Si usted anda un viernes por el centro de Caracas y camina de la esquina de Gradillas hasta llegar a la plaza El Venezolano notará que, a golpe cinco de la tarde, un grupo de abuelos se reúne esperando algo. Pocos minutos después una corneta retumba  al ritmo de la Salsa y cada quien agarra su pareja. Los abuelos arreglados con su mejor traje, sombrero y zapatos de patente llaman la atención de los transeúntes que se paran a mirar contagiados por su estilo de baile.

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La iniciativa nació hace 25 años a partir de las vigilias que se hacían en el lugar, luego del golpe de Estado al Presidente Hugo Chávez, simpatizantes del líder concurrían  esperando el desenlace de la situación. El finado Carlos Rodríguez se motivó en crear un comité que agrupara a las personas de la tercera edad, pero con el tiempo el espacio se consolidó como una organización independiente que promueves actividades recreativas.

Rafaela Useche , una de sus fundadoras nos dice:

 

Somos bailadores, aquí venimos a desestresarnos, a olvidarnos…  recordar momentos agradables de nuestras vidas, hemos perdido a nuestros hijos, parejas, mamá, papá, y hemos venido a pasar la tristeza aquí a la plaza de San Jacinto.

 

Rafaela cuenta que todo comenzó con la vigilia, y para no aburrirse escuchaban música y jugaban dominó, con los años se transformó en un movimiento que les da alegría a los ancianos a través de experiencias entretenidas de todo tipo: bailan, celebran cumpleaños y hacen reinados de carnaval para pasar un rato agradable.

La organización que lleva por nombre el “Comité del Adulto Mayor el Club del Buen Amigo” es un espacio terapéutico en el que todos se tratan como una familia. Hacen intercambios, recolectas y comparten con el único propósito de mantenerse unidos

Oswaldo Morales, uno de los líderes llegó un día a la organización a reparar unos cables de electricidad y se enamoró del proyecto. Hoy hace guardias con un amigo para garantizar que en la plaza, cada viernes, suene la Salsa. El espacio ha sido una lucha de muchos años de persistencia ante organismos del Estado para sacar permisos y que la Policía nos los desaloje. Morales manifiesta:

 

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Yo digo que es un aporte moral, ellos aquí vienen sábado y domingo y no pelan este espacio porque se llenan de esperanza, ellos también tienen sus pesares, muchos nos dicen: “este espacio me llena, nos vamos fortalecidos, nos alegramos la vida”, de verdad mucha gente no tiene para ir a una tasca, ni pagar cervecita ni nada…

 

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Este género bailable se expandió en la capital a partir de la década de los años ‘60, cuando se conforman en Venezuela las primeras orquestas bailables influenciadas por orquestas cubanas y norteamericanas. Caló en la vida de sectores populares de la ciudad, donde se dio origen al término. Phidias Danilo Escalona, un locutor nacido en la Pastora, acuñó el vocablo para referirse al nuevo movimiento musical afro-caribeño que sonaba en las radios y que se baila en la ciudad hasta nuestros días.

 

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Vielsi Arias-columna Ciudad escrita-Sintropía-Artquimia

Vielsi Arias Peraza, Valencia, Venezuela (1982), docente egresada de la Universidad de Carabobo (UC) Mención Artes Plásticas. Ha publicado Transeúnte (2005), colección Cada día un Libro, editorial El Perro y la Rana; Los Difuntos (2010), editorial Fundarte, galardonado con Mención Honorífica Premio Nacional Estefanía Mosca; Los Difuntos (2011), reedición del sistema de imprentas regionales de Carabobo; La Luna es mi pueblo (2012), editorial El Perro y la Rana; Luto de los árboles (2021). Ha publicado también en distintas revistas nacionales literarias y académicas como: Cubile, A plena Voz, Revista Estudios Culturales UC, entre otras. Actualmente coordina la Plataforma del Libro y la Lectura del Ministerio de la Cultura en el estado Carabobo.

  

Ciudad Valencia / Foto de la autora por Luis Felipe Hernández