La Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, dio a conocer este jueves su fallo en el diferendo que sostienen Bolivia y Chile acerca de las Aguas del Silala, y reconoció que son de curso internacional y que las partes han de hacer uso de ellas de manera equitativa y razonable.

Al leer el fallo, que se considera inapelable, la presidenta del tribunal, la jueza Joan E. Donoghue, señaló que el carácter internacional de este recurso hídrico es reconocido por Bolivia y Chile, por lo cual la Corte no se pronunció sobre ese punto.

La decisión de la CIJ reconoció el derecho de Chile al uso de las Aguas del Silala, así como el derecho soberano de Bolivia de desmontar o hacer modificaciones a los canales artificiales que llevan las aguas desde su territorio hasta el vecino país. La Corte instó a las partes a cooperar.

 

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El fallo consideró que la mayoría de las reclamaciones habían quedado resueltas durante el proceso judicial, cuando las partes lograron avanzar en puntos de coincidencia.

Además, el tribunal señaló que recibe con beneplácito la voluntad de Bolivia de cooperar para avanzar en la resolución de la disputa entre las partes, así como la aceptación por Chile de que Bolivia puede decidir sobre el destino de la infraestructura de canales artificiales que se construyeron e incorporaron a este recurso hídrico casi cien años atrás.

Tras conocerse la decisión, el canciller de Bolivia, Rogelio Mayta, observó que su país ahora tiene derecho a un uso equitativo y razonable de las Aguas del Silala, por lo que Chile no tiene ningún derecho adquirido a usar la totalidad de las mismas.

Valoró que la CIJ puso fin a la controversia entre ambas naciones, por lo que ahora Bolivia ejercerá los derechos que tiene sobre este recurso hídrico.

 

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Con 56 km de largo, el Silala nace en humedales de altura (llamados bofedales) localizados en el departamento boliviano de Potosí (suroeste), considerados de gran importancia para la vida de ecosistemas que constituyen hábitat de especies y que han tenido afectación. En su trayecto, las aguas discurren hacia abajo y atraviesan la frontera con Chile.

De acuerdo con un estudio encargado a expertos internacionales por el Gobierno de Bolivia, en 1928 la Compañía Ferrocarril Antofagasta Bolivia, perteneciente a aquel país, construyó 46 ramales artificiales a lo largo de seis kilómetros para modificar el curso de las aguas provenientes de sus manantiales.

 

Ciudad Valencia / Telesur