus hechizos
el me dice muy hosco que es gran quimera
y yo le digo ¡Padre, si usted la viera!
El paisaje y la intensidad del texto resignifican las palabras cantadas. Son viajes para expresar que el sentimiento ha estado ahí, lo que cambia es el paisaje. Es una hermosa muestra de poema en una canción.
En relación a la segunda canción que surgió musicalizando un poema está «Te quiero», de Mario Benedetti, interpretado por Sandra Mihanovich y Celeste Carballo, que a diferencia del primero, esta pieza se caracteriza por ser incluida en coros musicales, haciendo de la experiencia del poema un hecho excepcional.
Las diferentes tonalidades en las voces, los arreglos, la incorporación de la voz solista y todas las voces en el coro, hacen estallar la mente de todo lo bueno. Como anécdota les puedo decir que todavía escucho a mi pequeña hermana Rosdely interpretarla con su dulce voz. A veces las canciones se quedan en nosotros. La letra, la letra es otro nivel y suena así, ustedes, por favor, escuchen la música interior:
Si te quiero es porque sos mi amor
mi amor, mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo,
somos mucho más que dos.
Te quiero en mi paraíso,
es decir que en mi país,
la gente vive feliz,
aunque no tenga permiso…
Te quiero es la expresión del amor en compañía, es una especie de canto al amor en sí, la musicalidad que guarda es el abrazo de saberse en compañía, la gratitud de la permanencia con el otro. Es un poema sutil, pero una canción con fuerza, con gracia y con mucha veracidad hacia lo que sentimos. Escúchenla todas las veces que sean necesarias, hasta que les llegue lo que les quiere transmitir.
Culminaré con un poema-canción que se ha convertido en un himno para muchos, incluyéndome, obviamente. El poema «cantares» de Antonio Machado, interpretado por Joan Manuel Serrat, en donde la travesía del héroe es también el camino del poeta. Este sí es verdad que se explica sólo. Los dejaré con la letra para que canten conmigo:
Todo pasa y todo queda
pero lo nuestro es pasar
pasar haciendo caminos
caminos sobre la mar
Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción
yo hago los mundos sutiles
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón…
Caminante son tus huellas el camino, y nada más
caminante, no hay camino
se hace camino al andar
al andar se hace camino y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar
caminante no hay camino, sino estelas en la mar
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En este viaje que hacemos a diario los que transitamos en este maravilloso mundo, está la nostalgia del hombre y la esperanza de que mientras haya mañanas, habrá nuevas oportunidades, agradecer, soltar y avanzar podrían ser algunos de los términos que se enmarcan en este grito de guerra, en este himno que no puede pasar desapercibido.
En todo caso, las tres canciones y poemas mencionados han hecho un paréntesis en las letras, letras creadas originalmente para ser cantadas, y se desplazan sin un color diferente, como los animales que no tienen colores en el mar o los que adaptan su color a la naturaleza en la tierra, es decir, sólo tienes que escuchar al corazón, a la piel, al instinto para poder percibir lo que para otros sería imperceptible, para reconocer desde tu voz interior… las canciones que nadie escucha.
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Mirih Berbin (berbinm@gmail.com) es poeta, traductora, editora, promotora cultural y docente. Magíster en Lectura y Escritura en la Universidad de Carabobo (UC). Es profesora asistente de la UC y de la UAM. Es editora adjunta de la página literaria El Diente Roto. Fue especialista de poesía en el Museo de Arte Valencia con más de cien lecturas de poesía dentro y fuera del país. Ha escrito varios artículos arbitrados sobre la enseñanza del idioma y los aportes filosóficos para la educación.
Su poesía se ha publicado en numerosas revistas, páginas y antologías. Fue columnista de la página cultural semanal del Diario La Costa entre el 2009 y 2011. Ha publicado: Mareas (2009) y Hacerme Templo (2016), e Hilos Nacientes se encuentra en imprenta. Su poesía ha sido traducida al árabe, francés, italiano, catalán e inglés.
Ciudad Valencia / Fotografía de la autora @machmillan