Sábado: «Fotos del ánima de Morillo», por Luis Alberto Angulo

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FOTOS DEL ÁNIMA DE MORILLO

Mis destinos de viaje de comienzo de año suelen ser siempre los mismos, la montaña o el mar. Ayer de regreso a casa desde Valencia, no tomé la salida de la autopista en Girardot y continué hacia el peaje de La Entrada. Tengo suficiente gasolina, los cauchos están en buen estado, pensé, antes de que Miriam preguntara a dónde iríamos, conociendo de antemano la respuesta. A ver el mar, afirmé para los dos.

En la última licorería saliendo de El Palito compré dos “pilsen” para bebérmelas viendo el renovando espectáculo del océano a los ojos de un hombre del pie de monte barinés. Vamos hasta El Malecón del Puerto, dije cuando se acabaron las dos cervezas. Ahí frente a esa piedra y en esa playa empedrada me bañé por primera vez en el mar, repetí como siempre al pasar rumbo a Puerto Cabello llenándome de imágenes:

“Saludemos y pidamos permiso. Querido mar gritaba mi hija pequeña y de Luis Beltrán sonriendo, luego el corneteo al pasar por la capilla del ánima de Morillo. Vladimir me contó que de muchacho con su hermano, cuando se quedaban sin dinero parrandeando, le pedían un préstamo a Morillo. Es un espíritu servicial dice Carlos.”

El paseo solo fue tomar fotografías en El Malecón y en la Plaza Flores (“Donde un día domingo también tuve amores”). Mucho caminar y fotos para regresar después de dar una vuelta por Rancho Grande. El aviso en la autopista ofrece servicio sanitario en la capilla. Pese a lo desolado del lugar y las puertas cerradas de los baños, me urge descargar las diuréticas birras. Invoco la protección del ánima lugareña mientras los fieles resuenan las bocinas de los autos al pasar invocando bendiciones.

Pensaba ya casi saliendo que debía realizar este recorrido más a menudo y si tenía dinero comer sin prejuicios las empanadas de cazón en El Palito. Necesito un bolívar para el peaje, en ese momento, me percaté que no cargaba la cartera en el koala. Regresemos a buscar me dice mi esposa. Es inútil me digo pero de todas maneras regreso. ¿A dónde iremos primero? Al único sitio remotamente posible de encontrarla. Pídele a tu San Antonio de Padua que yo le pido al ánima de Morillo, respondo. En efecto, cerca de la húmeda huella de mi paso, encuentro impoluta la cartera.

Todo un milagro creo al no saber cómo llegó hasta allí pues no me bajé con ella y la encontré en un lugar más allá de donde estuve. Seguro hay explicaciones, pero pienso en el espíritu solidario de aquel Morillo carretero y solo comparto su crédito con san Antonio de Padua.

Reyes Magos, 2022

 


DEL MISMO AUTOR: «Nudo gordiano» y «El rayo de lo vivido»


 

Autor: Luis Alberto Angulo, poeta, articulista, ensayista, antólogo, cronista literario, editor y promotor de las artes y de la solidaridad.

Algunos de sus libros: Antología del decir  (Monte Ávila Editores, Col. Altazor. 2013), La sombra de una mano (Monte Ávila Editores, Col. Altazor, 2005), y Fusión poética (Universidad de Carabobo,  2000), reúnen su obra poética publicada: Viento barinés (UC, 1978), Antología de la casa sola (Fundarte, 1982), Una niebla que no borra (Sec. Cultura Carabobo, 1984), Antípodas (Predios, 1994), De norte a sur (UC, 1999), Fractal (Monte Ávila, 2005), Imágenes del parque, y Poética del decir (Monte Ávila, 2013).

 

 

Ciudad Valencia – LSFLC