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En los dos escritos anteriores sobre este tema, nos referimos a una serie de acontecimientos que han sido determinantes y trascendentales para el proceso de la revolución bolivariana durante el periodo 1999-2023, dentro del cual ubicamos lo que hemos denominado Los Tres Tiempos Históricos del presidente Nicolás Maduro, en virtud de sus efectos trascendentes y determinantes en el contexto de la confrontación sistémica entre las fuerzas de la revolución popular bolivariana y las fuerzas contrarrevolucionarias del imperialismo norteamericano y sus lacayos internos.

En la primera parte, expusimos el primer tiempo histórico del presidente Nicolás, que abarca desde el momento en que se unió a Chávez, cuando Chávez estaba encarcelado después de la rebelión militar del 4 de febrero de 1992. hasta la despedida del comandante hacia la eternidad, en marzo de 2012.

El segundo tiempo histórico, corresponde a sus dos gestiones presidenciales, siendo la primera (2012-2018) muy difícil, compleja, dura y extraordinariamente tensa, al borde del estallido de la guerra civil, como lo quería imponer el imperio norteamericano, de acuerdo con su estrategia de liquidación y destrucción total del emergente proceso de la revolución bolivariana.

Sin embargo, la ofensiva golpista y guerrerista del imperio y sus lacayos internos fue derrotada totalmente, gracias al Poder Popular y la unidad cívico-militar-policial-religiosa; constituida, cohesionada y blindada totalmente bajo el liderazgo del presidente Nicolás Maduro.

A partir de esa derrota estratégica de la oposición interna y de su amo imperial, hemos logrado preservar la Paz necesaria y todo el sistema de la Democracia Participativa y Protagónica, sustentada en la Carta Magna de la República y la unidad nacional para la defensa integral de la nación, por encima de las diferencias políticas y todas las adversidades, sean del tamaño que sean.

Es importante destacar las diferencias tácticas y estratégicas entre los dos últimos periodos de la Asamblea Nacional. Primero, el periodo de 2015-2020, en manos de la oposición apátrida que, lejos de legislar para el bienestar de la República, se dedicó a conspirar contra la legitimidad del presidente Nicolás Maduro, terminando en su propia ruina y derrota política, moral, ética y orgánica.

En cambio, la nueva y actual Asamblea Nacional del periodo 2020-2025, electa constitucionalmente por nuestro pueblo, ha recuperado su estatus político, moral y ético, como el segundo poder constitucional del Estado venezolano, garante y participe de la unidad nacional, el respeto constitucional y la paz necesaria para el bienestar del pueblo y la dignidad de la República.

Es indudable, que esta diferencia, clara y plena como la luna llena, revela la existencia de dos posturas históricas radicalmente contrarias, De un lado, la estrategia criminal de la hambruna destructiva contra el pueblo y la nación venezolana, puesta en marcha por el imperio gringo a través de sus lacayos. Afortunadamente, ese ataque bestial fue derrotado totalmente por la vía del voto popular, libre y soberano.

Por otro lado, la estrategia constructiva, participativa y protagónica, libre y soberana, de todo nuestro pueblo, se ha fortalecido orgánicamente y hoy se prepara para relegitimar el liderazgo y la constitucionalidad del proceso revolucionario bolivariano que dirige con total inteligencia y eficacia táctica y estratégica, nuestro presidente Nicolás Maduro y el equipo político que lo acompaña desde el poder Ejecutivo, la Asamblea Nacional y los otros tres poderes del Estado venezolano.

Es necesario destacar que hemos logrado derrotar totalmente las fuerzas de la oposición apátrida, lacaya y piti-yanki; con las fuerzas patrióticas, revolucionarias, bolivarianas y chavistas de nuestro pueblo organizado y unido bajo la conducción de Nicolás Maduro.

Pero, más aún, hemos logrado iniciar con pies firmes y ligeros, la recuperación y reconstrucción de la estructura económica socio-productiva del país, bajo un nuevo enfoque estructural y sistémico, que nuestro presidente ha bautizado con el nombre de Los 18 Motores Productivos del nuevo sistema económico independiente de nuestro país.

Con ellos se dio inicio a un nuevo ciclo histórico de desarrollo, recuperación y diversificación económica, para reestablecer el Estado de Bienestar Social de nuestro pueblo y del país en general, tal como lo estable nuestra Carta Magna y como lo inició en su momento, el comandante Chávez con base en la estabilización del precio del petróleo.

Es necesario recordar siempre y no olvidar nunca, que inmediatamente después de la muerte del comandante Chávez, los enemigos externos e internos, lanzaron su guerra económica contra el Estado y el pueblo venezolano. Tumbaron el precio del petróleo casi a cero e impusieron el boicot comercial en el contexto de la guerra económica, bestial y destructiva contra nuestro pueblo.

En definitiva, el imperio puso en marcha su ofensiva criminal, imponiéndonos más de 900 medidas coercitivas de la guerra económica, financiera, diplomática, social, cultural y política. El imperio necesita y pretende destruir la República Bolivariana de Venezuela. Hundirnos en la ruina total, llenarnos de hambruna, pobreza, miseria, enfermedades, angustia, desesperación, anarquía, locura, criminalidad, perversidad, etc.

Todo eso lo inició y lo pudo imponer el imperio, sencillamente, porque la vieja estructura económica del país estaba sustentada básicamente en la renta petrolera. Nuestro bienestar social (salario, vivienda, educación, salud, recreación, cultura, etc), dependía totalmente de la renta petrolera administrada por el gobierno nacional.

Recordemos que en el marco de esa guerra no convencional; pero, sí criminal, el principal ataque contra nuestro pueblo y el presidente Nicolás, fue el boicot económico y la reducción del precio del barril de petróleo; de la franja 80-100 dólares y más, durante el tiempo de Chávez; a niveles muy bajos, tal como se indica en la siguiente cita:

 

Desde el año 2003 hasta ahora, 140,73 $ ha sido el precio más alto al que ha cotizado el barril de crudo, el 3 de julio de 2008, mientras que el 22 de abril de 2020, cotizaba en los 12,22 $ que fue su precio mínimo en este periodo.
La cesta de la OPEP es un promedio de los precios de los petróleos producidos por los países miembros de la OPEP y se utiliza como punto de referencia para los precios del petróleo.
La OPEP es la Organización de Países Exportadores de Petróleo, coordina las políticas petroleras de sus países miembros para influir en el mercado petrolero internacional. Los países miembros de la OPEP son: Argelia, Angola, Ecuador, Gabón, Iraq, Irán, Qatar, Kuwait, Libia, Nigeria, Arabia Saudita, Venezuela y los Emiratos Árabes Unidos. (Ver: https://datosmacro.expansion.com/materias-primas/opec).

 

He allí un dato que nos permite entender la diferencia entre la capacidad económica del Estado venezolano con una renta petrolera sustentada en 140,73 Dólares el barril, durante el tiempo de Chávez, a partir del año 2003; y una renta disminuida a 12, 22 Dólares el barril, durante el tiempo de Maduro (año 2020).

Esa diferencia de 128 dólares por barril con una producción diaria, igualmente muy reducida, inhabilitó casi mortalmente la capacidad económica-financiera y monetaria del Estado venezolano, para atender las necesidades del pueblo y garantizar la continuidad del estado de bienestar social, puesto en marcha por el comandante Chávez.

Esa gigantesca diferencia rentista, es lo que expresa con angustia y temple de acero, nuestro presidente Nicolás Maduro cuando nos dice: “Estamos haciendo de tripas, corazones”.

Los infiltrados quinta columna, dentro del chavismo, pusieron en marcha dos consignas, moralmente venenosas: una decía: “Con Chávez muerto, se acabó la revolución”; y la otra proclamaba “Maduro no es Chávez”. El objetivo era desconcertar, desmoralizar, confundir y ahogar la nueva conciencia emergente, bolivariana y chavista, de nuestro pueblo.

Ambas consignas fueron derrotadas por la extraordinaria praxis estratégica y revolucionaria, desarrollada por el presidente Nicolás, con el apoyo coherente y cohesionado del verdadero pueblo chavista, convertido en el Sujeto Histórico de la unidad cívico-militar-policial-religiosa.

El tiempo transcurrido, ha puesto en evidencia dos realidades de la nueva historia de la República Bolivariana de Venezuela.

La primera, indica que el viejo modelo económico rentista, sustentado en la sola riqueza petrolera y dependiente tecnológicamente de Los Estados Unidos de Norteamérica, colapsó y ya no nos sirve, porque demostró ser ineficaz e impotente para enfrentar y repeler los ataques mortales de la guerra económica, puesta en marcha por los enemigos de la patria.

La segunda realidad es la puesta en marcha del nuevo modelo económico socio-productivo, sustentado en los 18 motores que representan y responden a las 18 áreas del desarrollo económico; indispensables para la reconstrucción de todo el sistema económico de la nueva Venezuela potencia, independiente, libre y soberana, con base en los objetivos históricos del Plan de la Patria.

Tal como van los acontecimientos de la crisis económica a la que fuimos sometidos, es indudable que nuestro país marcha rumbo hacia una nueva etapa histórica, sustentada material y económicamente, en esos 18 motores para el desarrollo económico y la recuperación total, absoluta y sistémica del ESTADO DE BIENESTAR SOCIAL PARA LA SEGURIDAD Y DESARROLLO DE TODO NUESTRO PUEBLO Y NUESTRA AMADA PATRIA, VENEZUELA.

De hecho, ya los organismos competentes, nacionales e internacionales, han dado sus pronósticos muy positivos y optimistas, sobre el crecimiento del desarrollo económico de nuestra nación. Por ejemplo, en el contexto del desarrollo económico de América Latina y el Caribe, el Banco Mundial ha publicado que “Se prevé que el crecimiento aumentará al 2,3 % en 2024 y al 2,5 % en 2025” (Ver: https://www.bancomundial.org/es/publication/global).

Sin embargo, todavía no podemos cantar victoria total y definitiva, hasta tanto la producción de todos los bienes necesarios para el consumo de todo el pueblo y el desarrollo económico, financiero, tecnológico, agroindustrial de todo el país, se consolide y sea realmente autosustentable, soberano e independiente, desde la producción petrolera hasta la producción total de todos los bienes necesarios para la vida de nuestro pueblo, tanto en el campo como en la ciudad.

Ubicados en ese amplio y complejo contexto histórico social, nos atrevemos a decir que hemos llegado y estamos en un nuevo momento trascendental y definitivo, del proceso revolucionario bolivariano, más exigente y trascendente, en virtud de que ahora nuestro pueblo es EL SUJETO HISTÓRICO, responsable directo de las victorias logradas y los nuevos retos para consolidar nuestra independencia y soberanía económica como requisito indispensable para reconstruir y consolidar el estado de BIENESTAR SOCIAL DE TODO EL PUEBLO.

Sin esa condición histórica, jamás habrá igualdad y bienestar social. Recordemos que después de la independencia política y militar de 1821, lograda con el liderazgo del padre Libertador Simón Bolívar y las fuerzas militares con mandos propios bajo su conducción táctica y estratégica; pero, no había UN SUJETO HISTÓRICO. En consecuencia, sobrevinieron las intrigas, las divisiones, la traición y las frustraciones.

Ahora, esa mala experiencia del pasado no debe ni puede repetirse, porque hoy tenemos un pueblo más preparado, más consciente de su propia historia, más y mucho mejor organizado que antes, más empoderado del ejercicio político, con más conciencia revolucionaria, liberadora y socialista.

Esa nueva conciencia histórica, existe y ha estado viva y activa en los momentos estelares de esta nueva era política-social, iniciada con el histórico Caracazo (1989) y seguida de una cadena histórica que se mantiene viva y activa: la rebelión patriótica del 4F (1992), la primera victoria política electoral de Chávez (1998), el golpe del 11 y el contragolpe del 13 de abril (2002), la partida física del comandante eterno y el ascenso presidencial de Nicolás Maduro (2012) que ha consolidado el proceso revolucionario como fuerza histórica indestructible durante todo este periodo de 2013-2024.

Esos son los indicadores claves de nuestra nueva era histórica. Hoy somos un pueblo activo y convertido en sujeto histórico de la nueva patria libre, soberana e independiente, que estamos construyendo, venciendo dificultades y toda la guerra imperialista norteamericana que no cesa de hostigarnos porque quiere y necesita destruirnos.

Pero, ese imperio, ya decadente y totalmente podrido en su moral y su ética, no ha podido ni podrá lograr su maléfico plan. Nada ni nadie nos podrá destruir y borrar nuestra nueva historia y mucho menos truncarla, desviarla o derrotarla; sencillamente, porque está y seguirá estando siempre protegida por el mismo y propio pueblo que la estamos construyendo. He allí la grandeza y la trascendencia del pueblo convertido en el SUJETO HISTÓRICO DE SU PROPIO DESTINO como nación libre, independiente y soberana.

 

Hacia el tercer momento histórico del presidente Maduro

A partir de estas consideraciones, nuestro actual presidente debe seguir en el palacio de Miraflores; y para lograr eso, debemos reelegirlo en la venidera elección presidencial. Con ello, entraríamos de lleno y con mayor fuerza en el tercer momento histórico de su extraordinaria gestión, como continuador del nuevo modelo de liderazgo, puesto en marcha por el gigante Hugo Chávez.

No se pueden negar los pasos que ha venido dando nuestro Jefe de Estado, hacia la nueva era del proceso revolucionario bolivariano. En tal sentido, es necesario señalar la validez de las líneas históricas que ha puesto en marcha para lo estratégico y lo táctico; la política internacional y regional; en lo económico, lo social, lo cultural, lo educativo; en la reactivación y fortalecimiento del poder popular comunitario y la unión cívico-militar-popular-religiosa.

Estamos en el año electoral del nuevo jefe de Miraflores. Para nosotros, ese nuevo presidente que debemos elegir, será el mismo Nicolás Maduro. No hay ni habrá otra opción presidencial, sencillamente porque no hay ningún otro líder, dirigente o jefe político de la misma talla política, moral y ética, ni de la misma capacidad estratégica y táctica para construir victorias, acumular fuerzas y derrotar al imperio agresor, criminal, decadente y perverso.

Hoy, está más claro que nunca antes, la estatura de estadista que ha alcanzado Nicolás Maduro; batallando como el gran gladiador de LA PAZ DE VENEZUELA, DE AMÉRICA Y DEL MUNDO, para lograr “Hacer humana la humanidad” como lo dice nuestro Cantor Mayor, Alí Primera.

Hoy, nuestro presidente es la referencia política, moral y ética más sobresaliente de América Latina y el Caribe, junto a dirigentes dignos y amados por los pueblos de Nuestra América; como, por ejemplo, Lula Da Silva en Brasil y Gustavo Petro en Colombia. Cabe destacar que desde el liderazgo martirizado de Salvador Allende (1973) hasta hoy, la estrategia de la paz se ha fortalecido, abriendo las sendas de cada pueblo para la realización de su propia gesta liberadora y socialista.

De manera que, en este tercer momento histórico del proceso revolucionario bolivariano liderado por Nicolás Maduro, se puede decir que las condiciones objetivas y subjetivas están en su mejor momento. En consecuencia, es necesario y vital profundizar el desarrollo de nuestro proceso revolucionario, con suficiente audacia en la concepción y suprema prudencia en la ejecución.

Ubicado en esa perspectiva, el pasado 15 de enero de 2024, el presidente Nicolás le propuso a la nación y a su pueblo, el plan de las 7T (las siete transformaciones históricas necesarias), para “la recuperación integral de Venezuela” y la consolidación total y absoluta del proceso revolucionario bolivariano-chavista. Tal como se ha expuesto a través de los medios:

 

Durante la transmisión del Mensaje Anual de la Nación y Rendición de la Memoria y Cuenta 2023, el Jefe de Estado resaltó que el nuevo plan de trabajo «es lo que necesita Venezuela para lograr en el 2030 ser un país próspero, recuperado».
Seguidamente, explicó que el plan deriva de los cinco consensos y grandes objetivos del Plan de la Patria, priorizando el área económica: «Vamos a modernizar todos los métodos y las técnicas de producción de riquezas nacionales, para consolidar la diversificación económica de cara a un nuevo modelo exportador».
Asimismo, apuntó: «Los grandes cambios que necesita Venezuela están en la economía». Respecto a la segunda transformación busca garantizar la independencia plena, «actualizar y expandir la doctrina bolivariana en sus dimensiones política, científica, cultural, educativa y tecnológica».«Tiene que venir el desarrollo educativo, una nueva Venezuela en la ciencia, en la tecnología, en la cultura», detalló. (ver: www.sunaval.gob.ve/2024/01/16/ presentan-7-lineas-estrategicas-para-la-construccion-de-una-nacion-prospera-en-el-2030/:) 
Durante su discurso, en el mensaje anual a la nación, Maduro explicó que este plan de las 7 T es la evolución de las 3R.Nets y se trata de 7 transformaciones, 7 metas, para los 7 años futuros rumbo al año 2030. “Las 7T son las siguientes: Modernizar la economía, Independencia plena, Paz, seguridad e integridad territorial, Social, Política, Ecología y Geopolítica”,
(Ver: www.cebm.gob.ve/2024/01/18/presidente-maduro-presento-plan-7t ).

 

Es importante señalar que toda esta propuesta de los siete motores para la transformación económica del país, tiene su fundamento doctrinario, táctico y estratégico, en el Plan de la Patria, la CRBV y la doctrina de la unidad cívico-militar-policial de nuestro país.

Estos tres pilares fundamentales del proyecto original, macro-histórico, elaborado y puesto en desarrollo por el comandante Chávez, antes de su partida física, siguen plenamente vigentes. De manera que, el presidente Nicolás Maduro no está inventando nada extraño ni desconociendo o traicionando el proyecto original, heredado del comandante Hugo Chávez.

 

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Sobre estas bases bien claras y fundamentales, tácticas y estratégicas, no hay ni puede haber dudas. Nuestro pueblo elegirá de nuevo a Nicolas Maduro como Presidente de la República. Superaremos la crisis económica que afecta el bienestar social y el país se enrumbará hacia su propio destino con un pueblo protagonista de su propia historia.

Después de más de veinticinco años de liderazgo revolucionario con base en su lealtad a toda prueba, hacia el legado de Chávez y las expectativas del pueblo, no hay ni debe haber dudas de la lealtad total de Nicolás Maduro hacia la patria y su pueblo.

Vamos, sin dudas ni pesimismo alguno, hacia adelante con Nicolás, acompañándolo en su tercer tiempo histórico (2024-2030) para la consolidación y continuidad histórica del proyecto original de Chávez y de la patria toda: LA INDEPENDENCIA NACIONAL Y EL SOCIALISMO BOLIVARIANO DEL SIGLO XXI.

 

Christian Farías / Ciudad valencia