«La esencia del Guaguancó»… Este título es el mismo de un tema musical escrito por el compositor puertorriqueño Catalino “Tite” Curet Alonso, cantado por su paisano Pete “El Conde” Rodríguez con la orquesta del dominicano Johnny Pacheco en 1970 e incluido en la producción “La perfecta combinación”.
Lo traigo a colación debido a que voy a referirme al Guaguancó como género musical de origen cubano, creado a finales del siglo XIX y que representa, junto al Son, uno de los pilares de la conformación de la llamada Salsa y, Salsa de la Brava. Por otra parte, mencionaré, a manera de recomendación y ejemplos, doce temas musicales cuyos nombres incluyen este término “Guaguancó”.

De lo que se conoce como el Complejo de la Rumba proviene el Guaguancó, que tiene como antecedentes al Yambú y la Columbia; de manera que asimilando elementos de ambos, el Guaguancó logró mayor difusión, aceptación y trascendencia.
Como ya dije, nació a finales del siglo XIX en los barrios suburbanos de La Habana y de Matanzas y logró conformar una expresión propia. En el aspecto rítmico, el Guaguancó es más vivo, más dinámico y rápido que su antecesor el Yambú. Su canto es más fluido, se acompaña con tres tambores –salidor, tres golpes y quinto–, un par de claves, con las que se marca el tiempo, y una cajita, tronco de caña brava, o algún tipo de madera, donde se percute de modo estable con dos cucharas.
La coreografía del Guaguancó es de gran riqueza, la cual posee un marcado contenido erótico de pantomima sexual y es bailado por una pareja –hombre y mujer- que efectúan un juego de acercamiento y alejamiento, de atracción y rechazo, el hombre persiguiendo a la mujer tratando de poseerla y ella esquivándolo. Las raíces del Guaguancó son profundas, aquí sólo estoy asomando algunos aspectos básicos.

Así como en el Blues, el Tango y el Rap, entre otros géneros, se expresan las inquietudes, crónicas sociales de los pueblos, denuncias, críticas, el amor y el desamor, en fin, también ocurre lo mismo con el Guaguancó. Algunos de los cultores de este ritmo sobre todo del siglo XX fueron Ignacio Piñeiro, Luciano “Chano” Pozo, Arsenio Rodríguez, Carlos “Patato” Valdés, Armando Peraza, Tata Güines y Virgilio Martí, entre muchos otros.
Hay una serie de canciones que son, en sí mismas, homenajes al Guaguancó. Entre tantas están “Caracas tiene su Guaguancó” (1972) en la voz de Justo Betancourt, autoría de Antar Daly y con arreglo musical del pianista cubano Javier Vázquez; otro gran temas es “Guaguancó pa´l que sabe” (1975) en la voz de Héctor Casanova con la orquesta de Johnny Pacheco, autoría de Felipe Yañez, incluida en la producción “El Maestro”.
Ricardo Ray y Bobby Cruz grabaron, en 1970, el tema “Guaguancó raro”, autoría de Justi Barreto y arreglo musical de Ricardo, incluido en la producción “Agúzate”. Del mismo Ricardo y Bobby está la canción “Guaguancó triste” (1971), autoría de Rubén Blades y arreglo musical de Ricardo.
Con la orquesta de Ray Barretto, grabó Rubén Blades un excelente tema compuesto por Tite Curet Alonso: “Vale más un Guaguancó” (1975), incluido en la producción “Barretto”. Y, continuando con el maestro Tite Curet Alonso, éste compuso el tema “Guaguancó del adiós”, uno de los mejores de su creación, interpretado por la orquesta de Roberto Roena, El Apollo Sound (1978), en la voz de Carlos Santos, con el arreglo musical del trombonista Julio “Gunda” Merced e incluido en la producción “El progreso”. La Típica ‘73 grabó el tema “Rumba y Guaguancó” (1974), autoría de M. Furo, incluido en la producción “La Típica ‘73 Vol 2”, cantado por Adalberto Santiago.
No podía faltar una orquesta como El Gran Combo de Puerto Rico y la canción “Guaguancó del Gran Combo” (1973), autoría de Justi Barreto con el arreglo musical de su director y pianista Rafael Ithier, tema incluido en la producción “En acción”. Otro tema para la historia es “Guaguancó a todos los barrios” (1979), interpretado por las Estrellas de Areíto, autoría de Pedro Aranzola, cantado por Filiberto Hernández y Miguelito Cuní.
Cierro este breve listado con el infaltable, “El Ciego Maravilloso”, el gran Arsenio Rodríguez, y el tema “Buenavista en Guaguancó”, autoría de Lucía Martínez; este tema es toda una joya con el Conjunto de Arsenio Rodríguez, uno de los músicos y compositores corresponsable de mantener la vigencia de este ritmo y quien fue la mayor referencia, al igual que Benny Moré, para los músicos, cantantes y directores de orquestas afrocaribeñas en diversas latitudes.
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A pesar de cerrar con Arsenio, no puedo dejar de mencionar a uno de sus más fieles seguidores, como lo fue el pianista Larry Harlow “El Judío Maravilloso”, quien versionó varios temas de Arsenio incluyendo el ya mencionado “Buenavista en Guaguancó” (1975), en la voz de Junior González, una versión bien lograda.
Así que el Guaguancó mantiene su esencia aunque se hable muy poco de él, seguirá siendo esa crónica musical de los pueblos, de los barrios, de la calle, las esquinas, en fin, de la vida misma.
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Ramón Emilio Toro Martínez (Caracas-Venezuela, 1966) es licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura, de la Universidad de Carabobo (UC) en 1993. Es también Productor Nacional Independiente y locutor con experiencia en el desarrollo de programas radiales sobre música afrocaribeña en la ciudad de Valencia, estado Carabobo: Ciento por ciento Natural, por Lago 91.5 FM; Letras y Notas, por Salsera 96.3 FM, y Óyelo que te conviene, por RNV Región Central 90.5 FM. Es autor del libro «Letras y Notas sobre la Música del Caribe» (2020), presentado en la FILVEN Caracas 2020 (Casona Cultural Aquiles Nazoa) como el único proyecto editorial independiente de ese año.
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