Sábado: «Cien de Trilce», por Luis Alberto Angulo

0
215

CIEN DE TRILCE

 

A la memoria de José Manuel Castañón

 

“Si algo destaca la poesía de César Vallejo es su autenticidad, su acento americano y universal. La fuerza de su palabra, mestiza y liberada, pareciera emerger del sufrimiento mismo de un conglomerado sometido y colonizado. Entre las voces imprescindibles del continente,  la suya siempre estará presente no solo para los peruanos, sino también para los pueblos que ansían su propia liberación.”

 

1

El treinta por ciento de los lectores de la columna Sábado compartió de manera activa el párrafo anterior, pero hizo alusión a elementos imprescindibles en una selección poética comentada de César Vallejo, publicada en CV la semana pasada.

 

2

A todos les concedo razón. Ciertamente Pedro Téllez, ensayista literario y político, nacido en Valencia, acierta en su comentario en cuanto a que: “Un homenaje a Vallejo en este momento también lo es a Pedro Castillo”, el Presidente electo de la república peruana, recientemente depuesto por un golpe de estado reaccionario. En verdad, un homenaje a Vallejo lo es a la gran poesía latinoamericana del siglo veinte.

 

3

Las manifestaciones populares en Perú y el asesinato de ocho manifestantes esta semana, dan fe de un vallejiano sentir, el de una poesía viva y actuante más allá del lirismo o la pura especialización de la palabra. La convicción de Vallejo, acerca de que una nueva poesía solo es posible en el contexto de una nueva sensibilidad, pasa por aquí. La enorme movilización de cholos, indígenas y pueblo en general, le ha torcido el brazo a la injusticia; no obstante, aún es temprano para saber qué pasará.

 

4

El poeta William Osuna al indicarnos una errata en el texto, nos señaló que además de los 130 años del nacimiento de Vallejo, hay que insistir en el Centenario de su libro Trilce, publicado en octubre de 1922 en Perú. Los 130 años del nacimiento de Vallejo y el centenario de TRILCE se conmemoran de una manera especial e inusitada. Mientras la fanatizada multitud futbolística del mundial acalla cualquier otro ruido, el gemir sufriente de los pueblos continúa.

 

5

El año 22 del pasado siglo veinte es una fecha muy significativa para el canon literario occidental recogido por el crítico Harold Bloom, y señalada antes por el poeta cubano Roberto Fernández Retamar (“Para leer a Vallejo”, 1967), como el momento del aparecimiento de tres grandes obras: Ulises de J. Joyce, Tierra baldía de T.S. Eliot, y Trilce de C. Vallejo.

 

6

Dice Roberto Fernández Retamar: “La importancia de este libro para la poesía en lengua española no es menor que la que tiene para la inglesa la de Eliot, para la francesa el movimiento surrealista…”

 

7

El escritor poblano Alberto Peralta  me indica la ausencia de textos de los libros póstumos de Vallejo.  Es verdad y lo siento  porque, además, esta poesía corresponde a parte de la obra del peruano que me llega más profundo desde hace algunos años.  En descargo digo que en esa mínima selección solo he intentado buscar nuevos lectores y no forzar el espacio de la columna. Se supone que en general la lectura rápida se impone. Sin embargo, he intentado pensar un poco sobre esto, con los elementos de lector apasionado de su obra, a la manera del español José Manuel Castañón, iniciador en mi adolescencia de esa lectura atenta plena de emoción.

 

8

Pienso que en la poesía de Vallejo hay tres etapas bien definidas. La primera corresponde a su primer libro, “Los heraldos negros”, publicado en 1918, cuando el poeta peruano tiene 26 años, su obra más conocida. La segunda etapa corresponde a la publicación de TRILCE cuatro años más tarde, editado hace hace cien años, y considerado por la crítica como aporte fundamental de Vallejo a la poesía. La tercera etapa es recogida en su obra poética publicada póstumamente: Poemas humanos,  y España, aparta de mí este cáliz.

 

9

En su libro Los heraldos negros Vallejo se revela como el gran poeta que siempre fue. Allí impone “el acento vallejiano”, inconfundible, que impregna toda su obra más allá de un  determinado estilo literario.  Casi todos sus lectores inician la pasión por su poesía con esta obra.

 

10

Cuatro años después de Los heraldos negros, se publica Trilce, cuando el poeta tiene 30 años. Desde el momento de su aparición el libro sorprende a lectores y estudiosos. Somete el lenguaje a una tensión descomunal, superior al o los experimentalismos propios de la poesía luchando entre la tradición de lo heredado y la propuesta renovadora.

 

11

Marco Martos señala que en la “lengua española sólo dos poetas han llevado hasta el extremo de la incomunicación o el silencio esta búsqueda: César Vallejo en este texto y Vicente Huidobro en Altazor (1931).”

Marco Martos cita a Antenor Orrego quien en el momento inicial, atina también para la posteridad,  diciendo en el prólogo: «César Vallejo está destripando los muñecos de la retórica, los ha destripado. El poeta quiere dar una versión más directa, más caliente y cercana de la vida. El poeta ha hecho pedazos todos los alambritos convencionales y mecánicos. Quiere encontrar otra técnica que le permita expresar con más veracidad y lealtad su estilo de vida.“

 

12

La tercera gran etapa de la obra poética de César Vallejo, la de mayor madurez, se consigue en sus últimos libros. En su obra póstuma. En Poemas humanos, y España, aparta de mí este cáliz, se concentran todas las posibilidades del decir. Leer a Trilce en sus cien años conduce a una lectura de toda su obra, su poesía en prosa, sus artículos, su obra narrativa, porque nada está separado. Su aliento es el de un proyecto vivido hasta las últimas consecuencias.

 

13

Un poema para Vallejo.

 

CÉSAR

 

Siento tu voz en el ramaje más crecido de mi canto / Aliento de cóndor y ñandúes que nos llega de los Andes / Cholo gigante conquistador de palabras incendiarias.

 

 

Fuente:

 

⁃              Diccionario Enciclopédico de las Letras de América Latina. Biblioteca Ayacucho. Caracas, 1995.

⁃              Angulo, L. Una niebla que no borra.  Valencia, 1984.

 

***

 

Luis Alberto Angulo [Rivas]. Poeta. Nació en Barinitas, estado Barinas (1950). Reside en Valencia desde hace cincuenta años. Es autor de los libros de poesía Coplas de la edad ligera (2021), Antología del decir (2013), y La sombra de una mano (2005), publicados por Monte Ávila Editores Latinoamericana, así como de Fusión poética (2000) en la Universidad de Carabobo, institución en la que obtuvo el Primer Premio del IV Concurso Internacional de la Revista Poesía.

 

También es premio nacional de poesía Dr. Francisco Lazo Martí. Ha publicado selecciones poéticas de San Juan de la Cruz, Miguel Hernández, Enriqueta Arvelo Larriva, Ana Enriqueta Terán, Lubio Cardozo y Ernesto Cardenal, y la antología Rostro y poesía, Poetas de la Universidad de Carabobo.

 

Es coautor de las compilaciones: El corazón de Venezuela, patria y poesía, y de Poetas venezolanos en solidaridad con Palestina, Iraq y Líbano.

 

Fue director de la Revista Zona Tórrida (UC) y de REDVE (Red Nacional de Escritores de Venezuela).

 

 

Ciudad Valencia