Un Don Excepcional… ¡No malentiendan el título!, por favor. Valga la aclaratoria por la excesiva susceptibilidad que hay en internet hoy en día.
Si nos ponemos a pensar en nuestros días de escuela, nuestros recuerdos se van enseguida a los recreos y juegos con nuestras amistades. Rara vez encontrábamos en algún grupito de niños que alguno dijera “que divertido, hoy toca matemáticas”. En lo personal, esa materia siempre fue mi talón de Aquiles, hasta clases personales llegué a tener para subir mis notas en esa área. Bueno, en esta historia el talón de Aquiles, será todo lo contrario: socializar y empatizar con otro niño. Entre Tom Flynn (guionista) y Marc Webb (mucho antes de que dirigiera la “peor película del mundo” [Blanca Nieves]), hacen del film, Un Don Excepcional, un hermoso drama, en donde reflexionaremos a tal punto que nos replantearemos muchas cosas.
Argumento
Seguimos la historia de Frank y su pequeña sobrina Mary, quien, a sus sorprendentes 7 años, es un prodigio en matemáticas y tiene una habilidad de raciocinio y lógica tan absurda que sólo su tío y Roberta (vecina y mejor amiga cincuentona) son los únicos en comprenderla. Todo se complica por la aparición de la madre de Frank, Evelyn, quien quiere la custodia de su nieta para sus propios propósitos.
¡Lo niños son idiotas!
Frank hace “imposible” la vida de Mary al inscribirla en la escuela. La pequeña tiene una aversión inmensa hacia sus nuevos compañeros de clases, que no son capaces de resolver un simple 2×2 sin tocarse los dedos y, a su maestra la tilda prácticamente de tonta por hablarle “como a una niña”. Poco a poco, Bonnie entiende el reto que tiene frente y consigue motivarla poco a poco a que Mary conviva como la niña de 7 años que es. Frank mantiene su postura en que su sobrina aprenda lo básico de cómo ser niña, que viva y disfrute; no quiere que termine como su hermana Diane (madre de Mary), quien también era un prodigio en matemáticas y se quitó la vida por no poder con la presión de los académicos y de Evelyn que estaban tras ella.
Un Don Excepcional
No le puedes dar la vida que merece
Poco tiempo pasó que Mary estuviera en la escuela para que apareciera su abuela a querer entablar una relación con la pequeña. Sin disimular la incomodad de estar en un lugar “indigno” (es que la doña era de alta alcurnia), llega con regalos “apropiados” para su nieta, quien se fascina con los montones de libros de algebra avanzada y una laptop llena de millones de problemas matemáticos. Realmente supo cómo llegar a Mary. Evelyn solo quiere que su nieta explote todo su potencial sin prestar atención a las minucias de las emociones negativas que pudiera generar en la niña. Evelyn proyecta en Mary sus propias ambiciones frustradas y las de su hija. Tiene una visión mecanicista del talento: para ella, los sentimientos y relaciones humanas son secundarias frente al deber de «aprovechar el don».
Evelyn mantiene que Frank no puede darle a Mary lo que necesita, ni económica ni académicamente y que está dispuesta a ir a juicio por ella. Obvio, es lo que ocurre. Luego nos enteramos que Frank no es ningún loquito de la cuadra, está titulado en Filosofía y, aunque no tiene seguro médico, tiene una economía muy cómoda y holgada.
No es un adiós
Evelyn gana una custodia temporal, pero pronto se descubre que está aislando a Mary, repitiendo los mismos patrones tóxicos del pasado. Frank sabe que su hermana había dejado la solución al problema matemático sellada en un sobre, con instrucciones específicas: no debía publicarse hasta que Mary fuera mayor. Esto es clave para probar el deseo de Diane respecto al futuro de su hija. Aunque ausente físicamente, la figura de Diane está omnipresente. Su suicidio y su decisión de ocultar su hallazgo matemático hablan de una persona aplastada por las expectativas y la falta de un entorno emocional seguro. Finalmente, Frank recupera la custodia. Se establece un nuevo equilibrio: Mary comienza a asistir a clases avanzadas universitarias, pero continúa su vida social en la escuela primaria, combinando su desarrollo académico con su crecimiento emocional.
Un Don Excepcional
Quizás a este punto, vean o crean que Frank no hizo lo que tenía que hacer por protegerla, quizás incluso, fue su culpa que descubrieran a Mary por mandarla a la escuela, pero todas esas razones que él mismo nos dice a lo largo de todo el film, son del peso del mundo que él construyó. Ver la dinámica que tenía con Mary era un poema, escuchar los debates filosóficos que se armaba este par es sublime, realmente son minutos de rica reflexión y una pequeña señal para que pisemos la tierra. A pesar de sus limitaciones, Frank proporciona un entorno emocionalmente estable para Mary. Su estilo de crianza busca un equilibrio entre libertad y contención. Por otra parte, Mary posee un razonamiento lógico avanzado, pero emociones aún propias de una niña pequeña, lo que la hace vulnerable en contextos emocionales complejos. Y, a pesar de su inteligencia, ella quiere tener amigos, ir a fiestas y vivir una niñez normal, lo que subraya su necesidad básica de socialización y seguridad emocional.
LEE TAMBIÉN: SOLOS TÚ Y YO, Y ESTAREMOS BIEN: PATERNIDAD (FATHERHOOD, 2021)
Un Don Excepcional
La película plantea si un talento extraordinario justifica sacrificar una infancia y una vida común. ¿Quién debe decidir el futuro de un niño?, ¿El pariente más capacitado académicamente o el más empático? Esta historia subraya la importancia de respetar los ritmos emocionales de los niños, incluso cuando tienen un potencial excepcional. También se explora cómo los traumas no resueltos se transmiten de generación en generación, y cómo pueden detenerse si alguien se atreve a romper el ciclo. Realmente es un film que, aunque sencillo en su narrativa, plantea profundas preguntas sobre cómo criamos a los niños con talentos excepcionales, y si el genio debe forzosamente ser cultivado a costa del bienestar emocional. A través de un enfoque emocional y humano, el film pone en tela de juicio los valores meritocráticos frente a los afectivos. Así que tómense el tiempo de disfrutar de esta historia y, como siempre les digo: “Si no la han visto, véanla, y si ya la vieron, vuélvanla a ver, no tiene pérdida de nada”.
Un Don Excepcional
***
Isabel Londoño, egresó de la Universidad de Carabobo (UC) en el área psicosocial, tiene también estudios universitarios en turismo y sistemas.
Es una apasionada de la música y del Séptimo Arte desde que tiene memoria, siendo el cine y sus distintos géneros la pasión a la que ha dedicado más horas y análisis. Sus reseñas sobre clásicos o estrenos del cine aparecen ahora, cada viernes, en Ciudad Valencia desde “El Rincón Cinéfilo”.
Ciudad Valencia