“Feliz Navidad en unión, resistencia, bienestar y paz” por Christian Farías

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Nuevamente estamos en Navidad y despedida del año “viejo” para recibir al año “nuevo” y entrar en un nuevo ciclo del infinito movimiento dinámico y dialéctico del tiempo. El tiempo que todo lo sabe, todo lo ve y lo registra como si fuera el mismo Dios y misericordioso amo de los seres humanos, del planeta y del Universo.

Se puede decir que el Tiempo, Dios y la Vida, conforman una trilogía vital y prodigiosa de la Madre Tierra, que ha sido y seguirá siendo eterna y garante de la continuidad del bucle “individuo- especie-sociedad” (como nos define Edgar Morin). Igualmente, somos parte de dos reinos imprescindibles que debemos cuidar y proteger: la Naturaleza vegetal-acuática-minera-forestal-atmosférica y la naturaleza animal. Ambas nos dan las proteínas y demás elementos nutritivos para la vida, la salud y cuerpos sanos.

Invocamos esta visión teológica-socio-histórica-ecológica, en su devenir dialéctico de lo que hemos sido, lo que hoy somos y lo que mañana seremos, desde el ejercicio juicioso de la conciencia individual y colectiva, para abrir nuevos senderos a nuestra infinita y maravillosa batalla por la unión, la resistencia, el bienestar y la paz. Es pertinente, entonces, expresar algunas ideas y consideraciones, a propósito de estos cuatro conceptos claves en nuestro presente.

 

1.- LA UNIÓN EN EL AMOR

Para valorar el sentido, la importancia y la necesidad de vivir y celebrar la vida en la unión amorosa de todas y todos en general, podemos precisar algunos escenarios muy particulares de la condición humana. En primer lugar, veamos los vínculos existentes entre los conceptos de la unión y el amor, desde la perspectiva que nos ofrece Erich Fromm en su libro El arte de amar.

El principio del amor, que este autor establece, es el de la necesidad de superar el estado de separatidad en que se encuentra el ser humano a partir de su nacimiento. Dejar de sentirnos seguros y satisfechos en el vientre de nuestras madres, genera soledad, inseguridad y miedo.

Por eso lloramos al nacer y de allí en adelante, cada vez que seamos despreciados, abandonados o estemos solos, tristes o deprimidos, lloramos porque necesitamos superar la soledad que nos genera miedo, inseguridad, temor.

A diferencia de los animales, los humanos creamos y mantenemos el acompañamiento grupal primario, es decir, la familia en torno a la madre que nos amamanta, nos cuida, nos ama y nos enseña a vivir, junto al padre, hermanos, hermanas y demás integrantes de la familia, en colectivo, en unión, en sociedad.

De manera que la familia está sustentada en el amor como una necesidad vital del ser humano que, por naturaleza, es racional, social, productivo y trascendente.

Desde esa perspectiva, Erich Fromm define el amor como la necesidad de superar la condición de separatidad (desprendimiento del sonido del corazón materno al nacer y seguidamente estar en una nueva condición de separación y soledad que nos generan miedo, depresión y angustia).

A partir de ese momento del nacimiento, la primera unión en el amor es con nuestra madre que nos pare, nos amamanta, nos cuida y protege. Luego surge la unión amorosa con el padre que nos acompaña, nos cuida y nos enseña lo necesario para compartir la vida, vale decir, la condición moral, productiva y protectora. Así nace y se desarrolla la unión primaria limitada al ámbito familiar.

Luego viene, el amor fraternal que se estable en la unión con los amigos y las amigas, sobre la base del reconocimiento, el respeto, la solidaridad, la lealtad y la conducta sustentada en los valores éticos, morales y espirituales, necesarios para estar unidos y compartir la vida social en sus diferentes formas y contenidos.

El tercer tipo de unión está dado en el amor erótico, que nace y se cultiva entre un hombre y una mujer para vivir unidos con base en la atracción erótica en un solo destino familiar, moral, ético, espiritual, productivo y bio-psico-socio-cultural. La importancia política del amor erótico consiste en que él garantiza la procreación civilizada para la continuidad de la especie, el individuo y la sociedad.

El cuarto tipo de amor se corresponde con la unión de uno mismo. No ser dual ni falso; sino auténtico y original en el cultivo y desarrollo de nuestra personalidad y la necesidad de estar unido y compartir con nuestras amistades y compatriotas o compañeros de estudio, de trabajo o de la comunidad donde vivimos.

En este tipo de amor, prevalece la valoración moral, ética, profesional o política del yo individual situado dentro del yo colectivo. En ese sentido, es necesario fortalecer también la prudencia, el respeto y reconocimiento hacia el otro y todas las personas con quienes convivimos y compartimos valores, costumbres, creencias, aspiraciones, cambios, logros, victorias, derrotas, éxitos, frustraciones, sueños, utopías, etc.

El quinto tipo de amor que nos une es el amor a Dios, que constituye la dimensión metafísica, espiritual, religiosa, fundamentada en la fe y la esperanza; en el reconocimiento del pecado, el arrepentimiento y el perdón ante el poder Supremo y Divino de Dios, de nuestros semejantes y de uno mismo para fortalecer la unión y la fuerza poderosa del Bien sobre todos los males que nos rodean y asechan.

Además de estas cinco modalidades o niveles de unidad amorosa, inherentes a las necesidades inmediatas, vitales y permanentes de la condición humana; también están la unión política en la lucha por el poder del Estado y demás instituciones públicas; la unión cultural en todas las artes, costumbres o creencias de las tradiciones nacionales, regionales y locales, clásicas o populares.

Igualmente, la unión gremial y sindical de los trabajadores y trabajadoras para defender sus derechos e intereses sociales; la unión del Poder Popular, de todas las comunidades para proteger, defender y disfrutar sus derechos consagrados en la Carta Magna de la República Bolivariana de Venezuela; la unión religiosa para fortalecer la fe, la espiritualidad y los mejores valores de la tradición eclesiástica; la unión militar de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, FANB, para garantizar la protección, defensa y seguridad de la  soberanía nacional .

Todas esas formas de unión y otras que se nos escapan, en este momento, confluyen en el nivel más elevado que corresponde a la unión nacional cívico-militar-policial-religiosa para la defensa de la soberanía, la independencia, la democracia participativa y protagónica, la capacidad de resistencia, el bienestar social y la paz de nuestra República Bolivariana de Venezuela.

 

2.- LA RESISTENCIA

El tema de la resistencia no es nuevo en nuestra historia y está estrechamente vinculado al concepto de la insurgencia. Ambos términos se cruzan y entretejen en el largo recorrido histórico social de los 510 años de dominación extranjera que hemos padecido.

Primero, la esclavitud y el yugo de la dependencia del viejo imperio español medieval durante 300 años (1492-1821) hasta que el joven Simón Bolívar expresó en voz alta y firme ¿Es que trescientos años de calma no bastan? Y ese espíritu de resistencia se convirtió en acción emancipadora, soberana y libertaria.

Pero, por desgracia, el legado del Libertador fue desviado y enterrado por las oligarquías emergentes después de la independencia. La República fue destrozada por la avaricia y la maldad; y en los inicios del siglo XX, la nueva oligarquía militar liderada por Gómez le abre las piernas de la patria al nuevo y emergente imperio de Los Estados Unidos de Norteamérica y su doctrina Monroe: “América para los americanos”.

A una distancia temporal de más de un siglo, hoy estamos nuevamente en resistencia por la defensa de la soberanía, la independencia y la libertad de nuestra patria para liberarnos definitivamente de la hegemonía del imperialismo norteamericano, hoy en pleno proceso de decadencia irreversible frente al nuevo mundo emergente, pluripolar y multicéntrico.

La patria que fundó nuestro Libertador, ha resucitado y está activa, cohesionada y en unidad cívico-militar-policial-religiosa, forjada bajo la conducción inicial de Hugo Chávez y ahora por Nicolás Maduro; mostrando su nuevo rostro, moderno y emancipador de la misma Venezuela heroica del siglo XIX, como la llamó nuestro historiador Eduardo Blanco.

De manera que, en estas navidades, le damos las gracias al Padre Creador y le decimos adiós al viejo año 2022, para recibir las nuevas buenas del año 2023, y celebrar la continuidad de nuestras luchas en resistencia firme e irreductible, en unidad, batallas y victorias.

 

3.- EL BIENESTAR SOCIAL

El ser humano, por su naturaleza tiende siempre al bienestar común, social, comunitario, junto al bienestar individual y familiar. Pero, siempre la dicotomía entre el Bien y el Mal, se ha hecho presente por las diversas razones e intereses que se imponen desde el lado pervertido y malo de la condición humana dividida entre explotados y explotadores, dominados y dominadores.

De allí nace y se desarrolla lo que Marx, en su famoso Manifiesto del partido comunista, identifica como la lucha de clases. La historia de la humanidad, nos dice Marx, desde que apareció la propiedad privada hasta hoy, ha sido, es y seguirá siendo la historia de la lucha de clases. Pobres contra ricos, explotados contra explotadores, dominantes contra dominados.

En ese contexto, el Bienestar social está asediado, saboteado y atacado permanentemente por las fuerzas criminales del capitalismo y los imperialismos de diferentes calibres. Destruir y reconstruir el estado de bienestar de los pueblos y naciones, de manera recurrente y perversa, ha sido y sigue siendo la lógica criminal del capitalismo imperialista norteamericano.

Esta realidad profunda del sistema capitalista, ha sido muy evidente desde la primera y segunda guerras mundiales, escenificadas en Europa, hasta la actual guerra de Rusia con Ucrania que, como lo ha dicho Atilio Borón, es en verdad una guerra entre Estados Unidos y Rusia, en la cual las victimas las ponen los pueblos.

Estados Unidos es la principal potencia económica, industrial, comercial, financiera, tecnológica y militar que ha dominado la dinámica de la estructura económica de Venezuela (y todas las naciones del continente Latinoamericano y caribeño), desde la extracción del petróleo hasta el movimiento monetario financiero de nuestro país, anclado al Dólar norteamericano. Tal como hoy lo padecemos con la criminal guerra económica de manipulación del valor ascendente del Dólar.

De manera que el estado de bienestar de los pueblos del mundo entero, incluyendo a Venezuela, ha estado, está y seguirá estando asediado, destruido y reconstruido recurrentemente por Estados Unidos.

En ese contexto, se ubica la guerra económica contra Venezuela, cuyo objetivo principal es destruir el estado de bienestar social del pueblo venezolano, puesto en marcha por el comandante Chávez, durante el periodo 2004-2012 cuando el precio del barril petrolero se estabilizó en la franja de 60-80 y hasta más de 100 Dólares.

En estos 9 años del mandato presidencial de Nicolás Maduro, el imperio y sus lacayos internos (opositores convictos y confesos e infiltrados camuflados de chavistas) que ocupan los cargos burocráticos de la gestión económica, financiera, industrial, social y cultural del Estado y el gobierno, se han dedicado a destruir totalmente todo lo construido por el comandante Chávez.

En ese proceso de desmontaje destructivo del legado del comandante eterno, el más sensible y de graves consecuencias, ha sido y sigue siendo el estado de bienestar social, que contiene cinco derechos básicos y fundamentales, consagrados universalmente en la Carta de la Organización de Naciones Unidas (ONU): los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.

El cumplimiento, desarrollo, efectividad y resultados de estos cinco derechos (que son como el hueso y la carne, la proteína y el carbohidrato, la educación y la salud, el empleo y el salario, la vivienda y la recreación, el buen vivir y la certeza del bienestar familiar en el presente y en el futuro), conforman las bases para la construcción total y definitiva del socialismo bolivariano del siglo XXI.

De manera que la guerra económica y social, es un ataque estratégico, puesto en marcha por el imperio y sus lacayos internos de manea camuflada, oculta, sin rostro alguno, para destruir el bienestar del pueblo y responsabilizar a Nicolás Maduro para destruirlo como líder o hijo predilecto de Chávez.

Como consecuencia de lo dicho, es pertinente que nuestras oraciones en navidad y año nuevo, además de ser por la paz del mundo y el bienestar y la felicidad de nuestras queridas y amadas familias, también lo sean por la recuperación del estado de bienestar social de todo nuestro pueblo.

 

4.- LA PAZ

Ya es suficientemente claro y de dominio público en el mundo entero, que el imperio norteamericano es el principal enemigo de la paz, necesaria y urgente para todos los pueblos y naciones del planeta Tierra.

El ser humano de hoy está cansado, frustrado y desencantado de los poderes internacionales que, lejos de alimentar y fortalecer la paz, la convivencia, la cooperación y el respeto entre las naciones y los poderes económicos y socio-culturales; por el contrario, actúan es a favor de sus propios intereses con base en las agresiones, la violencia y las guerras.

En este contexto del desarrollo del sistema capitalista global, la agenda mundial siempre está marcada por la contradicción entre la guerra o la paz del mundo.

En nuestro caso, de Venezuela y su contexto geopolítico latinoamericano y caribeño, hemos librado una gran batalla, totalmente victoriosa, por la reafirmación y permanencia de la paz eterna, como una condición vital, primaria, indispensable e indiscutible, porque la paz es nuestro estado originario y natural, interrumpido por la invasión española y europea en general.

Cuando Cristóbal Colón llegó a nuestras tierras, quedó asombrado y anonadado por la forma de vida de nuestros ancestros indígenas, sumergidos en la naturaleza, alimentándose de ella y conviviendo con sus semejantes, compartiendo los frutos, las aguas de los ríos y el mar, el aire puro y la contemplación de los cuerpos y la piel de unos y otros adornadas con el oro como mineral con valor de uso para lucir la belleza corporal y no con valor de cambio que nos lleva a dominar,  explotar, robar o asesinar a otros seres igual a nosotros.

 

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Esa paz ancestral, indígena, originaria, es la que hoy debemos reivindicar y rescatar permanentemente en nuestra praxis socio-cultural, como contrapartida de la violencia y los excesos eróticos, la dominación y la competencia, el robo, el crimen y la maldad que nos han impuesto y con la cual nos bombardean las 24 horas del día, a través de los medios de información (periódicos, radio, televisión, internet).

Durante los 23 años que ya tiene el proceso revolucionario bolivariano-chavista, hemos confrontado momentos de fuertes ofensivas criminales de violencia generalizada y destructiva.

Desde el desconocimiento de la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, CRBV, elaborada por el pueblo y aprobada por el Poder Constituyente de 1999, desde el desconocimiento público de la primera Ley de Tierras y desde el golpe de Estado del 11 de abril de 2002, hasta hoy, los enemigos de la Patria no han descansado en su vano empeño de destruir el proyecto político, histórico, bolivariano, liberador y socialista, aprobado por el pueblo y plasmado en la Carta Magna y el Plan de la Patria.

He allí los fundamentos históricos, doctrinarios, constitucionales y programáticos de nuestro proceso revolucionario, bolivariano de independencia, soberanía y libertad en la perspectiva del socialismo bolivariano del siglo XXI. En consecuencia, celebremos esta navidad y la llegada del nuevo año en UNIÓN, RESISTENCIA, BIENESTAR Y PAZ.

 

Christian Farías / Ciudad Valencia