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“Segundas Oportunidades”… Comenzaré escribiendo que los planes, por maravillosos y detallados que sean, difícilmente se cumplen. La adultez te permite entender que la relación de las personas con sus ocupaciones es una suma de posibilidades reales, preparación, esfuerzo y también el resultado de cómo se va asumiendo la vida y sus circunstancias. Es por eso que, me gustaría que nos enfoquemos en las decisiones que tomamos en nuestra adultez temprana, cuando justo cumplimos nuestra mayoría de edad o estamos a punto de, y en las decisiones que tomamos ya adentrados los treinta o tal vez un poco más. Es decir, realmente esas primeras decisiones las tomamos de manera consciente e intencional o fue más la influencia de la clara compañía de las personas que nos criaron y que siempre han querido lo mejor para nosotros. Leamos!

En una entrevista reciente el actor Gerard Butler comentó que luego de 7 años de preparación para convertirse en abogado y ya por ingresar a una firma importante en Edimburgo, al ser despedido de la misma se mudó a Londres para convertirse en actor, teniendo -años más tarde- reconocida fama y una amplia gama de películas en los géneros drama y comedia-romance. Este es un pequeño ejemplo. Pues bien, iniciemos preguntándonos la razón por la cual una persona común decide estudiar una carrera en su juventud y qué lo lleva más tarde a replantearse lo que sería su vida, que no es necesariamente lo que ha estudiado.

Cuando yo era una jovencita, vi a la mejor amiga de mi hermana mayor hacer tres carreras en un período no mayor a dos años y yo no entendía mucho su indecisión. En la tercera carrera que estaba estudiando, igual hacía cosas que había aprendido en las carreras anteriores y para mi era un hecho muy curioso, incluso gracioso de ver que una estudiante de odontología, confeccionara ropa y decorara el interior de las casas. Con los años aprendí que lo que a esta muchacha le había tomado dos años entender y transformar, a otras personas como a Butler o incluso los que me están leyendo en este momento, les ha tomado media vida o les está por llegar ese vuelco de 180 grados inesperado.

Reitero mi inquietud inicial, porque considero que los adolescentes de hace dos décadas a más, no estaban del todo tomando sus propias decisiones. Es posible que la presión social e incluso la familiar, los hayan llevado a elegir una profesión o un trabajo “estable” por encima de lo que los pudiese llenar. Hay un factor indispensable que es el hecho de que un adolescente o alguien que acaba de dejar de serlo, probablemente no sabe qué es lo que realmente quiere. Por ende, es más permeable al momento de su elección.

Lo que ha ocurrido es que, a medida que va pasando el tiempo, la persona se encuentra con situaciones que lo llevan a replantearse su estilo de vida, sus ingresos y su trabajo, hasta que se decanta la visión de los primeros años y el hombre o la mujer madura, vive de la manera que se siente cómoda o lo que eventualmente le permita las circunstancias.

No hay que ser un antropólogo para darse cuenta que las nuevas generaciones han dado un salto cuántico comparativamente hablando de sus padres, abuelos y generaciones anteriores a estas, en relación a las elecciones sobre sus ocupaciones o ingresos. Existen actualmente unas plataformas que les permiten generar ingresos por hacer actividades que las generaciones anteriores usaban como pasatiempos. Tales como: bailar, jugar, interpretar, hacer videos, evaluar prendas, entre otros. Son pagados por dar consejos sobre temas que no han estudiado, pero aparentemente al hacerlo en un ambiente agradable y si la persona tiene un aspecto que se considere atractivo, tiene una posibilidad mayor de generar en ese contenido, sustento para sí. Ahora bien, no todas las personas que se sustentan de esta manera lo hacen al cien por ciento, es decir, aquellos mayores de edad que siguen compartiendo habitación con sus padres, que tienen o tuvieron trabajos regulares, son principalmente los que adquirieron los inmuebles donde habitan, por lo que entiendo que esa estructura ha podido crear esta emergente.

Usted puede comenzar su vida adulta o estar al término de ella haciendo una u otra cosa. Lo que si es cierto es que existen giros inesperados no solo en las películas, también en nuestras vidas, que nos harán mudarnos de casa, de ciudad, de trabajo, de amores, de absolutamente todo. Basta con ver la manera como imaginariamente damos un paseo por la historia de vida de una persona y encontraremos altos y bajos interesantísimos y oportunidades donde tuvo que hacer alguna cosa porque así fue orillado u orillada a hacer, pero también atesorará los días donde se permitió ser libre y hacer lo que la apetecía, días donde fue infinitamente feliz.

 

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Segundas Oportunidades

Muchas personas nos recuerdan que tenemos en cada momento una cita con nosotros mismos, con nuestras obligaciones y ocupaciones, si, porque hay que ser juiciosos -como dirían los amigos de nuestro vecino país-, pero también debemos permitirnos hacer eso que nos grita desde adentro que hagamos, si usted quiere hacer algún tipo de arte o de ocupación que no sea convencional hágalo, porque la vida no anda preguntando al árbol si desea dar sombra, la vida sólo le permite crecer y el se va expandiendo y abre sus raíces y se hace del sonido de la brisa, a veces salen hojas, frutos y hasta flores, pero no, no sabe de la consecuencia de darle sombra a un humano. Sabe de nutrirse con lo que el suelo le da. Busquemos esas esas hojas, esos frutos y esas flores en las respuestas que nos entrega el itinerario cada día y seguramente llegaremos al otro lado del laberinto, cómplices de nuestra adultez consciente y de nuestras ganas de seguir experimentando lo bueno que nos ofrece cada día al despertar brindándonos unas segundas oportunidades.

 

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Mirih Berbin (berbinm@gmail.com) es poeta, traductora, editora, promotora cultural y docente. Magíster en Lectura y Escritura en la Universidad de Carabobo (UC). Es profesora asistente de la UC y de la UAM. Es editora adjunta de la página literaria El Diente Roto. Fue especialista de poesía en el Museo de Arte Valencia con más de cien lecturas de poesía dentro y fuera del país. Ha escrito varios artículos arbitrados sobre la enseñanza del idioma y los aportes filosóficos para la educación.

Su poesía se ha publicado en numerosas revistas, páginas y antologías. Fue columnista de la página cultural semanal del Diario La Costa entre el 2009 y 2011. Ha publicado: Mareas (2009) y Hacerme Templo (2016), e Hilos Nacientes se encuentra en imprenta. Su poesía ha sido traducida al árabe, francés, italiano, catalán e inglés.

 

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