Chema Saher
José David Capielo autor de la columna Del Medanal Venimos

Una compañera de y por siempre: Miriam Isabel… Dando continuidad al tema de las heroínas, ya no de la época independentista, sino de la historia más reciente, dentro de lo que ha sido el escenario de mi ciclo vital principalmente a partir de los años ’70, brindaré un reconocimiento especial a quien ha sido no solo “Compañera de siempre”, como la he nombrado en mis notas autobiográficas, sino parte esencial de mi existencia y de la familia que construimos en estas ya casi cinco décadas de convivencia y apoyo mutuo.

Se trata de Miriam Isabel, con la he compartido distintos momentos y escenarios desde el activismo político revolucionario comprometido (1976-1995) hasta el presente, ya como adultos mayores, en medio de una sobrevivencia impuesta dentro de un país asediado y con un proyecto de cambio bastante tormentoso, más aún para quienes como “trabajadores pasivos” (o jubilados) del sector universitario dependemos de un salario y nos mantenemos asidos a una conducta revolucionaria y ética hasta el fin de nuestros días.

El encuentro con esta estimada compañera se produjo en Valencia, en marzo o abril del año 1976, cuando yo asistía desde Maracay en apoyo a las tareas políticas en esta localidad. Ella era estudiante en FACES de la Universidad de Carabobo y estaba incorporada como activista política universitaria. A partir de allí logramos iniciar una relación sentimental que se fue consolidando hasta ponernos de acuerdo en los aspectos básicos para un emparejamiento formal.

Considero que hubo una fase inicial posiblemente de muchas dudas en ambos, para terminar de conocernos y dar estabilidad a esa pretendida unión. La actividad política comprometida desarrollada por ambos (cada quien en lo que había asumido como responsabilidad) marcó la pauta y debió cada quien contribuir para que prosperara todo, en especial en esos tiempos iniciales, cuando nos correspondió estar en sitios geográficos distintos, cada quien con sus ocupaciones propias.

Luego de una etapa de activista político en Maracay, ya para finales de 1976, yo había sido trasladado a Caracas para integrarme a lo que se definió como “Coordinación Nacional de los Comités de Luchas Populares (CLP)”, que tal señalé era la estructura legal que se había asumido. Esto implicaba mayores responsabilidades y una mayor dedicación a las actividades a cumplir. La “Compañera de siempre” estuvo consecuente todo este tiempo y ambos logramos fortalecer el propósito de mantenernos juntos. Mi estadía en Caracas y la de Miriam Isabel en Valencia se mantuvo por unos tres años (hasta finales de 1979).

Posteriormente, a principios de 1980, fuimos asignados ambos a reforzar el trabajo político “legal” en Lara, con sede en Barquisimeto y alguna influencia en zonas circunvecinas. Fue otra etapa de gran actividad que permitió un auge organizativo e igualmente una mayor solidez a nuestra relación, compartiendo distintos espacios de acuerdo a las circunstancias y basado siempre en una gran solidaridad militante de mucha gente amiga y colaboradora. Miriam Isabel se incorporó a un trabajo formal en una institución donde pretendíamos crear base política, y en mi caso estuve “autorizado” para reiniciar estudios de Ingeniería Agronómica en la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado (UCLA), junto a las actividades políticas y las tareas de sobrevivencia con algún trabajo a destajo y el siempre necesario “apoyo en las masas”. Toda la etapa de 1980 a finales de 1982 fue muy positiva y se lograron combinar las tareas con nuestra relación, además de atender a nuestros familiares, de Miriam Isabel en su núcleo de origen yaracuyano y, por mi parte, a la familia en Falcón.

Luego vendría la etapa de finales de 1982 hasta finales de 1984, dos años donde todo cambió dada la marcada represión generalizada que se dio contra la Organización en todo el país. La policía política del puntofijismo adeco-copeyano realizó una labor de detección e infiltración tanto en Caracas como en otras zonas importantes del país, al punto de lograr un desmantelamiento organizativo y la detención de buena parte de los principales cuadros políticos dirigentes, además del asesinato de otros, como fue el caso emblemático de la Masacre de Cantaura. Aun cuando no hubo una represión fuerte en nuestra zona, se debió abandonar toda la actividad legal (incluidos mis estudios) y circunscribirse a tareas de apoyo logístico en forma encubierta. Allí estuvimos ambos perseverando en esta nueva situación tan delicada.

Posteriormente, entre finales de 1984 e inicios de 1987, estuvimos en Caracas cumpliendo igualmente labores de apoyo encubierto. Fue otra etapa dura cuando, para nuestro regocijo, nace nuestra hija Paz en 1985 y pudimos garantizarle sus cuidados y manutención. Luego de 1987 se decide retomar los “frentes legales” y fuimos enviados a Valencia para fortalecer el trabajo de masas en esta región. Acá nos residenciamos definitivamente y, más allá de la gran actividad política cumplida, debimos resolver múltiples necesidades, incluida la adquisición de una vivienda propia, cuestión lograda con el triunfo que obtuvimos los vecinos en la lucha del “Caso BTV” (1995-1996), en plena etapa neoliberal de Rafael Caldera. Este triunfo impidió el desalojo ya planificado contra todos nosotros y el logro de una vivienda a precio social concertado. Esta importante lucha popular la libramos junto a miles de familias en Carabobo y el resto del país.

 

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Ya para 1990 había nacido nuestro hijo David con el que cerramos el ciclo reproductivo. El esfuerzo por “levantar” una familia propia tiene el sello protagónico de la “Compañera de siempre”. Uno estuvo presente siempre y apoyó en lo que materialmente fue posible, pero el papel determinante fue de la compañera Miriam Isabel. De seguro favoreció el trabajo remunerado que ella realizó en FACES UC hasta su jubilación en 2009 e igualmente lo que pude aportar, principalmente de mi labor como profesional y docente que cumplí en la UCV y en la UNESR, pero en materia de construcción de familia los honores corresponden a la “Compañera de siempre y por siempre”.

Por eso aprovecho este mes de mayo, que coincide también con su natalicio, para expresarle públicamente mi agradecimiento eterno por este acompañamiento vital. Lo que suceda de aquí en adelante, en esta etapa complicada, por la edad, los achaques, las carencias, las contradicciones, incomprensiones u otras circunstancias adversas, para mí no cambia nada, ya que al final el cariño y el amor ilimitado sigue y seguirá siendo el mismo. FELICIDADES Y LARGA  VIDA A MIRIAM ISABEL. ¡UN FELIZ CUMPLEAÑOS Y UN TE AMARÉ POR SIEMPRE! 

 

 

“…ha emergido una nueva metodología de conocimiento de lo social que se apoya en la experiencia de lo vivido, en la subjetividad como forma de conocimiento, tan válido como los números, los modelos, las curvas o cualquier otro instrumento estadístico”. (Profesor Víctor Córdova. UCV, 2003)

 

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José David Capielo Valles es ingeniero agrónomo y magíster en Desarrollo Rural, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Campus Maracay. Nacido en Coro, estado Falcón, en 1949. Es docente jubilado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Núcleo Canoabo (2016). Es locutor, comunicador alternativo y colaborador de Ciudad Valencia desde 2014.

 

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