La muerte
es algo
que sucede
a los otros.
Pero esta tarde
una ausencia
fue suficiente.
Una palabra
puede ser la última.
Y esta línea.
Harry Almela. Poemas (1983).
La idea de decir algunas palabras sobre nuestro amigo Harry Almela (Caracas, 1953-Mariara, 2017), surgió a partir de la actividad realizada el pasado domingo 24 de octubre, Los amigos leen a los amigos, en los predios de la milenaria piedra de Las Casimbas, para conmemorar el 7mo aniversario de su vuelo hacia otro cielo, donde estuvieron presentes Carlos Méndez, José Gutiérrez, Key Pinto, Joseanía Aranguren, Pablo Arana, Gil Pineda y quien suscribe.
Escribir sobre un amigo que ya no está, más allá de las diferencias político-ideológicas, es un compromiso que nos proponemos saldar, a sabiendas de que no resulta fácil resumir en unas pocas cuartillas toda la cantidad de vivencias que implican la amistad con otra persona, en este caso un personaje singular y controvertido en muchos aspectos.
Entonces, cierro bien los ojos para mirar bien adentro, realizar un viaje hacia el ayer y a través del poder evocador de las palabras traer a mi memoria algunos atisbos acerca del personaje.
Poco a poco veo cómo van apareciendo algunas imágenes difusas, desdibujadas, que se confunden con el humo del cigarrillo que sostengo entre mis manos, hasta tomar forma. A primera vista logro ver al poeta, ataviado con una franela color azafrán, sin mangas, morral terciado al hombro, calzado con sandalias negras y rostro con frondosa barba y melena leonina, de evidente apariencia descuidada, cual hippie de los `60.
Comienzo por evocar aquel encuentro fortuito a mitad de la Campo Elías, a finales de la década de los setenta, donde una breve conversa sirvió de excusa. Posteriormente, se iría conformando una dilatada amistad en nombre de la poesía.
Reiteramos que abordar al Harry Almela poeta, en honor a la amistad, es lo que nos mueve a asumir esta tarea. Sin obviar su polifacética personalidad que abarcó también la narrativa, el ensayo, la crítica literaria, la crónica y la música, en la que incursionó como cantor de temas harto conocidos del repertorio latinoamericano, conformado por autores como Serrat, Víctor Jara, León Gieco, Mercedes Sosa y Facundo Cabral.
También, destacamos que Almela sostuvo un interesante trabajo como editor, promotor cultural, colaborador del Papel Literario de El Nacional, la página Contenido de El Periodiquito de Maracay y la revista Ahora; además de coordinar talleres de literatura en Caracas, Valencia y Maracay, más su constante difusión de todo lo relacionado en el ámbito literario, a través de las redes.
De su vasta obra literaria podríamos destacar: Poemas (1983), Cantigas (1990), Muro en lo blanco (1991), Fértil miseria (1992), Frágil en el alba (1993), Una casa entre los ojos (Acerca de la poesía de Luis Alberto Crespo) (1994), El terco amor (1996), Los trabajos y las noches (1998), Como si fuera una espiga (1998), Palabra o indigencia (2000), Cuaderno de bitácora, Antología 1983-2000 (2001), Por la feraz campiña. Espacios y cultura en Aragua (2001), La patria forajida (2006), Instrucciones para armar el meccano (2006), Del dulce mal. Antología de poesía amorosa de Venezuela (2008), Fuera de tiesto, poemas de Armando Rojas Guardia (2009), Poemas selectos. Visión de la memoria, textos de Tomás Transtrômer (2009), Silva a las desventuras de la zona sórdida (2012), Contrapastoral (2014).
Recibió varios reconocimientos, entre otros, el Premio Bienal de Poesía Francisco Lazo Martí (1989), el 46 Concurso de Cuentos del diario El Nacional (1991), la Bienal de Poesía José Rafael Pocaterra (1994), la Bienal de Literatura Miguel Ramón Utrera (2004) y la Bienal de Poesía Abraham Saloum Bittar (2014).
Adentrándonos en su escritura podríamos decir que la infancia, el amor y la erudición son, entre otros, los temas predominantes, a través del poema breve, cuyo referente más cercano es Pérez Só, para lo cual se vale del recurso de la intertextualidad, en el que se denota su cualidad de buen lector de los clásicos de la literatura universal y de autores contemporáneos como Ungaretti, Borges, Cavafy, San Juan de la Cruz y Luis Alberto Crespo, a quien consideraba su maestro.
Igualmente, la actividad cultural sabatina conocida como Encuentro con la Poesía, en el Ateneo de Aragua, de la cual fue fundador, permitió compartir con las voces más representativas del escenario poético venezolano. Allí pudimos conocer personalmente, de la mano del amigo, a un número considerable de reconocidos poetas y narradores como Ramón Palomares, Armando Rojas Guardia, Santos López y Denzil Romero.
Entre las muchas anécdotas que valdría la pena compartir citamos su solidaridad con el proyecto de creación de nuestro Fondo Editorial, en 2003, orientándonos en lo concerniente a los trámites burocráticos. Cuando presentamos el primer número de la revista Casa Grande, en 2004, en el Ateneo Municipal, tuvo la gentileza de asistir y decir algunas palabras celebratorias ante los asistentes, manifestándonos su deseo de colaborar en la publicación.
En este pequeño anecdotario destacamos también su valiosa colaboración en relación a la participación en el espacio “Vuelo a lo Invisible” de los poetas de alto vuelo Rafael Cadenas, Eugenio Montejo y Luis Alberto Crespo, en la década de los noventa, cuestión que probablemente hubiese sido cuesta arriba sin su intermediación.
Destacamos que en Mariara de los poetas, libro publicado por el Fondo Editorial Diego Ibarra, en 2022, aparece una foto de nuestro personaje en pequeño formato, en compañía del camarada Juan Francia, su amigo, y otros poetas populares del municipio, ya fallecidos, junto con una selección de sus poemas en la que hace alusión a sus maestras de primaria, recreando parte de su infancia.
En Ventana de emergencia (1990), publicado por Fundarte, aparece, como objeto recurrente, utilizado en otros poemas, la ventana, esta vez como símbolo para asomarse al mundo, abrirla de par en par y escaparse, salir lejos a recorrerlo todo con esa urgencia de sentirse libre, de olvidarse del pasado y emprender algo nuevo, desconocido, cual andariego poeta:
La tierra extraña, la separación,
es la suerte del andariego.
Heráclito, fragmento 16
Ha terminado el tiempo de la separación
otro canto de sirenas me seduce.
Marcho al encuentro de la montaña
donde espera la verde rama del olivo.
Aprendo a coser el botón de mis camisas.
Conozco el sendero de la aguja,
la justa sazón en la cocina.
Con distintos nombres rondará el deseo,
La hembra de la noche mordiendo mi boca.
Gracias al olvido edificaré este mundo.
Ahora se abre
una ventana de emergencia.
Acerca del poemario Instrucciones para armar el meccano (2006), anotamos que tiende a parecer una suerte de campo minado al que es preciso recorrer atento a cada verso, debido a que se presta a diversas interpretaciones, como hemos podido corroborar luego de haber realizado un recorrido a vuelo de pájaro por las distintas páginas de las redes, donde pudimos apreciar una sesgada lectura de este libro por algunos autores, con la finalidad de endilgarle un cierto matiz a favor de determinada tendencia político-ideológica de derecha.. Caso parecido a lo ocurrido con otros poetas como Ludovico Silva y Valera Mora a los que algunos críticos han tratado, infructuosamente, de arrimar a su ideología reaccionaria con la aviesa intención de sacar algún provecho.
En otro orden de ideas, creemos que pese a haber nacido en Caracas, Harry podría ser considerado hijo ilustre de Mariara, aunque siga siendo un total desconocido por la mayoría de los lugareños o un poeta anónimo para las nuevas generaciones, cuestión lamentable y a la que sus amigos estamos llamados a solventar a través de la difusión de sus textos en las escuelas, liceos, universidades, consejos comunales, UBCH, instituciones culturales, medios alternativos y demás entes. (Esto sin omitir las otras facetas de su irreverente y controvertida personalidad que marcaron nuestra difícil y algunas veces, accidentada amistad).
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En el siguiente texto, titulado Adiós, tomado de Rostro y poesía. Poetas de la Universidad de Carabobo, de clara influencia rimbaudiana, Harry hace una remembranza de sus años en la escuela del pueblo, a través de una suerte de proyección acerca de lo que le deparará el destino en los años por venir, desde su visión de poeta, poseído por un arrebato de melancolía, incertidumbre y escepticismo:
Ya todo está perdido
Vendrá el duro viento sobre la escuela
Me iré del pueblo
Vagaré por amplios y recientes caminos
Miraré las estrellas
Intentaré descifrar
las huellas inútiles
de gaviotas en la arena
Amaré. Seguro que amaré
Sabré de tibiezas
entre sábanas en un amanecer
Probaré el licor y el cigarrillo
Buscaré en los libros
El sosiego que nunca habré de conocer
Llegaré al próximo siglo
Ya cansado de la vida
para desaparecer hastiado en la penumbra.
Algunos días después de su sorpresiva desaparición, nos atrevimos a borronear algunas majaderías de las cuales resulta oportuno transcribir las últimas líneas, para despedir al amigo:
…Aquella imagen borrosa aún se aviene a mi memoria. Deambulabas por las calles del pueblo siguiéndole los pasos a tu sombra. Tomabas nota de cada detalle, de todas esas pequeñas cosas que a nadie le importaba, para transmutarlas en tus libros de poemas. Pero… ¡Qué buena vaina nos echaste, poeta! …
Nuestros amigos se marchan lejos, se confunden con el paisaje, pero regresan. Regresan en la eterna noche de los tiempos, en las palabras que les escriben sus poetas y amigos!
(Continuará). ¡Salud, Poetas!
***
Mohamed Abí Hassan (El Tigre, 1956). Poeta, artista visual y editor independiente. Licenciado en Educación, Mención Artes Plásticas (cum laude), por la Universidad de Carabobo (UC). Ha ejercido la docencia en la UC y en la Universidad Arturo Michelena. Ha sido colaborador en las revistas Poesía y La Tuna de Oro (UC). Primer Premio II Bienal de Literatura Gustavo Pereira, Mención Poesía 2013; Primer Premio IV Bienal de Literatura José Vicente Abreu, Mención Poesía 2016; Primer Premio Concurso Nacional del II Festival 3.0 de Historias Comunales Ramón Tovar (2022).
Formó parte de la Comisión Rectoral del Encuentro Internacional de Poesía de la UC. Coordinó el Taller de Formación de Cronistas Comunales en Mariara, estado Carabobo, auspiciado por el Minci, la Revista Nacional de Cultura y el Centro Nacional de Historia. Actualmente se desempeña como facilitador de talleres de iniciación en la creación literaria, así como talleres sobre patrimonio histórico.
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