«Aquellas viejas serenatas» por Carlos Delgado Niño

La Valencia que añoro, está llena de episodios cotidianos, relacionados con la gente que caminaba por las altas aceras de La Pastora, la misma que solía pasear de tarde bajo la sombra acogedora de los Camorucos y que los domingos, se recreaba abordando los lujosos tranvías eléctricos, cuya mágica aventura tuvimos el privilegio de disfrutar.

Es la Valencia de los hermanos Mujica Sevilla, de los Malpica, de los «Luises Guevara», de los Cordido, de los Grooscor, de los Feo… o de los temperamentales «Luis Augustos»… Núñez… o Arcay…!

La misma Valencia que conoció la existencia de un Padre Arocha y que en día domingo disfrutaba de los alegres «Oratorios Festivos» Salesianos. En la época, cuando viejos automóviles nos dejaban escuchar el «foqui-foqui» de las cornetas de viento o, aquel… «erurge-erurge» de las bocinas eléctricas…!

Todos los fines de semana, las frescas noches valencianas, carentes de ruidos extraños y de música estridente, dejaban escuchar las cadenciosas notas de una, dos o tres guitarras en el acompañamiento de algún enamorado, que al pie de una vieja ventana, o bajo algún balcón, dejaba escuchar su voz, en ofrenda amorosa a su adorada…

 

Al píe de un rosal florido…

Me hiciste… un juramento!

Pero el rosal se secó…

Marchitado por el viento «y también por el olvido…!

 

Pasadas las nueve de la noche, una absoluta calma se mezcla con el más completo silencio…!

Silencio que se desgarra al conjuro de una guitarra de Pedro Vicente Lanz del español Vicente Tatay, cuando el «romancero» entona una habanera o el «payador» entrega su tango lastimero…

«En un beso la vida… te entregué y no es mentira… y si ayer me hirió tu olvido… hoy me matará tu amor!» Es la serenata valenciana, parecida a la «noche de ronda.»

De los mejicanos, donde se deja escuchar la voz del juglar con su instrumento, del dueto y el trío, evocadores de un pasado que ya quisiéramos traer al presente!

Valencia, dormida, escucha por las madrugadas, la voz del joven Julio Centeno, trasnochador y bohemio..! A Manuel Antonio «Toñoño» Rodríguez…! A un Adán Fornerino, haciendo dúo con Miguel González unas veces, otras con Paquito Colmenares… y más de las veces con el artista de ayer, de hoy y de siempre!»

 

Cuántas anécdotas surgen en aquellas noches insomnes…:

– Abre tu ventana mi amor y escucha esta canción…

– Quién anda allí?

– Nadie…!

– Dónde está el que dijo «nadie»…?

– Ya se fue.

Después, «el susto y la carrera» detrás del escopetazo» .. !

– Eso es pa’ que sepan que esta casa se respeta .. ! Situaciones realmente afortunadas, ya que más de un lance surgía cuando el «gallito» Luis Contreras dejaba escuchar su gorgeo o el «trovador zuliano» Ángel Arturo Lugo, cantaba su danza marabina!

– Buenas noches mi amor, aquí estoy en tu ventana .. ! Te molesta mi canción? perdóname soberana … !

Y fue él mismo quien recibiera aquella «soberana» palangana de «orines» cuando una madre celosa, salió al balcón para dar las gracias «personalmente» al trovador! Una noche, anduvimos de farra, Julio centeno, Angel Arturo, Víctor Manuel «el mono» Pinto Pablo Emilio Quintana; Ricardito Rodríguez y yo… llevando nuestro mensaje melódico, con boleros y pasillos, valses y habaneras tan hermosos, que si hubiese sido en esta época de los grabadores» y el sonido estereofónico, habría constituido un éxito discográfico de gran trascendencia.

Luis Augusto Núñez, bohemio empedernido y José Luis Olavarría, «media caña», eran muy adictos a las serenatas y por la gran amistad que los unía a Virgilio Gutiérrez y «el Cojito» Luis Ortega» no había sábado que no se encontraran para «serenatear».

En una de ellas, se toparon con José Manuel Pérez, poseedor de una maravillosa media voz, parecida a la del extraordinario Rafa Galindo y se dispusieron a llevar una serenata a una muchacha de El Palotal. José Manuel, quien se desempeñaba como operador de sonidos en La

Voz de Carabobo, terminaba sus labores a las once, cuando la estación «se despedía»…. Virgilio, Luis Ortega y Miguel, disfrutaban de una «lisas» en el Bar Majestic frente a la Plaza Bolívar. Andaban en carro alquilado con chofer de la línea 27-27 de Ramón Martell en el que partieron rumbo a Santa Rosa; al llegar José Manuel, en compañía de Monche Rojas y Alberto Ochoa Rotges quien se excusó al no poder acompañarlos porque según y que iba para un «entierro» …!

-Un entierro a esta hora.? vale..? Qué va oh…!

En la Plaza Cedeño de Santa Rosa, toparon con nuestro grupo, integrado por Julio Centeno, un artista, cuyo nombre no recuerdo conocido como «el gaucho Zuliano» quien, esa noche, terminaba una de sus presentaciones por la Radio Valencia, acompañado por Julio.

Pasadas las doce, estábamos afinando instrumentos y «buches» vaciando a la vez una botella de Santa Teresa… del «Filarmónico»:

– Con limoncito. Delgado Niño, para evitar la rasca!

– Bueno, José Manuel… y donde es la cosa .. ? .

– Allá en la esquina, frente a la Cruz… pero hay que esperar que todo el mundo se acueste, vale… porque el viejo es, «eneas con rinquincalla»

– Tiene mal genio el señor…?

– Cuál señor?

– Bueno chico, el dueño de casa ..!

– Nooo! si … no es el dueño de la casa.. Es el vecino!

 

Media hora después, llegó un amigo de Julio Centeno, llamado Amenodoro, con una botella de anís y salimos hacia «la Cruz» y José Manuel empuño su requinto punteando un bolero para que tres virtuosos más le acompañaran. José Manuel comenzó a cantar:

… Quiero escaparme con la vieja luna…

En el silencio en que la noche muere…

 

Se encendió una luz en la casa vecina y fuertes voces, rompieron el silencio de noche para que saliéramos en tropel abordando el carro de alquiler y un Chevrolet descapotado de Domingo Osío mientras el furioso vecino vociferaba amenazas machete en mano!

-Pero bueno, vale, qué iba a saber yo que ese viejo era de apellido Luna? Además, la serenata no era para él no jile!…

 

«Edificio de la Gobernación y Concejo Municipal del Distrito Valencia 1950»

 

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Carlos Delgado Niño nació en Valencia el 2 de septiembre de 1928, locutor, publicista, radiodifusor y periodista. Fue profesor de teatro, docente cultural, humorista, actor, escritor, cronista, libretista, poeta, cantautor y compositor.

Estuvo siempre ligado con el mundo del espectáculo en la ciudad siendo organizador del «1er Festival de la voz y la canción juvenil» en el año 1973 y «Valencia le canta a Valencia» en 1996.

Fue también director de varias estaciones de radio, productor radial y escritor de programas radiales cortos, novelados, y noticieros entre otros. Co-fundador de la Escuela de Teatro José Antonio Páez en Guanare, Portuguesa, y miembro de la Asociación de Escritores de Carabobo.

Falleció el 17 de noviembre del 2012, en su vivienda, rodeado del cariño de sus familiares y amistades más cercanas.

 

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