#Opinión: “La estrategia de la Revolución Bolivariana” por Christian Farías

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A 21 años de existencia del proceso revolucionario bolivariano-chavista, y dadas las evidencias objetivas de la derrota política, social, militar, ética y moral de las fuerzas contrarrevolucionarias del imperialismo yanki, específicamente sus lacayos adeco-fascistas-neoliberales, podemos afirmar que, a pesar de las enormes y agudas dificultades económicas existentes en este momento crítico, el objetivo estratégico de independencia y soberanía integral de la nación, con base en la democracia participativa y protagónica, se encuentra en un momento crucial de su consolidación y victoria definitiva e indestructible.

Por esa razón, es pertinente recordar que la historia de las revoluciones victoriosas, liberadoras y socialistas del siglo XX hasta hoy, demuestra que cada revolución genera su propio modelo. Los procesos de impugnación de los pueblos contra el sistema capitalista mundial no han sido, ni lo serán, de manera uniforme o sustentados todos en un solo recetario, bien sea marxista, leninista, maoísta, fidelista o chavista.

Cada revolución es, en principio, una realidad histórica concreta, particular y universalmente irrepetible; pero, al mismo tiempo, en ellas están presentes ciertos elementos comunes e históricamente indispensables.

Esquemáticamente, podemos identificar por lo menos cinco elementos comunes en los procesos de gestación, irrupción y construcción de las revoluciones más importantes de nuestra centuria:

Uno, la crisis histórica o agotamiento del sistema económico, político y socio-cultural capitalista dominante; dos, la presencia de una vanguardia revolucionaria y popular, organizada con base en un programa de cambios posibles; tres, la conciencia colectiva y mayoritaria del pueblo a favor de ese cambio necesario del poder político; cuatro, la fortaleza organizativa de las fuerzas emergentes; y cinco, que las condiciones de la geopolítica internacional sean favorables.

Estos elementos, entre muchos otros, determinan y conforman la correlación de fuerzas y sus desenlaces. Sin ellos, no sería posible la victoria. Veamos brevemente las siguientes referencias:

La revolución rusa del 17 de octubre de 1917 fue posible porque el régimen monárquico zarista ya no tenía legitimidad; el partido de los bolcheviques, y los soviets obreros, constituía la vanguardia del poder popular paralelo al poder del Estado monárquico en crisis; Lenin se adelanta y elabora las famosas Tesis de abril en donde define la estrategia y la táctica políticas del momento histórico; y junto a Trotsky, asume la conducción del proceso con base en el programa de gobierno sustentado en el rechazo a la guerra inter imperialista y la consigna central de “Todo el poder para los Soviets”.

La unidad entre los obreros, los soldados, los campesinos, los intelectuales y el pueblo en general, superó las fuerzas del gobierno provisional de Kerensky; y finalmente, la división de los países capitalistas y la propia guerra inter imperialista determinaron la gran victoria revolucionaria de los bolcheviques que dio nacimiento a la primera revolución socialista contra el capitalismo moderno del siglo XX.

En China, la revolución socialista surge en el marco de la guerra victoriosa de liberación nacional contra Japón y la consecuente crisis de división por la hegemonía con las fuerzas de la derecha nacionalista, encabezadas por Chiang Kai shek, que estaba respaldado por Estados Unidos (EEUU).

El problema del Poder Popular no lo resolvieron los obreros; sino el campesinado como clase absolutamente mayoritaria, empobrecida y protagonista principal de la guerra de liberación nacional. En consecuencia, la estrategia de lucha no fue la insurrección obrera urbana; sino la guerra popular prolongada durante diez años, siendo el campesinado el protagonista principal y sujeto histórico de la revolución liberadora y comunista, que obtuvo su victoria definitiva el 1° de octubre de 1949, bajo el mando del Partido Comunista dirigido por Mao tse Tung.

La revolución cubana del 1° de enero de 1959, se gestó durante la crisis moral, política, económica e institucional del gobierno de Fulgencio Batista, dictador y títere del imperialismo norteamericano. Durante ese tiempo, la isla antillana fue convertida en lo que mucha gente identificó como “El burdel de América”, donde los gringos hacían lo que les viniera en gana.

La vanguardia de esta revolución tiene su origen en el grupo de jóvenes que se lanzaron al asalto del Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, quienes, al ser derrotados, huyeron y luego se entregaron. En el juicio al que fueron sometidos, el joven abogado y líder del grupo asume su autodefensa y produce el famoso manifiesto La historia me absolverá. De esa manera Fidel Castro, junto con su hermano Raúl Castro, se convierte en el líder de lo que fue el Movimiento 26 de Julio, que se convirtió en la vanguardia político-militar de la revolución.

Tres años más tarde, Fidel organiza, desde México, la famosa invasión del 2 de diciembre de 1956, con ochenta hombres armados sin lograr el éxito. De allí, se repliega hacia las montañas, conforma el ejército guerrillero y desarrolla el proceso de acumulación de fuerzas con amplio apoyo del pueblo campesino y la simpatía de la población urbana. El 1° de enero de 1959, logran derrotar militarmente al dictador Batista, entran triunfantes a La Habana y toman el poder político para dar inicio al proceso de la revolución liberadora y socialista que hoy tiene ya 62 años de vida victoriosa en resistencia contra el bloqueo económico y el aislamiento de la Organización de Estados Americanos (OEA),  impuestos por EEUU.

En estas tres revoluciones, hay una gran coincidencia estratégica en cuanto al carácter liberador y socialista y el modelo de liderazgo sustentado en una doctrinaria, una ética y una moral revolucionarias, radicalmente distinta al modelo capitalista; pero, encontramos grandes diferencias en sus procesos de acumulación de fuerzas, constitución del sujeto histórico y la forma de lucha decisiva y final.

En la experiencia o ensayo de revolución anti-imperialista y socialista por la vía pacífica constitucional y no violenta insurreccional, tenemos los dos casos de Sudamérica: el de Chile con Allende (1970-1973) y el de Venezuela con Chávez (1999-2013). En Chile, Allende tiene el poder político y social; pero, la estructura económica y el poder policial-militar del Estado burgués están bajo el control imperialista de Estados Unidos. Por eso logran imponer la guerra económica y derrotan militar y criminalmente al presidente Salvador Allende.

En Venezuela ocurrió también un golpe de Estado dirigido por la burguesía pro imperialista, que derrocó al presidente Hugo Chávez el 11 de abril de 2002. Pero, inmediatamente, surgió el contragolpe cívico-militar, patriótico, popular y revolucionario el 13 de abril de 2002. Esta acción se consagró como la gran gesta heroica que rescató al Presidente y salvó la continuidad histórica de la revolución bolivariana.

De esa manera, la unidad cívico-militar quedó instituida como la estrategia central e indestructible del proceso revolucionario venezolano que hoy funciona en toda la estructura militar del Estado junto a la gran mayoría del pueblo venezolano alistado en la milicia bolivariana. Este elemento, marca nuestra gran diferencia estratégica e histórica respecto a la experiencia socialista de Chile, que aún no ha podido recuperarse de la gran derrota del año 1973.

Es importante y necesario, puntualizar que al lado de esas revoluciones victoriosas, igualmente han estado presentes dos tentaciones que han demostrado sus efectos negativos y derrotistas. Por un lado, el dogmatismo ideológico, cerrado, excluyente; y por el otro, el utopismo imaginista, onírico y fenomenológico. Ambos extremos actúan siempre de espaldas a la realidad histórica concreta y por eso lo que han generado es derrotas tras derrotas con sus secuelas de frustraciones y desesperanzas.

Los enfoques dogmáticos, sustentados en modelos meramente teóricos, lejos de viabilizar los procesos de cambio, los postergan hacia un futuro lejano e incierto; y además, limitan la libertad de pensamiento y la imaginación creadora.

El idealismo utópico se descontextualiza y aísla de las realidades históricas concretas, con la pretensión de construir mundos nuevos e ideales sobre la base única de la imaginación especulativa y los deseos convertidos en quimeras.

Un tercer elemento que está igualmente presente en nuestra revolución bolivariana-chavista, es la infiltración de agentes del enemigo, disfrazados de rojo rojitos, alimentando el burocratismo, la ineficacia, la corrupción y el sabotaje desde las estructuras del Estado, el gobierno en todos sus niveles, la vanguardia o PSUV y los organismos del Poder Popular: consejos comunales y comunas. Es la figura metafórica del caballo de Troya que debemos desmontar y derrotar o nos devorará.

A partir de ese esquema del amplio contexto político y geo-histórico del avance universal de la revolución liberadora nacional y socialista, como única alternativa necesaria e ineludible, nos atrevemos a ubicar el tema de la estrategia de la revolución bolivariana en Venezuela, con base en los diseños que exponemos a continuación y de manera esquemática para el debate y la formación política de las vanguardias del poder popular. He aquí el esquema.

 

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1.- EL DISEÑO TEÓRICO-METÓDICO que contiene cinco elementos:

Uno, la doctrina rodrigueana-bolivariana-zamorana como la raíz propia y original de la Patria libre, independiente y soberana en la perspectiva del socialismo bolivariano del siglo XXI con base en la diversidad y pluralidad del pensamiento socialista universal.

Dos, el método dialéctico desarrollado por Marx para determinar las contradicciones, sus consecuencias y alternativas de superación.

Tres, las mejores corrientes del pensamiento crítico latinoamericano y universal para analizar y comprender las dinámicas cambiantes del mundo y de nuestro espacio local, nacional, continental y planetario.

Cuatro, las teorías de sistemas y de la comunicación humana para enfrentar el funcionamiento de las instituciones, la guerra mediática y los procesos de alienación y enajenación mental.

Cinco, el pensamiento complejo en su perspectiva dialéctica, dialógica, multi y transdisciplinaria para saber administrar las dificultades y elegir las alternativas pertinentes y posibles.

 

2.- EL DISEÑO CONSTITUCIONAL Y EL PROYECTO DE PAÍS:

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) es el libro sagrado que contiene todos los fundamentos y garantías para el funcionamiento de nuestra República, con base en la justicia, la paz, la unión y el estado de bienestar de todo el pueblo venezolano, sin distinciones de ningún tipo, en el marco de la democracia participativa y protagónica y la soberanía popular ejercida en las diferentes formas allí establecidas.

Igualmente, el Plan de la Patria es el texto que contiene los cinco objetivos históricos, programáticos del tipo de país que estamos construyendo. Esto es, la soberanía, el socialismo bolivariano, ser un país potencia, participar en la construcción del nuevo mundo pluripolar y multicéntrico, contribuir con la preservación ecológica, medioambiental del planeta Tierra.

 

3.- EL DISEÑO DEL PODER POLÍTICO y SOCIAL:

El poder del Estado-nación, libre, independiente y soberano, constituido orgánicamente por cinco poderes autónomos, pero cohesionados bajo el mando constitucional del Jefe de Estado.

El Poder Popular como estructura independiente, soberana, beligerante y legítima de las comunidades organizadas con base en las leyes correspondientes de los consejos comunales, las Comunas, el Parlamento Comunal y ahora la Ley de la Ciudad Comunal y todas las demás formas de organización y participación de las comunidades.

El poder social está encarnado en el Poder Popular como el sujeto histórico del proceso revolucionario, cuya expresión real, concreta y definitoria está dada en tres modalidades históricas: la civil constitucional a través de la masiva votación mayoritaria que ha garantizado todas las victorias electorales a lo largo de estos 21 años; las movilizaciones políticas de calle consagratorias en lo que llamamos La marea roja para contrarrestar y contener las acciones desestabilizadoras y golpistas de la oposición pro-imperialista; y la defensa activa de la patria y su soberanía a través del pueblo organizado, la milicia popular y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en unión cívico-militar.

 

4.- EL DISEÑO PARA LA SEGURIDAD Y DEFENSA DE LA PATRIA:

La unidad cívico-militar-policial-religiosa, conformada por el Poder Popular organizado; la FANB; la Milicia Bolivariana; las policías estadales y municipales; y las congregaciones de la gran diversidad religiosa del pueblo venezolano.

 

5.- EL DISEÑO SOCIAL Y CULTURAL:

La existencia y desarrollo permanente del estado de bienestar social con base en los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, establecidos en la Carta de la ONU y en la CRBV. Lamentablemente, debemos reconocer que la actual guerra económica y social ha afectado gravemente este estado de bienestar sin que las instituciones del Estado nacional, los gobiernos estadales y municipales, ni los consejos comunales y comunas hayan logrado enfrentar exitosamente el ataque bestial y criminal de la guerra social comunitaria.

 

6.- EL DISEÑO DIPLOMÁTICO DE LA GEOPOLÍTICA INTERNACIONAL MULTIPOLAR Y MULTICÉNTRICA:

Durante todos estos años de la guerra imperialista no convencional, este diseño de la diplomacia venezolana de paz ha logrado derrotar y neutralizar las agresiones, injerencias y los múltiples ataques y las constantes amenazas de invasión militar imperialista por parte de los EEUU.

El estudio permanente y el consecuente desarrollo práctico con sus respectivos balances de todos estos y muchos otros elementos de la estrategia de la Revolución Bolivariana  son un deber de todos y cada uno de los y las  militantes del PSUV y de las organizaciones del Poder Popular, el Congreso Bolivariano de los Pueblos, la Milicia Bolivariana, las policías estadales y municipales, la FANB y las diversas congregaciones y movimientos religiosos, unidos en la defensa de la soberanía, la paz, la democracia y la recuperación del bienestar social de todo el pueblo.

 

Christian Farías / Ciudad VLC