El término mantuano, empleado para designar a un grupo social del período colonial venezolano se derivaba, según el filólogo Ángel Rosenblat, de manto, la prenda de vestir de uso exclusivo de las esposas de los nobles y terratenientes de la época.
El mismo Rosenblat señaló que la palabra mantuano apareció en la primera mitad del siglo XVIII, “como expresión de las profundas diferencias sociales de la época” y su existencia se prolongó hasta mediados del siglo XIX.
Por su parte, el historiador Germán Carrera Damas apunta que se ha considerado erróneamente a los mantuanos como una especie de casta, por la tendencia de sus integrantes a no contraer matrimonio con personas ajenas al grupo.
Sin embargo, explica el mismo Carrera Damas, tal tendencia es normal entre los privilegiados de cualquier sociedad y, además, en el caso particular de Caracas, tal comportamiento estaba reforzado por la discriminación social y racial que caracterizaba a la Venezuela de la Colonia.
Numéricamente, los mantuanos eran un grupo social bastante reducido ya que, a fines del siglo XVIII, apenas sobrepasaban las cien familias, contando no solo las que vivían en Caracas sino también las del resto del territorio de la actual Venezuela.
Y, aunque pretendían mostrarse como un cuerpo de nobles, para asumir el control político y económico de la sociedad de su tiempo, solamente unos diez de ellos poseían títulos nobiliarios (duques y condes).
Pese a ser tan pocos, en 1797 los mantuanos se ofrecieron para defender a la corona española durante la Conspiración de Manuel Gual y José María España y evitaron por todos los medios a su alcance que se atenuara la discriminación social y racial, sobre la cual basaban sus privilegios.
En el segundo semestre de 1808, debido a que Napoleón Bonaparte despojó de la corona de España a Carlos IV y al hijo de este, Fernando VII, para ofrecérsela a su hermano José que hasta entonces era rey de Nápoles, los mantuanos caraqueños iniciaron un movimiento para crear una Junta de Gobierno.
Este movimiento que a la postre fracasó, se conoce en la historia venezolana como la Conspiración de los Mantuanos y, paradójicamente, es un antecedente importante de las luchas independentistas venezolanas.
Las dos razones que en verdad dieron origen a esta Conspiración de los Mantuanos fue el temor de que los franceses los despojaran de sus privilegios y el deseo de frenar las aspiraciones de ascenso social de los blancos peninsulares, que trataban entonces de establecerse en la sociedad caraqueña.
Sin embargo, lo que comenzó como un acontecimiento mezquino desencadenó, según Germán Carrera Damas, “un prolongado y profundo proceso político, militar e ideológico que condujo a la emancipación y a sentar las bases iniciales de una sociedad más igualitaria”.
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Lo que no señaló Carrera Damas fue que ese igualitarismo se reducía solo a los propios mantuanos. En dicha idea no se incluía ni a los esclavos indígenas, ni mucho menos a los de ascendencia africana.
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Armando José Sequera es un escritor y periodista venezolano. Autor de 93 libros, todos publicados, gran parte de ellos para niños y jóvenes. Ha obtenido 23 premios literarios, ocho de ellos internacionales (entre otros, Premio Casa de las Américas, 1979; Diploma de Honor IBBY, 1995); Bienal Latinoamericana Canta Pirulero, 1996, y Premio Internacional de Microficción Narrativa “Garzón Céspedes”, 2012).
Es autor de las novelas La comedia urbana y Por culpa de la poesía. De los libros de cuentos Cuatro extremos de una soga, La vida al gratén y Acto de amor de cara al público. De los libros para niños Teresa, Mi mamá es más bonita que la tuya, Evitarle malos pasos a la gente y Pequeña sirenita nocturna.
«Carrusel de Curiosidades se propone estimular la capacidad de asombro de sus lectores».
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