Un cuento para la merienda: «Helena» de Luis Britto García

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Un papagayo se hace con papel y verada. Los demás niñitos decían que yo estaba enamorado de Helena. Se toman las veradas, se ponen en cruz y se amarran con pabilo. En realidad lo que yo hice fue que no dejé que le pegaran una vez que la encontramos en el cerro. En las puntas de las veradas hay que hacer rajaduras con yilé para que se pueda amarrar el pabilo. Tirarle piedras y pepas de mango a las viejas y a las putas estaba bueno pero dígame usted pegarle a una carajita. El pabilo se amarra en las veradas y se forma como un cuadrado, y si uno le pone más veradas, como un barril como una rueda. Entonces me cantaban Rafucho tieneee novia. El papel mejor de seda pero hay que robarlo de la quincalla si no se puede mejor de periódico. Y taaambién es puuuuta. El engrudo se puede hacer con harina pero mejor robarle la goma a los niñitos que van a la escuela. A Manuelito le di un coñazo y desde entonces me cantaban nada más hasta tienee novia. Mejor echar poca goma para que no forme grumos.

 

Helena-niño y niña volando papagayos

A las putas sí pero que culpa tenía la carajita de que la tuvieran en el burdel para que pasara la coleta. El papel que quede bien prensado sino al coger el aire se rompe. Mejor apedrear carros robarse las gallinas de los ranchos espichar los cauchos de los camiones. Hay que dejar huequitos para amarrar las guías. Aquel año fue cojonudo el italiano de la bodega se volvió loco y apuñaló al cuñado todos vimos cuando se lo llevaron preso. Las guías se miden de lado a lado del papagayo y de la cola. La policía mató por la espalda a un obrero que le decían activista. La cola se puede hacer de trapo. Ya me tenía arrecho lo de Rafucho tiene novia. El largo de la cola depende del tamaño del papagayo y del viento. En el farallón del cerro donde volábamos papagayos estaban instalando los cables de la luz eléctrica. Las yilés se pueden instalar a los lados, pero son más efectivas en la cola. En la tarde después de mentarle la madre al bodeguero subíamos con los papagayos y comenzábamos a esperar la brisa. Las yilés se pueden robar en la botica se pueden recoger las viejas que botan al suelo o se pueden comprar con la plata de los mandados pero entonces a uno lo pelan. Al soplar la brisa volábamos los papagayos y los hacíamos embestirse para que las yilés cortaran el pabilo. Instaladas las yilés la cosa es tener noción de la maniobra. Aquella tarde tiré mi papagayo contra uno de papel rosado, grandote. Es necesario soltar guaral, recoger guaral, la cola da después el latigazo.

 

«Los demás niñitos decían que yo estaba enamorado de Helena»…

 

El papagayo rosadote cayó y fue a dar al carajo sobre los techos de la policía, yo entonces embestí uno azul, muy movedizo. Dado el latigazo se debe coger altura otra vez, si no a uno también lo peinan. El papagayo azul cayó dando vueltas como sacacorchos como rabo de cochino el dueño me gritaba y yo decía trancao y recogí una piedra por si acaso. La ventaja de la cola corta está en que como ondula mucho aumenta la movilidad del papagayo pero existe el riesgo de que se corte ella misma. Corté otros dos papagayos, el segundo muy difícil, un barril amarillo que casi me cortó el pabilo a mí pero que de todos modos se vino pabajo y le cayó en la batea a una vieja. Si las hojillas se mellan, afilarlas dentro de un vaso. Cogí altura, le corté el hilo a otro papagayo rosado pero más chiquito y maniobrero que cayó cerca de los cables. Al aumentar el viento, soltar cabuya. Mi papagayo, solo sobre el cerro, hacía ochos como un loco, todos los demás cortados o recogidos. Si el viento disminuye, recoger cabuya.

 

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Solo no, mentira, una cosita blanca como una pantaleta volaba meneándose como con calambrina a la derecha al reflejar el sol casi parpadeaba. El mejor ataque tirones largos combinados con soltadas de cabuyas cortas. Señor, casi sin mirar hubiera podido decir que aquella basurita blanca la estaba volando Helena. El descenso debe ser rápido pero no mucho porque revienta el guaral. Aquel tironear el hilo aquel declarar que mientras los demás huían ella estaba protegida aquel mirarme como si de verdad Rafucho tiene novia como si de verdad. La maniobra evasiva, soltar pabilo, descender lo más posible, con sesgos. Di tirones fuertes, para que mi papagayo picara. El efecto de la yilé se multiplica por los tirones, trabaja como un látigo o mejor una guadaña.

 

Helena, comprendiendo, mirándome aún, comenzó a soltar pabilo. Un ataque que falla debe ser repetido inmediatamente utilizando el impulso para la nueva embestida. Aquel mirarme y soltar pabilo, mirarme y soltar pabilo, como si olvidara todo lo demás, hasta la tierra de los piececitos desnudos, hasta los mocos cuajados en las mejillas. El peligro de la maniobra evasiva es el cable eléctrico. Fue un retorcerse, fue un salto. El perseguidor debe tratar de evitar caer en el cable en donde ha dado el perseguido. Pero no tiré para elevar mi papagayo, solté el pabilo, corrí hacia el cuerpecito fulminado de Helena hacia el cual corrían los demás niños, el papel fue a juntarse al papel en las líneas de alta tensión, hubo otra chispa fea, azul, un rumor, y los papagayos se consumieron juntos en su alto nido, en una crepitación de arrullo.

 

Luis Britto García / Ciudad VLC / tomado de Rajatabla