La militancia revolucionaria del profesor Osbaldo Martínez tiene su génesis desde su incorporación por los años 60. Culminando el bachillerato en el liceo Cecilio Acosta de Coro, participa en los programas de capacitación profesional docente y desde entonces, la lucha política y la docencia fueron inseparables en su vida, evidencia de ello es la creación del Programa Juvenil Fogata que termina en una expresión política juvenil de la izquierda revolucionaria como lo fue Bravo Sur.

La experiencia que entrelazó dos potenciales motores del poder popular, como son el educativo y el comunitario, demostró lo acertado del Programa Nacional Cada Familia Una Escuela, tal fue la experiencia de la aplicación del mismo en la Unidad Educativa Abdón Calderón en la Vivienda Rural de Bárbula.

 

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El regocijo, entusiasmo y satisfacción se vieron reflejados en las palabras del Director de la institución para ese momento Profesor Osbaldo Martínez, cuando hizo un extraordinario balance para Ciudad Valencia Diario, de los logros alcanzados.

Este programa fue implementado por el gobierno venezolano fomentando el vínculo entre familia y educación, haciendo posible la continuidad del proceso educativo a través de diferentes medios, convirtiéndolos en alternativas de aprendizaje, con el fin de garantizar la atención educativa a toda la población estudiantil como una alternativa dentro del Plan Nacional de Prevención y Protección contra el COVID-19.

 

Osbaldo Martínez

 

Tan pronto como fueron llegando los lineamientos del MPPE, Osbaldo reunió al personal directivo, Consejo Educativo y OBE, trazando las estrategias inmediatas, cumpliendo con las ordenanzas que se centraban en la atención e inclusión de los representantes y demás miembros de la familia como figuras principales, en el proceso de atención, continuidad, seguimiento y control en la prosecución del periodo escolar.

Cabe destacar que dicho plan debía aplicarse haciendo uso de medios digitales, lo que implicó un choque con la realidad que vivía la comunidad y sus alrededores, ya que victimas del hampa, no contaban con cableado, tableros ni conectores, recursos imprescindibles para la aplicación de la tecnología digital.

 

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Informados los representantes de la situación, subsanaron el impase haciendo uso del ingenio y la persuasión al combinar la tecnología que solo algunos podían utilizar con el procedimiento de escuelas dirigidas o participación popular propiamente dicha. Experimento basado en la participación de la familia como principal musculo articulador y su inclusión como elemento socializador real y de aprendizaje para los muchachos.

De allí arrancó la elaboración de guías y materiales por áreas de formación, organizando cuatro actividades básicas.

  • Desarrollo de un tema libre, centrando la atención en el COVID 19, donde estudiantes familiares y personal de la institución tomaron conciencia sobre la grave situación que tenían que sortear.
  • División del trabajo en etapas, publicando la planificación en carteleras visibles y la realización del portafolio requerido para el cumplimiento de todos los objetivos.
  • Preparación de los materiales para estudiantes con materias pendientes, labor social, proyectos de tesis y premilitar, promoviendo las medidas de prevención y salubridad ante el COVID 19.
  • Proyectos de tesis de tipo productivo, contando con la asesoría del equipo del Programa de tipo estratégico de defensa integral del territorio que apuntaba a la concreción de la soberanía alimentaria y elevación de la conciencia con valores y principios socialistas y enfoque agroecológico.

La pandemia mundial conocida como Covid19, fue nefasta para muchos amigos y conocidos, entre las victimas encontramos al profesor Martínez. Sus propuestas educativas quedaron plasmadas en el Liceo Abdón Calderón y todo el cuerpo de profesores, el acto educativo se desarrolla en cualquier lugar más allá de las dificultades cotidianas, la agenda de una educación para el pensamiento crítico liberador queda en nuestras manos.

 

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Ciudad Valencia / RM