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Unidad nacional hacia la patria liberada y socialista… El hecho histórico fundamental en la Venezuela de hoy, año 2023, es el nivel de desarrollo indetenible de la nueva estructura económica industrial productiva, sustentada en los llamados 18 motores o áreas estratégicas de producción nacional, puestos en marcha por nuestro presidente Nicolás Maduro, en alianzas y acuerdos con los empresarios nacionales (no aliados ni títeres del imperialismo yanki) y con los países potencias, aliados y amigos comerciales de nuestro gobierno.

Paralelamente al despliegue de esos 18 motores industriales, que corresponden al segundo sistema económico productivo manufacturero, tenemos un altísimo nivel de productividad en el sector primario de la economía, conformado por los subsistemas agrícola, pecuario y marítimo, que garantizan la autosuficiencia alimentaria de nuestro pueblo con base en vegetales, carnes, pollos, huevos, pescados y todos los alimentos que nos da la naturaleza y son procesados industrialmente, para el consumo interno y la exportación en algunos rubros de vieja tradición altamente productiva, como lo son el cacao y el café.

En ese contexto, también se ha puesto en marcha, el subsistema económico de los emprendimientos individuales, familiares, comuneros o grupales de nuestras comunidades, con el objetivo estratégico de fortalecer la producción artesanal y comercial a nivel socio-comunitario, tanto en las ciudades como en el campo.

Y un tercer elemento de la recuperación, fortalecimiento y desarrollo económico del país, es el de las llamadas Zonas Económicas Especiales, que inicialmente fueron muy cuestionadas; pero, hoy están en marcha y han generado grandes expectativas a favor de la recuperación económica y el fortalecimiento estratégico del nuevo modelo socio-productivo, independiente y soberano de nuestro país.

Sabemos y compartimos toda la crítica que se generó contra las llamadas Zonas Económicas Especiales, como modelos generados por el propio capitalismo mundial; pero, la realidad de las guerras económicas, indica que “En el mundo existen más de 4 mil Zonas Económicas Especiales que representan más del 41% de las exportaciones mundiales, generan casi 68 millones de empleos y reciben el 20% de la inversión extranjera directa” (ver: www.gob.mx/zee/es/articulos/).es).

El tercer nivel del sistema económico, representado por el comercio y los servicios; igualmente, ha mostrado una reactivación acelerada. De hecho, se podría decir que en todas las zonas comerciales del país (desde los mercados populares, fijos o rodantes, las avenidas y zonas comerciales, hasta los grandes Centros Comerciales de lujo), se observa una sostenida y expansiva dinámica de recuperación y crecimiento económico comercial. Igualmente, en los servicios de agua, luz, aseo, telefonía y comunicación, correo, Internet, electricidad, clínicas y policlínicos de atención médica privada, transporte público y privado, etc.

De manera que el signo más importante de este nuevo tiempo histórico de Venezuela, es el renacimiento económico de la Patria, después de enfrentarnos, soportar y asumir la guerra económica más feroz y criminal que el imperio del Norte ha podido poner en marcha en nuestro propio territorio, con el objetivo estratégico de doblegarnos, rendirnos y someternos a sus designios hegemónicos y criminales.

Pero, “El bravo pueblo” que somos, no se deja someter por fuerzas extranjeras y enemigas de nuestra patria. Desde la época de Guaicaipuro hasta nuestro tiempo actual, hemos sido y seguimos siendo rebeldes indestructibles. Nuestro presidente Nicolás Maduro, ha sabido honrar eficazmente el legado independentista y popular de su maestro y mentor Hugo Chávez, así como también nuestra identidad histórica. Por esa razón, es hoy el principal líder revolucionario de nuestra patria Venezuela y de toda la América Latina y el Caribe, en el contexto actual del nuevo mundo pluri-céntrico y multi-polar.

La actual recuperación económica de Venezuela, es histórica porque, además de derrotar los objetivos estratégicos inmediatos del imperio yanki, tiene implícita también, la ruptura o el final del viejo modelo económico rentista, capitalista, dependiente y atrofiado, que se nos impuso a partir del gobierno dictatorial militar y modernizador del General Juan Vicente Gómez (1907-1935).

A partir de Gómez y hasta 1999, nuestro país vivió casi un siglo entero, bajo la dependencia económica, financiera y tecnológica del imperialismo norteamericano. En ese tiempo, se desarrolló la pobreza generalizada (casi toda la población urbana y rural) y la llamada pobreza crítica (la población que vivía en la marginalidad urbana, la miseria campesina y el hambre atroz en todos los ranchos de los cerros de Caracas y las mal llamadas “zonas marginales” de las principales ciudades del país). Esa realidad la describe de manera profunda y firme nuestro inmortal cantor Ali Primera, en su emblemática e imperecedera pieza musical “Los techos de cartón”.

Ese empobrecimiento generalizado y agudo; en el contexto de un país sometido a los saqueos y dictámenes del imperio norteamericano, fue lo que hizo estallar la insurrección popular del 27 de febrero de 1989 (el tristemente célebre y cruel acontecimiento denominado “El Caracazo”); y luego la rebelión militar del 04 de febrero de 1992; hasta llegar a la gran victoria popular del pueblo venezolano con la elección presidencial del comandante Hugo Chávez en diciembre de 1998.

A los tres años del primer gobierno del presidente Chávez, el imperio gringo, la burguesía de FEDECÁMARAS, el Alto Clero burgués, la burocracia sindical de la CTV y los dueños de Radio Caracas Televisión, Venevisión y Globovisión, se unieron, diseñaron, articularon y lograron dar el golpe de Estado, ese fatídico 11 de abril de 2002, contra el presidente electo y legítimo Hugo Rafael Chávez Fría. Lo sacaron del Palacio de Miraflores, se lo llevaron preso y secuestrado en una isla. Pero, el pueblo salió a la calle y mandó a parar todo hasta que reapareciera y le regresaran vivo y sano a su presidente, el arañero de Sabaneta. Eso mismo volverá a ocurrir si se les ocurre repetir la fórmula.

Todas esas fechas son fundamentales porque ellas definieron el rumbo histórico, el nuevo destino de nuestra patria; que ya es irreversible a pesar de las enormes dificultades que hemos tenido que enfrentar y que seguiremos enfrentando hasta ver realizados los cinco grandes objetivos históricos del Plan de la Patria. Chávez le propuso ese Plan histórico al pueblo y el pueblo lo aprobó, en su primera elección libre, democrática y soberana en diciembre de 2012.

Es necesario y pertinente saber valorar lo que ha ocurrido en nuestro país desde la partida eterna de Chávez hasta hoy, agosto de 2023. Once años de ataques duros, crueles, sangrientos, perversos, antihumanos y criminales que el imperio norteamericano, ha implementado para destrozarnos a punta de hambrunas, enfermedades, ruina y quiebre de nuestra economía agrícola, industrial y comercial, regional, nacional e internacional.

El bloqueo económico, las sanciones monetarias, la escalada de la dolarización total de nuestra economía, el sabotaje tecnológico, financiero y comercial, son las evidencias de la nueva modalidad de guerra destructiva contra una nación que no se deja someter porque tiene conciencia y capacidad para la acción y defensa de su dignidad, su soberanía e independencia.

Frente a la imposición de esa tragedia económica y social, nunca antes vista ni padecida, que nos empobreció y arruinó de nuevo a los que siempre hemos sido pobres y a los que siempre habían sido clase media baja, media y alta, se produjo una enorme fragmentación de todo nuestro pueblo en dos mitades.

La primera estuvo conformada por quienes decidieron emigrar y autoexiliarse en diferentes países y sin destino cierto ni seguro; y la segunda está representada por los y las que asumimos la crisis desde nuestras propias fuerzas (los hogares, las familias, las comunidades, los movimientos sociales y todas las formas y modalidades orgánicas del Poder Popular Comunal) en unidad, solidaridad, junto al gobierno y dándole todo nuestro respaldo a la firmeza, valentía y coraje del presidente Nicolás Maduro.

Hasta el Sol de hoy, debemos decir con absoluta pertinencia que, hemos resistido en unidad, firmeza e hidalguía. Hemos batallado en condiciones muy duras; pero, con mucha decencia, firmeza, honradez y decoro, con el brillo absoluto de nuestros corazones y la conciencia limpia y pura como la luz del Sol en la mañana.

Nuestra ética y nuestra moral, están muy bien pulidas de dignidad, decoro y firmemente adheridas a los sueños y realidades de nuestra conciencia revolucionaria bolivariana, rodrigueana, zamorana y chavista, acompañada del extraordinario conductor de victorias y gran estratega de la guerra y la paz, como lo es nuestro actual presidente Nicolás Maduro Moros.

En paralelo a esta dimensión de las fuerzas populares y revolucionarias del pueblo chavista, hay otra parte de fuerzas activas en todas las estructuras del Estado, el gobierno y el mismo PSUV, que se disfrazan y se promueven como “chavistas y maduristas eficaces”, por un lado; pero, por el otro, sus prácticas y sus ideas son las propias de los burócratas, ineficaces, corruptos, ladrones y contrarrevolucionarios infiltrados en la revolución.

Es muy lamentable decirlo; pero, es necesario porque esa burocracia infiltrada y enemiga del pueblo y de la Patria, es la que hoy genera, por lo menos, dos efectos graves en el pueblo y contra la revolución. Por un lado, promueve el desencanto, la frustración, la tristeza, la desmoralización y la desesperanza, para hundirnos en la pasividad; y por el otro, generan rabia, rencor, indignación, malestar, odio, desesperación, anarquía, de manera activa contra la figura de nuestro presidente Nicolás Maduro.

De hecho, mucha gente desinformada, confundida y llena de frustraciones y desencantos, por culpa de esa burocracia ineficaz, corrupta y funesta, creen inocentemente, de manera confusa y desesperanzada, que el presidente Nicolás es el único culpable de todo lo malo que han sembrados los enemigos externos e internos del proceso bolivariano.

Debemos aclarar esa confusión, porque pareciera que muchas personas, camaradas y compatriotas están todavía bajo los efectos malévolos de la perniciosa consigna “Nicolás no es Chávez”, introducida en voz baja dentro de las filas chavistas, por esa misma burocracia ineficaz, perversa y corrupta, para desmoralizar y confundir a buena parte de la militancia del PSUV y de la revolución en general.

Esa es la razón por la cual mucha gente se siente desmoralizada, atrapada y subsumida en su propia desesperanza, por los efectos de la negatividad ideológica o inducida de esa consigna malévola. Todavía hay muchas conciencias débiles en nuestra militancia, que responsabilizan, culpan, maldicen y condenan equivocadamente al presidente Nicolás, sin tener plena conciencia de lo que históricamente está ocurriendo en el mundo, en América Latina y cómo eso incide y determina muchas cosas en nuestro país.

Debemos tener bien claro cuáles son  los efectos nefastos que ha logrado el plan de infiltración, desmoralización y destrucción del proceso bolivariano desde adentro; porque todos los ensayos de atacar y destruir la revolución desde afuera, no les dieron los resultados esperados por el amo del Norte y, más aún, cuando todos los supuestos líderes opositores, resultaron auto-destruidos. Ellos mismos empezaron a darse mandarriazos y han quedado reducidos a la nada.

Frente a ese panorama descrito de manera esquemática, es necesario puntualizar y debatir sus componentes en el marco de las relaciones dialécticas, criticas, sistémicas y complejas de cada día y períodos de violencia o de paz. En tal sentido, tal como lo ha precisado nuestro presidente Nicolás Maduro, las prioridades son:

1.- Fortalecer y profundizar el proceso de recuperación y crecimiento económico hacia la diversificación con base en: uno, mayor desarrollo de la agricultura, la ganadería, la cría de pollos y la pesca; dos, más impulso al fortalecimiento de los 18 motores de la producción industrial y manufacturera, para cubrir la demanda nacional y el mercado internacional; y tres, mayor fortaleza y dinamismo en la economía de los servicios públicos (educación, salud, recreación y cultura), el comercio, transporte, medios de información y comunicación, etc.

2.- Rescatar, recuperar, reactivar y fortalecer el ESTADO DE BIENESTAR SOCIAL DEL PUEBLO. Esto implica potenciar y orientar el desarrollo económico como base y fundamento de garantía para cubrir las demandas de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales del pueblo, tal como está establecido, de manera amplia y detallada en nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, CRBV. Esto es hoy la primera de todas las prioridades que reclama nuestro y, por tanto, debe ser la primera obligación de todas las instancias de gobierno: nacional, regional, municipal y parroquial. De manera que nuestro pueblo se sienta atendido en sus derechos constitucionales protagonista de su propia historia.

3.- Rechazar el 84% pendiente de las sanciones arbitrarias, unilaterales y criminales del imperialismo decadente norteamericano contra el bienestar, la paz y la tranquilidad de nuestra población. No hay ninguna razón o derecho que le asista al gobierno imperialista y decadente de USA para sancionar y bloquear la dinámica económica de Venezuela.

4.- Fortalecer y preservar la paz, por encima de todas las “razones” o intereses que puedan existir y justificar la guerra. Somos una nación igual a todas las naciones del mundo. Necesitamos y deseamos vivir en paz, con nuestras familias y conciudadanos, con nuestras amistades y gentes que compartimos nuestros derechos y deberes para vivir y disfrutar la vida libremente, en nuestros contextos familiares, comunitarios, parroquiales, municipales, regionales, nacionales e internacionales, en un mundo global, multicéntrico y pluripolar, sin hegemonías imperiales.

5.- Construir nuestro nuevo país, en el marco de una nueva América Latina y Caribeña, con base en nuevos enfoques, ideas, acuerdos, consensos y prácticas sociales, comunitarias, políticas, religiosas, militares, culturales, éticas, morales y estéticas en el contexto de la paz sólida y firme, coadyuvando al diálogo y el entendimiento permanente para el Bien y la Felicidad compartida.

 

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Con base en nuestro propio y modesto análisis de la coyuntura política y los cinco (5) criterios expuestos a partir de las ideas tomadas del discurso de nuestro presidente Nicolás Maduro, albergamos la esperanza de que podamos estimular el debate en todos los niveles y ámbitos territoriales para fortalecer nuestra conciencia colectiva, revolucionaria, liberadora y socialista.

Estamos en un momento histórico especial y definitorio, de recuperación y construcción del nuevo modelo o sistema económico productivo, independiente y soberano, comunitario, comunero y socialista, que ya está dejando atrás, en su pasado vergonzoso, la hegemonía ignominiosa, cruel, inhumana y criminal del inexorablemente decadente imperio norteamericano.

A nosotros nos corresponde hoy, retomar las sendas irreductibles de la unidad nacional hacia la reconstrucción total y definitiva de la Patria Bolivariana, liberada, independiente, soberana y socialista de nuestro siglo XXI, que ha visto renacer el esplendor de la espada de nuestro Libertador Simón Bolívar en las dos grandes figuras del comandante Hugo Chávez y el indestructible y constructor de victorias, nuestro actual presidente Nicolás Maduro.

 

Christian Farías / Ciudad Valencia