«27 de febrero 1989, insurrección popular antineoliberal» por José David Capielo

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A propósito de conmemorarse 35 años de la insurrección popular conocida como el “Caracazo”, trataré de abordar este particular tema, igualmente perteneciente a la historia reciente de nuestro país.

Se trató en una gran protesta colectiva de múltiples sectores populares que se inició como rechazo al aumento de pasajes del transporte colectivo en Guarenas y casi inmediatamente en la ciudad capital, extendiéndose posteriormente a otras importantes ciudades del país.

Recién el presidente de entonces Carlos Andrés Pérez (CAP) había anunciado, su “paquete” de medidas de ajustes económicos, siguiendo los dictámenes del Fondo Monetario Internacional (FMI), que contemplaba entre otras decisiones el aumento de la gasolina y por ende del transporte, junto a una alza significativa en el resto de servicios, en los alimentos y otros artículos de primera necesidad.

Era la política neoliberal impuesta en el país, luego de una campaña electoral truculenta, donde en especial CAP ofrecía como oferta volver a la “Venezuela Saudita”, de relativa bonanza económica, de su primer gobierno en 1974-1978.

Sobre el 27 de febrero de 1989 y los días subsiguientes se ha escrito bastante en  estos años. Conservo en una pequeña e improvisada hemeroteca, las publicaciones especiales que realizó el importante diario capitalino “Últimas Noticias”, específicamente en su recordado “Suplemento Cultural”, dirigido por el periodista Nelson-Luis Martínez, donde en tres entregas semanales, al año del “Caracazo” (18 y 25/02 y 04/03; 1990) y con la pluralidad que le caracterizaba dio cabida a distintos articulistas y opinadores, incluyendo el testimonio de quien había sido señalado como principal responsable en la ejecución de esta masacre, el ministro de la defensa de entonces, el general Ítalo del Valle Alliegro. Obviamente su versión fue la del simple “yo no fui”.

De ese material me llamó la atención, la opinión y testimonio del experimentado periodista y profesor Eleazar Díaz Rangel, fallecido en 2019, señalando que era demasiado el descontento acumulado del pueblo venezolano, ante el desabastecimiento y la especulación, sin que el gobierno hiciera nada.

Agrega como elemento el aumento significativo de la pobreza en el país y en especial de la pobreza extrema, de acuerdo a estudios realizados por la llamada COPRE, instancia gubernamental, que pretendió “reformar” el Estado burgués en ese entonces.

Díaz Rangel expresa que más allá de la acción espontánea y desenfrenada de la mayoría de población participante en los saqueos y acciones de violencia, hubo también la acción de delincuentes, drogadictos o indocumentados que conviven hacinados en los barrios y aprovecharon la ocasión para hacer de las suyas.

Habla de las cifras nada más en Caracas y el Litoral de casi dos mil comercios saqueados, unas 900 bodegas, 130 abastos y 60 supermercados. Se habló de 6.000 millones de bolívares en pérdidas.

Ante el fracaso de la acción de contención por las policías, que en muchos casos prefirieron unirse al saqueo y/o tratar de “organizarlo”, se apeló al ejército nacional, que no estaba preparado en esa época, para otra cosa que no fuese reprimir fusil en mano, en forma indiscriminada. La cifra de víctimas nunca se sabrá, las fuentes oficiales hablaron de más de 300 muertos solo en Caracas y millares de detenidos y otro tanto de desaparecidos.

En Caracas fueron concentrados varios batallones de personal de tropa (casi 1000 soldados). Además se suspendieron las garantías constitucionales y se decretó un “toque de queda” por unos 10 días, que favoreció aún más los desmanes contra el pueblo, logrando imponer finalmente la calma, “a sangre y fuego”. La mayoría de barrios caraqueños fueron “peinados” a plomo limpio, con allanamientos y detenciones selectivas.

En cuanto a Valencia, a partir del 27 de febrero hubo también violentas protestas populares en diferentes sitios de la ciudad y más aún en la zona sur, donde como sabemos se concentran la mayoría de los barrios populares.

En lo personal ese día, debí unir esfuerzos con mi compañera para trasladamos desde Naguanagua y específicamente desde la sede de FACES-U.C, en un bus de la universidad hasta el centro de Valencia.

Desde allí debimos irnos “pidiendo cola”, ante la falta de transporte público, en principio hasta la Urbanización La Isabelica para recoger a nuestra hija de apenas 4 años en su guardería y de allí seguir camino a pie hasta los bloques de La Arboleda, en la Urbanización Parque Valencia donde estábamos residenciados. Toda una odisea, bastante riesgosa. Debimos jerarquizar ese día, como era lógico, la protección familiar.

Los testimonios sobre 27F en Valencia hablan de un número significativo (y desconocido) de muertos en la refriega, ya que también utilizaron indiscriminadamente efectivos militares. Hubo las denuncias sobre gran número de detenidos en diferentes recintos policiales. Recuerdo que pude incorporarme junto a otros compatriotas, a la iniciativa de solidaridad que tomó la entonces Secretaría de la UC, a cargo del profesor José León Uzcátegui, desde el Rectorado.

Allí se creó un “Comité de Apoyo”, con participación de los gremios universitarios, para brindar la atención a las denuncias sobre atropellos, detenidos, muertos o desaparecidos. Fue una importante experiencia, donde la Universidad de Carabobo tuvo un papel protagónico.

El gobierno adeco, con el obvio apoyo de COPEI, aunque algunos dirigentes trataron de demarcarse de la responsabilidad política por el 27F, comenzó a zozobrar ante la continuidad de la protesta popular y aún más luego con los alzamiento de los militares patriotas del 4F y del 27N de 1992.

 

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Vendría a inicio de 1993 el enjuiciamiento de CAP y su posterior destitución vía Congreso Nacional en mayo de ese año. Los últimos estertores del puntofijismo los asumió Rafael Caldera, quien con un ofrecimiento de “gobierno de amplia unidad” y con el apoyo de sectores progresistas o de izquierda, ganó las elecciones de 1993.

Luego de dos años de aparente apertura, asume en 1996 la llamada “Agenda Venezuela”, un paquete neoliberal similar al de CAP. Pese a todas las trabas que opusieron a la candidatura de Hugo Chávez en 1998, este triunfa holgadamente con 56,20 % de los votos populares, doblando en número a Henrique Salas Römer, de la derecha. Se iniciaría así desde 1999, esta nueva época bolivariana.

Rescato lo expresado por el dirigente revolucionario David Nieves (fallecido en 2021, a sus 81 años), sobre el 27F: “Los revolucionarios que tantas veces pregonamos la insurrección popular, los mismos que en la retórica tradicional llamamos al pueblo a protestar, a alzarse, a sublevarse terminamos viendo este levantamiento popular (27F) desde el balcón o las ventanas de nuestras casas”.

Una válida crítica y autocrítica de este estimado camarada para la posteridad. Los liderazgos se construyen en la lucha popular, con la participación comprometida, pero reconociendo siempre al pueblo como elemento determinante. Sin el pueblo nada, con él todo!

 

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José David Capielo Valles es ingeniero agrónomo y magíster en Desarrollo Rural, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Campus Maracay. Nacido en Coro, estado Falcón, en 1949. Es docente jubilado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Núcleo Canoabo (2016). Es locutor, comunicador alternativo y colaborador de Ciudad Valencia desde 2014.

La Universidad Politécnica Territorial de Falcón “Alonso Gamero” (UPTAG) publicó digitalmente, en noviembre de 2023, su libro “Del Medanal Venimos. Un ensayo autobiográfico reflexivo”.

 

 

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