“Escritura del No (4): Teófilo Tortolero” por José Carlos De Nóbrega

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José Carlos De Nóbrega-opinión-Salmos y Proverbios-In Memoriam
A Niddy Calderón

 

Valga este texto como sugerencia a Marcelo y a su alter ego Enrique Vila-Matas, ello a los fines de su inclusión en una posible reedición de «Bartleby y Compañía».

Teófilo Tortolero (Valencia, la de Venezuela, 1936-Nirgua, 1990) es, a mi entender majadero, uno de nuestros más conspicuos Bartlebys o escritores del No, muy a pesar de cuatro de sus libros y cinco de sus antologías publicados en Venezuela, principalmente en Valencia-Sulaco. Tortolero es poeta conocido y valorado por una Cofradía de poetas, comentaristas y lectores que rompen la oscuridad a la que ha sido sometido por críticos y academicistas, con amor entusiasta. Quizás no tan tarde se le redescubra y revisite para beneplácito de los que crean y lean en el auténtico libro de la vida.

A tal respecto, hay no pocos indicios tocados por la paradoja y la contingencia. En primer lugar, su personalidad sufriente y no «sufridora» como pretende calificarla aún uno de sus exégetas oficiosos. Tortolero, siendo un extraño profeta en su propia tierra, decidió exiliarse en Nirgua, tomando distancia del despropósito bullanguero del medio cultural de Valencia del Rey. Se nos antoja una versión poética post-romántica de San Simeón El Estilita. Si bien no dejó de escribir y contactarse con sus amigos poetas, la actitud fue de renuncia, no sólo a cargos de poder cultural, sino en especial a la notoriedad egocéntrica que tal funcionarismo implica en la mayoría de los casos.

Luego tenemos, a excepción de sus libros publicados y auspiciados por el Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo en tiempos de Reynaldo Pérez Só y Adhely Rivero, el descuido editorial en textos muy puntuales. Por ejemplo, «La Última Tierra», poemario póstumo acreedor del Premio José Rafael Pocaterra, en su edición y reimpresión por el Gobierno de Carabobo los años 1990 y 1995. Y también «El Libro de los Cuartetos», otro libro póstumo de 1994, en el cual se coló «Pájaros Pájaros» (1972) de J. M. Villarroel París y el poema «Flores con gasas» en coautoría con Pérez Só. La curaduría editorial indolente no se queda allí, pues incluso no se publicaron dos antologías poéticas suyas en Caracas, muy a pesar de haber sido gestionadas y anunciadas.

 

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En 1982, Tortolero había ganado la Bienal Pocaterra, por vez primera, con «El Día Perdurable y Otros Poemas». Sólo que el poemario no es publicado por el Ateneo de Valencia en su momento, sino en 1991 de manera parcial en Cuadernos Cabriales. Seis años después, Ediciones Poesía de la UC le hace justicia al libro íntegro acompañado por una atinada selección de Demencia Precoz (1968), Las Drogas Silvestres (1973), 55 Poemas (1981) y La Última Tierra (1990-1995). No podemos pasar por debajo de la mesa, el número monográfico, el 115, que la revista Poesía le dedicó en junio de ese mismo año de 1997 (tuve la fortuna crítica de publicar un ensayo sobre La Última Tierra, uno de sus libros de mi preferencia).

Finalmente, como muchos escritores del No, Tortolero no ha contado con la aprobación sospechosa en la unanimidad crítica. Nos hemos topado con un concierto valorativo disonante y harto contradictorio, lo cual va desde el elogio merecido, atravesando las hablillas y denuestos gratuitos, hasta el silencio que se mueve entre la indiferencia y las intenciones inconfesables. Esto lo he comentado principalmente con los poetas Niddy Calderón, Luis Alberto Angulo y Oswaldo González Quiñones. A Dios Gracias para su mayor Gloria, valga la frase jesuita, menos mal que haya ocurrido así, pues la unanimidad crítica obedece, por lo general, a las tendencias autoritarias del mercado editorial, al canon en tanto compartimento estanco y al pulso arteriosclerótico de academias zombies. Teófilo Tortolero tiene una familia dispersa y variopinta que recoge con él y no desparrama. Ello en inigualable Amor de Colmena destilando la miel de coartadas perfectas.

 

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José Carlos De Nóbrega es un ensayista y narrador venezolano (Caracas, 1964). Licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura, de la Universidad de Carabobo (UC). Ha publicado los libros de ensayo Textos de la prisa y Sucre, una lectura posible, ambos en 1996, y Derivando a Valencia a la deriva (2006). Fue director de la revista La Tuna de Oro, editada por la UC. Forma parte de la redacción de la revista Poesía, auspiciada por la misma casa de estudios. En 2007 su blog Salmos compulsivos obtuvo el Premio Nacional del Libro a la mejor página web. En el año 2021 ganó el concurso de Ensayo de la VII Bienal Nacional de Literatura Félix Armando Núñez y el concurso de Crónica de la V Bienal Nacional de Literatura Antonio Crespo Meléndez, convocado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, por intermedio del Centro Nacional del Libro (Cenal) y la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello.

 

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