Asumo por quinta vez el tema electoral venezolano, en esta oportunidad incluyendo algunas otras consideraciones personales, en la línea autobiográfica reflexiva que he venido desarrollando.
Cualquier ser humano lúcido en sus convicciones y en su visión del mundo y de la vida, debe fundamentar sus actos principales, negándose a la improvisación y a la mera emotividad, que muchas veces favorece posiciones equivocadas. Suele decirse que en el acto electoral siempre está presente algún elemento emocional. Es posible. Pero lo cierto es que ante una campaña influenciada por mucha mediática interesada, los llamados fake-news o noticias falsas, es necesario tener la sensatez necesaria para no dejarse influenciar por estos mecanismos perversos, que pretender presentar como “salvadores”, a los que han contribuido y se han lucrado a costa del despojo de nuestros recursos. Es un momento decisivo para la paz en el país.

Establezco que, más allá de ser un “adulto mayor”, en camino acelerado a las ocho décadas de existencia y estar alejado del activismo político revolucionario de otros tiempos, he perseverado en mantener una conciencia política afín a los cambios necesarios para nuestro país, dentro de un proyecto nacionalista que permita, o lo intente seriamente, lograr un desarrollo autónomo como nación.
Que sean favorecidas las grandes mayorías desposeídas de nuestro pueblo. He soñado también con la posibilidad de una alternativa socialista, sabiendo que es poco el margen de convivencia que permite el capitalismo, menos aun en su actual fase neoliberal y decadente. Lógicamente la opción del socialismo ha sido bastante esquiva, más aún luego del fracaso del llamado “socialismo real” en la antigua URSS (1991). Al final, que pueda lograrse al menos un proyecto antimperialista e independiente será cuestión particular a resolver en cada país.
La situación política en Venezuela en estos tiempos, en especial luego de la partida física del Comandante-presidente Hugo Chávez Frías (2013), ha sido más que atípica. Hemos estado sometidos a una guerra permanente tanto mediática, cognitiva y de agresiones múltiples, principalmente de parte de los EEUU y sus aliados externos e internos.
El Gobierno Bolivariano ha sobrevivido a grandes dificultades, principalmente ante este injerencismo del imperialismo norteamericano. También considero han influido los errores que, por acción u omisión, puedan haberse cometido en la gran complejidad del ejercicio del poder. Somos una nación con una alta tradición de lucha liberadora, pero también dependiente por años, casi desde nuestra constitución como república. Todo esto ha obstaculizado el desarrollo exitoso del proyecto bolivariano en Venezuela, desde 1999, cuando Hugo Chávez fue electo Jefe de Estado.
El propio presidente Nicolás Maduro Moros, hoy candidato a la reelección, a quien le correspondió asumir el relevo, constitucional y electoralmente, ha presentado como su programa gubernamental, siete transformaciones necesarias en años venideros, dentro de las líneas del Plan de la Patria, aún en desarrollo. Han existido igualmente traiciones y deserciones notables, principalmente vinculadas a hechos de corrupción, en especial en la industria petrolera y otras empresas básicas estatales, que han quebrantado el presupuesto nacional.
Todas esas calamidades han sido enfrentadas con gran valentía por el actual Jefe de Estado. Se ha logrado en los últimos tres años una re-oxigenación de la economía productiva diversificada, además de un clima de estabilidad institucional, aún con la descalificación, a diario, ante cualquier evidencia de recuperación, por parte de todos los opositores pro-estadounidenses.
Ante ese cuadro existente la postura consecuente que debo y deberíamos asumir los sectores no militantes, conscientes e identificados con los cambios en nuestro país, por un desarrollo autónomo, no puede ser otra que apoyar en estas elecciones al candidato Nicolás Maduro Moros, quien representa la continuidad de un proceso político, más allá de sus altos y bajos.
No solo se ha resistido, sino avanzado ante esta avalancha apátrida dirigida por los EEUU. También se han promovido nuevos caminos en el tema económico y social, que pueden ser una alternativa cierta, para lograr un desarrollo independiente. Debe resolverse en especial lo referido al bienestar de la población, que como sabemos ha sido duramente golpeada en estos últimos años. El tema salarial debería abordarse, como elemento prioritario, en el corto plazo.
En torno a la oposición extremista, encabezada por un improvisado candidato presidencial (especie de “Guaidó envejecido”, decía alguien), éste representa directamente a EEUU. Su inusual campaña electoral ha sido una provocación a las instituciones del Estado, ya que está “encarnado” o sustituido por la impuesta líder inhabilitada, María Machado. Destaca en ella, su discurso de odio y su clandestino “programa de gobierno” (escrito en inglés) titulado “Tierra de (des) gracia”, con el que propone descaradamente entregar el país a EEUU y al FMI.
No han cambiado sus voceros internos y externos. Sus mensajes son de venganza y retaliación, hacia sus “enemigos” políticos. Han declarado, con arrogancia, que son “vencedores” en la contienda y llaman a promover violencia al final de la jornada, si los resultados no les favorecen. Un plan desestabilizador y fascista a ser rechazado por todos.
La llamada oposición moderada ha desarrollado su campaña y propaganda en las distintas regiones del país. Han estado relegados y cuestionados por sus propios pares de la oposición extremista. Son unos siete candidatos, que totalizan cerca de 30 partidos políticos, que aprovecharán la coyuntura en ampliar su radio de acción, de cara a las elecciones regionales, municipales y parlamentarias del próximo año.
Para mí representan, además de una opción enfrentada al proyecto bolivariano, a aquellos sectores socialdemócratas cuyas propuestas pretenden “volver al pasado”, a una Venezuela a lo “Cuarta República”.
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Importante es el tema geopolítico. Ningún país puede desarrollar los cambios en forma aislada. En el continente, el Gobierno Bolivariano debe impulsar la integración latinoamericana y caribeña. Las instancias como la CELAC, UNASUR, el ALBA-TCP y otras, deben ser fortalecidas. A nivel mundial, hay que mantener nuestros reclamos ante la ONU. El tema Esequibo debe resolverse sin injerencia de transnacionales.
Venezuela debe ingresar a los BRICS+ por un mundo multipolar y multicéntrico, junto a la desdolarización y la lucha contra las medidas coercitivas. Fortalecer la relación con los aliados basada en cooperación y respeto mutuo. Cada país debe desarrollar su modelo. Es la visión correcta para enfrentar efectivamente los fracasados colonialismos de los que hemos sido víctimas por siglos y aún en la actualidad.
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José David Capielo Valles es ingeniero agrónomo y magíster en Desarrollo Rural, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Campus Maracay. Nacido en Coro, estado Falcón, en 1949. Es docente jubilado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Núcleo Canoabo (2016). Es locutor, comunicador alternativo y colaborador de Ciudad Valencia desde 2014.
La Universidad Politécnica Territorial de Falcón “Alonso Gamero” (UPTAG) publicó digitalmente, en noviembre de 2023, su libro “Del Medanal Venimos. Un ensayo autobiográfico reflexivo”.
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