1.
«Acompáñame a la casa de Evelia esta tarde», le dije a José Rafael y me respondió que no visitaba a la burguesía merideña. «No jodas», le dije, «eso es una pendejada izquierdista mirista. Es la reina de la Facultad de Farmacia de la ULA y dicen que es muy bella; le he hablado por teléfono, pero nunca la he visto. Ya sabe que estoy en la ciudad, acabo de telefonearle y me ha pedido la visite esta tarde». «Anda entonces, yo no hablo con godos», me replicó contundente. «Bueno, eso es; me acompañas y no hablas, le diré que eres sordomudo».
2.
«Te vienes a Mérida y te quedas en mi penthouse; vivo cerca de la plaza Glorias Patrias. Bajas por la avenida Obispo Lora y justo antes de llegar a la plaza doblas a la izquierda. A la derecha no puedes, jajajaja, es la casa donde vive Dulcinea. La del viejo profesor Briceño Perozo. Doña Chela, su esposa, le alquiló una habitación con comida a tu prima. A media cuadra está mi penthouse«.
3.
«¿Eres Luis? Pasen adelante. Siéntense». «Se llama José Rafael», le dije a Evelia de espaldas a él. «Es sordomudo, lee los labios muy bien, pero no le hables tan rápido. Es un poco alocado, pero muy inteligente y buena gente».
4.
Hacia autostop en la alcabala de Barinitas cuando se detuvo un carrito, un escarabajo nuevecito. «¿A dónde va?», me dijo el conductor, un catire con fuerte acento alemán. «A Mérida», le respondí. «Móntese, pero estoy un poco apurado». «Mucho mejor, quiero llegar temprano».
5.
«¿Se toman un café o prefieren un escocés?» «Whisky, Eve, con mucho hielo y agua». Dulce no estaba en la ciudad en esos días. «Yo conocí a tu novio en el internado del Liceo San José en Los Teques; tenía un auto bellísimo, que usaba para ir a su casa en Caracas los fines de semana, además cantaba. No, no era mi amigo, era de quinto año y yo estaba en segundo».
6.
El alemán puso dos horas de Barinitas a Mérida. El carrito con un motor grande estaba además envenenado. En Santo Domingo nos detuvimos un momento para que yo vomitara. El viaje no fue como el que hice la primera vez en la camioneta de Olinto Serrano, que hasta nos bañamos en el río en pleno páramo.
7.
La conversación con Evelia fluía con naturalidad como si nos conociéramos de otras épocas. Es verdad que habíamos hablado muchas veces por teléfono. Íbamos por el tercer trago del 12 años. Eve, dándole la espalda al «Loco» para que no pudiera leer sus labios, dijo: “Qué pena con este muchacho. Afortunadamente anda contigo que le ‘traduces’ todo. Es muy interesante”.
LEE TAMBIÉN: «El Cine Bolívar de Barinitas»
8.
El piloto alemán me dejó en la Plaza Glorias Patrias y de inmediato fui a buscar el edificio que debería estar muy cerca de allí, entre las avenidas Lora y Urdaneta. No, allí no había ningún edificio. Subí una cuadra y ningún número correspondía.
9.
Cara e’ hierro, el hijo de Elena Arvelo, no pudo ya contenerse: “Interesante y bella es usted, señorita”, dijo en alta y clara voz.
Evelia saltó de su silla y gritó: “¡Habló, habló, habló!”. No pude reprimir mi risa y tampoco ella su ira: «¡Váyanse de aquí, par de sinvergüenzas!».
10.
Desesperado, me atreví a tocar en la casa con el número del supuesto edificio en donde vivía mi amigo Cara e’ hierro que me había invitado a quedarme en su apartamento. «Sí, claro, aquí vive Rubio», me dijo un oriental de Cumaná, compañero de residencia estudiantil. «Guarda tu bolso en su habitación, es la pequeñita detrás de la cocina, y espéralo, está próximo a llegar».
***
Luis Alberto Angulo [Rivas]. Nació en Barinitas, estado Barinas (VEN), en 1950. Coterráneo de los poetas Enriqueta y Alfredo Arvelo Larriva. Autor de las sumas: Antología de la casa sola (Fundarte, 1982), Fusión poética (Universidad de Carabobo, 2000), La sombra de una mano (2005), Antología del decir (2013), y Coplas de la edad ligera (2021), títulos publicadas por Monte Ávila Editores, colección Altazor. Prologa la edición en vida de la Obra poética completa de Ernesto Cardenal (Editorial Patria Grande, Buenos Aires, Arg. 2008).
Premio del IV Concurso Internacional de la revista Poesía (UC), otorgado anteriormente a: Jim Seguel, Arnaldo Acosta Bello y Eli Galindo. En Valencia, ciudad donde reside desde hace más de cincuenta años, ha sido columnista de los diarios Notitarde, El Carabobeño y Ciudad Valencia, jefe de redacción de la revista Poesía (UC) y director de las revistas Zona Tórrida (UC) y Redve (Red Nacional de Escritores de Venezuela). Ha realizado selecciones poéticas de: San Juan de la Cruz, Miguel Hernández, César Vallejo, Ernesto Cardenal, Enriqueta Arvelo Larriva, Teófilo Tortolero, Gelindo Casasola, Rómulo Aranguibel, Lubio Cardozo y Ana Enriqueta Terán.
Ciudad Valencia