Editorial: «MARZO», por Luis Salvador Feo La Cruz

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Marzo, mes que comprende los días de la Mujer, del Joropo, del Artesano, del Síndrome de Down, de la Poesía, del Teatro y del cumpleaños de Valencia, la de Venezuela, fue recibido por el planeta con una guerra provocada por la OTAN y Ucrania, y no rehuida por Rusia.  Este es el evento en torno al cual se tejen todas las mentiras y unas pocas verdades que difunden hoy, a través de cualquier vía, los medios de comunicación más poderosos, propiedad de los grandes capitales que controlan el mundo.

Con ingenuidad, la mayoría de los seres humanos esperamos que se imponga la paz, aunque en el fondo sabemos que quienes comandan la industria de la guerra no cesarán en su empeño de generar conflictos bélicos que les asegure la cantidad de muertes que necesitan (?).  Algún día harán que estalle el globo terráqueo, aunque, al parecer, este desenlace poco preocupa a estos líderes de la mezquindad.

Hasta hace poco, Venezuela fue el centro de todas las noticias –casi todas falsas-, fabricadas por los mismos laboratorios que, en este momento, se ensañan contra Putin y su pueblo.  Claro que, en el caso ruso, todo alcanza dimensiones extraordinariamente absurdas.  Hasta la FIFA, ente que no permite que los Estados y sus instituciones administrativas o judiciales se inmiscuyan en ninguna de las ligas de fútbol del mundo (y, si algún jugador, técnico, equipo o asociación lleva ante instancias jurisdiccionales algún conflicto relacionado con el balompié le imponen sanciones), ha decidido aplicar la ley del embudo y ha sancionado a la selección nacional de Rusia porque “invadió a Ucrania”.  Si la FIFA usara un solo rasero, ya habría suspendido por cien años a las selecciones de EE.UU. y de sus aliados por haber destruido unas cuantas decenas de países.

En lo que a nosotros respecta, la guerra contra Venezuela ha producido daños inconmensurables y activó un proceso emigratorio que tampoco puede medirse todavía.  Muchas son las secuelas: nuestras instituciones públicas recién comienzan a recuperarse; los salarios aún están muy rezagados en relación al costo que conlleva la satisfacción de las necesidades familiares; los técnicos y especialistas que no se fueron están prestando sus servicios privadamente y, por eso, en el sistema de salud, por ejemplo, el personal es cada día más escaso.

No obstante, la mejoría en las condiciones básicas comenzó a ser percibida por muchos desde el año pasado, y el nivel de optimismo en la población venezolana también creció.

Nos toca seguir remando, bregando, “inventando para no errar”, y este ejemplar que tienes en tus manos es, precisamente, una muestra del esfuerzo colectivo, de las ganas de vencer obstáculos para alcanzar una meta.

En abril, Ciudad Valencia cumplirá 10 años: te invitamos a celebrar y a seguir venciendo!

DEL MISMO AUTOR: «La FIFA y sus raseros»

 

Luis Salvador Feo La Cruz

Editorial de la publicación especial de Ciudad VLC en homenaje a Valencia, próxima a su aniversario 467.