–¿Y sabías, de niña, que ibas a ser sirvienta?
–Sí, señorita, sí sabía.
–¿Y lo sabías porque…?
–Mi mamá fue sirvienta, mi abuela fue esclava doméstica. Esclava… doméstica.
–¿Sueñas con ser alguna otra cosa?

 

Obvio que voy a amar las historias de mujeres fuertes, obvio que me van a encantar más si estas se basan en algún libro o en hechos reales, y obvio que me voy a ver un montón de veces esas historias adaptadas a la pantalla. Son muchos destinos y vidas a los que me refiero, pero estas en especial son unas de mis favoritas, más allá del mensaje de fondo; Tate Taylor hizo magia con Historias Cruzadas (adaptación del libro homónimo escrito por Kathryn Stockett en el 2009, The help). Ya de por sí el libro ocasionó gran revuelo, porque a pesar de tratarse de una ficción histórica, tocó susceptibilidades que, aún en la actualidad, dan mucho de qué hablar: racismo y servidumbre (no confundir con ama de llaves o la señora de limpieza), hasta una demanda hubo por eso, aunque no procedió por no tener sustento o algo parecido. Otro detalle que me encantó de esta adaptación fue el elenco: Emma Stone, Viola Davis, Octavia Spencer, Bryce Dallas Howard, Jessica Chastain, entre otras excelentes apariciones; y aclaro que no importa de qué film se trate o qué papel interprete, Octavia siempre se robará el show, las miradas y nuestros corazones.

 

Historias cruzadas, El rincón cinéfilo, Isabel Londoño

 

Argumento

Eugenia “Skeeter” (Emma) es una chica sureña de Jackson (Mississippi) que regresa de la universidad, y es la única del pueblo que aún sigue solterona y sin hijos, su sueño es ser escritora en Nueva York, pero necesita una buena historia para que la puedan notar. Para su “suerte” vive en un lugar donde tiene mucha tela que cortar para obtener esa historia, pero su único problema es que ella intenta escribir sobre el punto de vista del trato que recibe la servidumbre de color de sus señoras, y éstas temen por sus vidas.

 

Un paso a la vez

Aunque no lo pareciera en el momento, Skeeter había conseguido el trabajo perfecto: redactora de una columna sobre aseo. Obvio que ella no sabía muy bien sobre eso, así que le pidió a su mejor amiga Elizabeth que le dejara hablar con su sirvienta para que la ayudara con la columna, obvio que no le agradó mucho la idea, pero aceptó. Esta era la oportunidad para Skeeter de convencer a Aibileen (Viola) de que contara su historia, no solo para ayudarla, sino para mostrar la realidad en la que vivían. A pesar de que Aibi está aterrada, acepta y le entrega un escrito de sus historias, a Aibileen siempre le ha encantado escribir y de vez en cuando le escribe sus plegarias a Dios y sus memorias. Pasa poco tiempo para que Minny (Octavia), la mejor amiga de Aibi y la mejor cocinera entre todas las sirvientas, las descubra, las regañe y se siente a contar su propia historia. Simplemente amo a Minny, podría llevar las historias si quisiera, su personalidad es fuerte, pero con un toque justo de susceptibilidad.

 

Historias cruzadas, El rincón cinéfilo, Isabel Londoño

 

Una fachada

Como era habitual en los años ’60, que todo fuese más que perfecto, las señoras de casa siempre exigían a sus “empleadas” mantener todo inmaculado, criar a sus hijos porque ellas estaban muy ocupadas haciendo cualquier otra cosa que no fuera una obligación doméstica… en fin, tenían que aparentar perfección todas entre ellas. Skeeter no era la excepción, tenía que andarse con cuidado porque Hilly (Bryce) controlaba todo (nunca falta quien se crea más que los demás). De hecho, Hilly se creó la fantástica idea de “separados, pero iguales”, lema que usaba para promocionar su baño para la servidumbre fuera de casa. Esta fue una de las tantas gotas que hacía llover el vaso, lo que hizo que Minny renunciara de manera magistral y que muchas otras empleadas domésticas quisieran contar también sus historias.

 

 

Enseñanzas

Las domésticas eran principalmente contratadas para cocinar y criar a los bebés de las señoras, esto último era lo más duro para ellas porque sabían que cuando crecieran serían iguales a sus madres. Skeeter también sabía de eso, fue criada por Constantine, pero ambas se adoraban y ella le enseñó grandes cosas a Skeeter, la consentía como si fuera su propia hija aun cuando ya era adulta. Injustamente Constantine fue despedida por la madre de Skeeter y murió al poco tiempo de tanta tristeza. Esto se lo ocultaron a Skeeter, que solo le dijeron que había renunciado y se mudó con su hija. Eugenia necesitaba una última historia para que la publicaran, su historia, y rogó por saber qué fue lo que le ocurrió a Constantine… y terminó con el corazón destrozado al saberlo. Solo Aibileen sabría entender ese sentimiento, amó a cada bebé que crio como si fuera propio y siempre terminaban por arrebatárselos cuando ya no les servía a sus señoras.

 

 

Un seguro

Ya tenía muchas historias, como buenos y hermosos recuerdos, como los amargos y dolorosos, hasta los más graciosos que pudieran contar. Pero eran cosas tan puntuales, tan íntimas que, si se publicaba el libro, todos en Jackson sabrían todo e irían tras ellas, pero Minny… Dios mío, Minny era una diosa y tenía un As bajo la manga que las aseguraba a todas. Luego del episodio de su despedida en la casa de la Sra. Hilly, fue a llevarle un pastel para disculparse; siendo la mejor cocinera de todo Jackson, ni siquiera la orgullosa Hilly pudo resistirse. Groseramente le dijo a Minny que la aceptaba de regreso, pero le pagaría menos, esto la hizo enfurecer, ella no pretendía que le diera de nuevo trabajo, solo quería una cosa con el pastel: que se comiera su excremento. La escena más épica del film. Este hecho les daba una enorme garantía, Hilly no permitiría que nadie supiera que comió “mierda negra”, así que cuando alguien dijera que “se parece a…”, enseguida callera Hilly a cerrarle la boca a todo el mundo. Era una gran jugada, aunque de doble filo.

Al final, terminan de publicar el libro y fue un total éxito, aunque fue muy controversial, por supuesto Hilly enloqueció e hizo justo lo que Minny dijo que haría, negar hasta la muerte que esas historias eran basadas en Jackson. Minny siguió trabajando como doméstica para Celia (Jessica) y fue aceptada como igual y valorada con mucho cariño y aprecio; Skeeter consiguió empleo como destacada escritora en Nueva York; y Aibileen fue despedida por culpa de Hilly, pero fue su oportunidad para darse paso a cumplir su sueño: convertirse en escritora.

 

 

A pesar de ser una historia de superación, el mensaje es claro y directo (y estaría de más que diga cuál es). Pero, más allá de lo obvio, también podemos ver la gran presión social que recaía en las mujeres de sociedad. Sí, a pesar de que no hicieran nada en casa, luchaban en silencio entre ellas por tener a la mejor servidumbre que le mantuvieran a la perfección sus hogares; debían estar metidas en cualquier tipo de actividades sociales para refirmar un puesto, aunque no les aseguraran nada; sufrir en silencio pérdidas para mantener a sus esposos felices (como el caso de Celia que ya había perdido a 4 bebés); hacer todo como lo dictaran las normas sociales, casarse, tener bebés y ser perfectas. Todo eso eran sus únicas aspiraciones en la vida, un poco vacías y solitarias, porque al final no existía una verdadera amistad o vínculo de lealtad.

 

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También es algo impresionante que esta novela haya traído tanto revuelo, a pesar de que haya debutado relativamente reciente (2009). Me hace recordar una anécdota que escuché una vez: “Si la señora Rosa se va, se me van todos de la casa”, haciendo referencia a una madre quejándose con sus hijos por molestar a la ama de casa. Porque sí, aún hay señoras dedicadas a la limpieza y mantenimiento de los hogares, pero estas son más apreciadas en la actualidad, aunque con sus excepciones, claro, no todo el color de rosa.  Pero es un buen ejemplo que nos sirve para comparar la misma labor en distintas épocas, y si bien es cierto que se ha luchado mucho por lograr derechos de igualdad para llegar a lo que se tiene hoy en día, aún queda un largo camino por recorrer, gracias a las mentes cuadradas que aún quedan por ahí. Una vez más, un film icónico con muchas historias que nos invitan a reflexionar y a cambiar nuestra forma de ver el mundo, a pesar más allá de nuestras narices; así que, como le digo siempre: “Si no la han visto, véanla, y si ya la vieron, vuélvanla a ver, no tiene perdida de nada”.

 

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Isabel Londoño-columna El Rincón CinéfiloIsabel Londoño, egresó de la Universidad de Carabobo (UC) en el área psicosocial, tiene también estudios universitarios en turismo y sistemas.

Es una apasionada de la música y del Séptimo Arte desde que tiene memoria, siendo el cine y sus distintos géneros la pasión a la que ha dedicado más horas y análisis. Sus reseñas sobre clásicos o estrenos del cine aparecen ahora, cada viernes, en Ciudad Valencia desde “El Rincón Cinéfilo”.

 

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