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José David Capielo autor de la columna Del Medanal Venimos

A propósito de estarse conmemorando este día 61 años de la rebelión militar conocida como “El Porteñazo” (Puerto Cabello, 2 junio de 1962), he querido reseñar someramente su relación con el excepcional periodista paraguanero Alí Brett Martínez (Carirubana, 1922), referido por Alí Primera en una de las entrañables letras de su canto comprometido. Alí Brett Martínez fue además escritor y editor de importantes crónicas, investigaciones y trabajos literarios, en los cuales destaca su libro: “El Porteñazo. Historia de una rebelión” (1970).

“El Porteñazo” fue una rebelión militar contra el gobierno de Rómulo Betancourt, quien desde su ascenso al poder, en febrero de 1959, inició todo un desconocimiento de las reivindicaciones populares, en una clara entrega a los intereses de la oligarquía criolla y al gobierno de los EEUU. Existía en nuestro pueblo, luego de diez años de dictadura perezjimenista, la expectativa de un mejoramiento de las condiciones políticas y socioeconómicas, y la respuesta de Betancourt fue de represión en las calles a toda manifestación de reclamo. Se comienza así a gestar todo un importante movimiento de rechazo a su gobierno de distintos signos y expresiones.

La izquierda venezolana, en esa época de inicio de los años ‘60, liderada principalmente por el PCV y el MIR, se propuso junto a diversos sectores, incluido el estamento militar, intentar forzar la situación por un cambio de gobierno. Dentro de varias intentonas que se realizaron en ese trabajo en el seno del ejército, destaca esa rebelión de Puerto Cabello o “Porteñazo”, por lo cruento de ese enfrentamiento, el saldo de víctimas y todo el terror de la guerra en no más de cuatro días que duró la confrontación en dicha localidad.

“El Porteñazo” inicia con la sublevación de la Base Naval bajo la responsabilidad de los capitanes de la Marina Pedro Medina Silva, Manuel Ponte Rodríguez y Víctor Hugo Morales, quienes debían coordinar con el mando civil involucrado para garantizar la toma de la ciudad y la espera del alzamiento de otras guarniciones comprometidas en la región central del país, que pudieran lograr el objetivo de “tumbar” al gobierno.

Betancourt fue advertido de este hecho y decide aniquilar esta intentona “a sangre y fuego”, muy en la tónica de su slogan de “disparen primero y averigüen después”. Los comprometidos con el alzamiento en el resto del país no respondieron, incluido un comando de la Guardia Nacional en la misma localidad, que salió a defender al gobierno. Los insurgentes quedaron reducidos a su ámbito de acción y ello facilitó su derrota. El gobierno betancurista pudo así “aplastar” esta rebelión.

Fue un ataque gubernamental certero y bestial. Atacaron por tierra, aire y mar, con varios bombardeos y gran desplazamiento de tanques y personal de tropa (hablaron de 2.000 soldados “leales” al gobierno, otros señalan unos 4.000). Lo cierto que al darse el enfrentamiento con las fuerzas insurgentes en distintos sitios de la ciudad, el número de muertos y heridos fue elevado, hasta que lograron la rendición de los alzados. Se habla de 400 muertos, 700 heridos y al menos unos 1.000 detenidos; de los cuales 78, sindicados como responsables, fueron pasados a tribunales militares y condenados rápidamente, en juicios acelerados. Entre estos últimos estuvieron los tres capitanes de la Base Naval, condenados a 30 años de presidio.

Pedro Medina Silva (fallecido en 2012) se fugaría posteriormente y haría actividad política y clandestina por varios años. Manuel Ponte Rodríguez murió en prisión en 1964 por negligencia de las autoridades gubernamentales que le negaron la asistencia médica. Y Víctor Hugo Morales, quien estuvo 6 años detenido para luego ser expulsado del país y es el único que aún sobrevive ya con 96 años.   

Alí Brett Martínez (ABM), como corresponsal del diario “El Nacional” en Puerto Cabello, logro recoger en su libro buena parte de los acontecimientos y testimonios de participantes en esa rebelión de 1962. Luego continuaría su labor editorial con los libros, “Aquella Paraguaná” (1971), libro dedicado a su tierra natal, “El periodismo y las imprentas en Puerto Cabello” (1972), “Paraguaná en otras palabras. Historias y leyendas” (1974), “De Sutherland a Rubén el compañero” (1976), “”El Cojo Ilustrado y los escritores falconianos” (1977) y su último libro “Suriquiva mar afuera” (1978), previo a su muerte en Caracas, casualmente en junio de 1979, a los 17 años del “Porteñazo” y con apenas 56 años de edad.

El Cantor Alí Primera (1941-1985) en su producción discográfica “Cuando nombro la poesía” recoge en la letra de su canción “Paraguanera” un homenaje a ABM: “….Tocayo no se me muera /no se me muera tocayo /que están cantando los gallos /para ese pueblo que espera / vamos a darle una flor / a aquella paraguanera…” Eran los inicios de 1979, tiempos en que ABM se debatía entre la vida y la muerte, aquejado de una grave enfermedad.

ABM, más allá de su labor periodística y literaria, fue un hombre de izquierda siempre, comprometido con las mejores causas. En mis tiempos iniciales en Agronomía UCV Maracay, a inicios de los años ‘70, tuve oportunidad de conocerle circunstancialmente como corresponsal de “El Nacional” en dicha ciudad, cuando realizaba cobertura en alguna de las protestas estudiantiles que realizamos contra la reforma anti universitaria de Rafael Caldera.

 

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En lo personal he tenido presente a Puerto Cabello como lugar especial. Allí realicé acompañamiento político a un grupo de trabajadores del sector portuario por unos 8 años (hasta 1995), en tiempos de intenso activismo en la región y distintas experiencias de lucha. Igualmente allí participé junto a otros compatriotas comprometidos el 27 de noviembre de 1992, realizando agitación política desde muy temprano en sus calles, a la espera del alzamiento de la Base Naval, en lo que estimo pudo haber sido una reedición del “Porteñazo”. En esa oportunidad no se produjo la anunciada sublevación y en apariencias no pasó nada.

Recuerdo al estimado amigo porteño Orlando Aurrecochea Linares, dirigente vecinal de Parque Valencia (fallecido en 2017), participante consecuente en nuestra lucha por la adquisición de las viviendas del caso BTV, que narraba siempre su experiencia en “El Porteñazo”. Con solo 12 años de edad acompañó a su madre y demás familiares, comprometidos todos en el apoyo a los alzados. Toda una odisea para quienes asumieron ese compromiso y se mantuvieron consecuentes, pese a todas las dificultades. Todo esto es parte de nuestra historia reciente que debe ser conocida y reconocida, sobre todo por las nuevas generaciones de compatriotas.

 

 

“…ha emergido una nueva metodología de conocimiento de lo social que se apoya en la experiencia de lo vivido, en la subjetividad como forma de conocimiento, tan válido como los números, los modelos, las curvas o cualquier otro instrumento estadístico”. (Profesor Víctor Córdova. UCV, 2003)

 

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José David Capielo Valles es ingeniero agrónomo y magíster en Desarrollo Rural, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Campus Maracay. Nacido en Coro, estado Falcón, en 1949. Es docente jubilado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Núcleo Canoabo (2016). Es locutor, comunicador alternativo y colaborador de Ciudad Valencia desde 2014.

 

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