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Justo antes de volar sobre mi ventana, un azuejo está inquieto dando vueltas mientras revolotea, me recordó la adolescencia y cuando uno se cambia de ropa mil veces antes de ir a ver a la persona que le gusta. Entonces por una extraña sensación pensé que estaba enamorado. Al ratico vi otro azulejo dando vueltas junto con él y la escena ya se había aclarado en mi mente. «Ah! Míralo, si está enamorado y vive en pareja». El patio de mi casa se ha convertido en el jardín donde transcurre una vida silvestre maravillosa, mi pequeña pantalla donde puedo ver lo más importante de todo el mundo animal y la llegada del día o la puesta del sol. Se puede decir que es la parada donde más puedo estar en movimiento, por eso me alegró tanto tener la visita de los azulejos.

 

Lean este poema llamado los Azulejos de Alberto Blanco

Los espejos no cantan como antaño
y el espacio no es más que una lágrima
corriendo desde los ojos hasta el sueño
cuando nos dan una mala noticia.

Como cuando se embarca la tristeza
en una discusión sin más razón de ser
que una súbita parvada de reflejos
a un cambio en la dirección del viento
llorando por una porción de realidad.

No fue el humo lo que nos hizo daño,
ni fue el licor, ni la melancolía.
Fueron las palabras que dijimos
rodeadas por todos aquellos azulejos
que cantaban un blues en la neblina.

 

Conocerse

Este par de pajaritos en algún momento aletearon solos y la bandada los fue juntando hasta que decidieron abrirse solos. Es decir, llegaron al punto donde haberse conocido les había proporcionado el bienestar suficiente para seguir andando después pero en soledad.   En algún momento se hicieron saber el uno al otro, que habían elegido volar juntos.

 

Reconocerse y volar juntos

Casi siempre es así, el macho vuela y la hembra comienza a seguirlo, hasta que se asumen compañeros de camino, de vida, de tiempo. No se mucho de vida silvestre, pero si del amor, de la compañía y del abrazo. Por eso me alegré tanto cuando estaban pegados de la reja mostrando su curiosidad para saber qué es aquello que está del otro lado. Tal vez estaban mirando la sala y a los niños, tal vez veían que ese nido era diferente y les dio curiosidad. También a mi me dio curiosidad y asombro al verlos, tan pequeñitos y llenos de vida.

 

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Migrar

El amor y la forma de llevar la pareja hacen que estén constantemente migrando, como los humanos que siempre estamos cambiando de trabajos, de hobbies, de libros, de estilos de películas. Sensaciones nuevas que despierten en nosotros aquello que se ha quedado dormido. En algún momento me dijeron que emigrar es como irse enamorado de un sitio, y ciertamente si que lo es. Pero en el caso de los azulejos o todo tipo de pajaritos, ellos migran porque siempre buscan oportunidades de estar mejor en otros espacios, en otras latitudes.

Dos azulejos en mi ventana

Volar es un reto constante, una sola escena que se muestra repetidas veces para que lo que sea que se alcance obtenga como resultado el decir las verdades que surgen del alma. Volar es repetirse la canción de cuna mientras aún no se está dormido, pero ya casi. Como amar, uno vuela a ciegas, recorre espacios nuevos prediciendo que no será diferente al vuelo anterior hasta que si lo es. Apuntar las alas a la próxima sonrisa que te llene de espacios agradables, donde te sientes vivo y transitas ese vuelo, esa común unión entre las personas e ir y venir en círculos con el otro. Nos llenamos de sonrisas en cada vuelo, en cada vuelta y en la simple visita de dos azulejos en mi ventana.

 

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Mirih Berbin (berbinm@gmail.com) es poeta, traductora, editora, promotora cultural y docente. Magíster en Lectura y Escritura en la Universidad de Carabobo (UC). Es profesora asistente de la UC y de la UAM. Es editora adjunta de la página literaria El Diente Roto. Fue especialista de poesía en el Museo de Arte Valencia con más de cien lecturas de poesía dentro y fuera del país. Ha escrito varios artículos arbitrados sobre la enseñanza del idioma y los aportes filosóficos para la educación.

Su poesía se ha publicado en numerosas revistas, páginas y antologías. Fue columnista de la página cultural semanal del Diario La Costa entre el 2009 y 2011. Ha publicado: Mareas (2009) y Hacerme Templo (2016), e Hilos Nacientes se encuentra en imprenta. Su poesía ha sido traducida al árabe, francés, italiano, catalán e inglés.

 

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