«La vieja casa de mis recuerdos» por Carlos Delgado Niño

La espaciosa sala de la vieja casona de la Calle Rondón, donde transcurre mi infancia, ocupa un área similar a la de los modernos apartamentos, ya que mide de largo más de diez metros por seis de ancho.

Allí tuvieron lugar, a mediados del siglo 19, los grandes saraos del Coronel Guillermo Ashdown Brün, oficial de su Majestad Isabel de Inglaterra, llegado a tierra Valenciana al formar filas en la Legión Británica, comandada por el temerario Coronel Jhonn Farriar.

Ashdown, después de la Batalla de Carabobo, contrajo nupcias con una hermosa damita valenciana de recio abolengo: Mercedes María Malpica y durante años vivieron en casa de los abuelos, una hermosa mansión rodeada de jardines, con escaleras de mármol, que se mantuvieron así hasta mediados de los años 20.

Cuando la conocí, ya había perdido el encanto que describía mi abuelita Carolina y había sido rodeada de altas paredes que la convirtieron en establecimiento comercial. Allí se establecieron los hermanos Prieto, con su gran tienda «El Pabellón Rojo».

Su ubicación es en el cruce de Constitución con calle Páez. Es a mediados del siglo 19 cuando el coronel, ya entrado en años, decide construir lo que sería la casa de todos nosotros, la casa de las «Astones», donde se levantaron Carlos Guillermo y Mercedes Ashdown Malpica, únicos hijos del Coronel que fuera un día abanderado de la «Legión Británica».

Su nombre está grabado en una arista de la base de «El Monolito». Los «haberes militares» del Coronel, incluían un extenso fundo, entre «El Naipe» y «Taguanes» con piezas de caza y frutales.

En una de esas visitas al fundo de su señor padre, el joven capitán Carlos Ashdown, se prendó de una joven rubia de ojos azules, Carolina Delgado y Martell mezcla de canario con francesa.

Allí nos criamos todos, alternando con permanencias frecuentes, donde el bisabuelo Delgado en la vecina población de Tinaquillo.

Fallecido Carlos Ashdown, queda en la casa la tía Mercedes Ashdown Malpica, soltera, longeva, fallecida a comienzos de la década de los treinta, frisando los noventa años. Al fallecer el abuelo Ashdown, mi abuela Carolina, todavía muy joven por haberse casado de catorce años, se muda con dos de sus hijos a la casa de su padre Domingo Delgado y allí conoce a un joven director de Correos: Eraclio Niño, con quien se casa, procreando dos niños.

En los primeros cinco años del matrimonio, fallece el Tachirense Niño y poco tiempo después el bisabuelo Domingo, por lo que la casa de Tinaquillo es alquilada y la familia se traslada a la vieja casa de las Astones, donde permanece como «jefe de casa» la mayor de la Ashdown…!

Mi «mamá» Carmen Alecia y la tía Carolina, o «Minina», casaron con Eloy y Francisco Pérez Olmos, nativos de Turmero, es decir, que eran dos hermanas, casadas con dos hermanos muy trabajadores, dedicados a la cría de ganado vacuno y caballar, pero muy aficionados a la «bebida», lo que les hizo abandonar el hogar.

"La vieja casa de mis recuerdos"

A menudo encontraba a mi padrino Francisco en el bar de Bartolo:

– Padrino, que Minina lo está esperando..!

– Dígale que ya voy, que estoy en el plano espiritual!

Al llegar a casa…

– Cómo es eso de que estabas en el plano espiritual?

– Yo creo que estaba rezando Minina, porque casi llegaba al suelo…! todo mancornado…!

– Shhh…! Shhh…! No se meta, ahijado, no se meta!

-«Bueno, padrino, pero es que usted me dijo que estaba en el plano espiritual y así mismo se lo dije a Minina .. !

– Pero es que usted, ahijado, es muy entrépito… y además no sabe interpretar las metáforas! quise decir que estaba, (jip!) que estaba…»conversando con los espíritus..!

– Yo no sabía que los espíritus eran como las hormigas o las cucarachas … que se arrastran por el suelo.!»

 

La discusión terminaba allí, porque ya el padrino Francisco estaba dormido en el sillón, cosa que Minina aprovechaba para vaciar sus bolsillos, donde apenas si había un puñado de «chivas», o sea «centavitos».

En la sala, por espaciosa, improvisábamos espectáculos de Teatro donde tomábamos parte los muchachos de la casa y nuestros amigos, José Antonio y José Domingo Cordido, Gustavo, Gracielita y Simón Núñez, Reynaldo Jiménez Malpica, Mundito González, Alida Rodríguez, Ligia Martínez, excelente actriz y cantante … hoy en día laureada poetiza y escritora, autora de renombre en tierra portugueseña.

Como apuntador, Raúl el menor de los Albert .. !

 

Por las noches, Armando Acosta, un amigo del cual no tuve más noticias, traía a la gran sala de espectáculos varias películas de Charlie Chaplin y Laurel Hardy, que proyectábamos sobre la blanca pared, con un proyector Pathé Baby de 8 milímetros…!

Los fines de semana, colocábamos un «cartelón» en la esquina del «Cañón Rayado» anunciando el estreno de la semana.

Valor de la entrada, una locha!.. Compitiendo con los salones de cinematografía que cobraban un bolívar… ocho veces más!

Combinábamos las «películas» con la función de variedades, donde actuaba, bajo la dirección de Ligia Martínez y Vicentico Pérez Ashdown, el grupo de teatro y «comedias de los hermanitos Albert, Gracielita, Raúl y Antonio José o cariñosamente: «Totoíto»..!

Una vieja victrola que me había regalado don Paco Zerpa Malpica y que el amigo Armando Acosta hizo funcionar, nos daba ambiente musical. Al compás de un pasodoble, danzaban las bailarinas del pequeño «Follies Bergiere» de Las Cocuicitas…!

De vez en cuando, se repartía guarapo de pina entre los asistentes en el «intermedio» y el negro Carlos Pérez, aprovechaba para vender maní, galletas y caramelos.

Qué de recuerdos nos trae esa vieja casona de las Astones, donde transcurrieron aquellos años dorados de la infancia y donde fiestas y conciertos encontraban lugar ideal.

De madrugada, me parecía escuchar el eco de pisadas, tintinear de sables, de aquella época en la cual, el coronel Guillermo Ashdown Brünn y su concuñado el General Santiago Mariño, habrían compartido la dicha de estar desposados con dos hermanas Malpica, Mercedes María y Ana Teresa y brindando con los ricos vinos de Francia, España y Portugal, preferidos de la gente valenciana.

Tal vez en sueños, tuve alguna vez la sensación, de escuchar el chás-chás acompasado de alguna bestia, arrastrando por la empedrada calle que daba al río, algún antiguo coche donde alguna pareja cuchicheaba sus cuitas amorosas…!

 

"La vieja casa de mis recuerdos"
Parada del Tranvía en la calle Cantaura

 

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Carlos Delgado Niño nació en Valencia el 2 de septiembre de 1928, locutor, publicista, radiodifusor y periodista. Fue profesor de teatro, docente cultural, humorista, actor, escritor, cronista, libretista, poeta, cantautor y compositor.

Estuvo siempre ligado con el mundo del espectáculo en la ciudad siendo organizador del «1er Festival de la voz y la canción juvenil» en el año 1973 y «Valencia le canta a Valencia» en 1996.

Fue también director de varias estaciones de radio, productor radial y escritor de programas radiales cortos, novelados, y noticieros entre otros. Co-fundador de la Escuela de Teatro José Antonio Páez en Guanare, Portuguesa, y miembro de la Asociación de Escritores de Carabobo.

Falleció el 17 de noviembre del 2012, en su vivienda, rodeado del cariño de sus familiares y amistades más cercanas.

 

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