“Activismo político en Maracay con estudios postergados (10)” por José David Capielo

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Este tramo vivencial abarca el período 1976-77 en el que completé una etapa de activismo político en Maracay. Ya señalaba cómo en 1975, cuando cumplía con mi expulsión de Agronomía, había asumido el compromiso militante a través de los Comités de Lucha Populares (CLP).

Me incorporé a esta nueva faceta totalmente consciente de lo que significaba, de los riesgos que se corrían y, en especial, del poco tiempo disponible para la continuidad de los estudios académicos ya por finalizar. Sabía que aun estando en las organizaciones de masas, dentro de la legalidad relativa existente, uno era un blanco fácil de la represión terrorista estatal.

Desde septiembre de 1975 me había reincorporado a la Facultad acogiéndome a la medida otorgada por el nuevo decano adeco. Opté por cursar (y aprobar) solo tres materias del área de Economía Agrícola y Ciencias Sociales, que era mi especialidad. Fueron las últimas materias cursadas íntegramente, ya que los dos años subsiguientes estuvieron dedicados en exclusiva a los compromisos políticos y a la sobrevivencia.

En el contexto político nacional, ese primer gobierno de Carlos Andrés Pérez dio continuidad a su política antipopular. Se fue disipando todo el alardeo populista y “nacionalista” con que inició su gestión. Parte de la izquierda insurreccional de entonces, específicamente Bandera Roja (BR) y el PRV, había unido esfuerzos para la fuga de 23 prisioneros políticos del Cuartel San Carlos, en Caracas, en enero de 1975. Luego, en 1976, se daría una división de BR que significó la pérdida de su Frente Guerrillero en Oriente.

En 1976 se produce igualmente el secuestro del empresario norteamericano William Niehaus por un grupo comando revolucionario independiente. Esto desató una gran represión en todo el país, con detenciones arbitrarias, torturas y asesinatos como el de Jorge Rodríguez, fundador de la Liga Socialista. Este caso se prolongó en el tiempo, y es solo en 1979, al inicio del gobierno de Luis Herrera, cuando logran dar con el paradero del secuestrado, en cuyo rescate asesinan otros dos revolucionarios.

Todos estos hechos reseñados significaron tener que sortear la siempre presente represión gubernamental. Se produjeron allanamientos y persecución contra distintos militantes revolucionarios en diferentes zonas. En el caso del periódico “¿Qué Hacer?”, en Caracas, en varias ocasiones fueron ocupadas policialmente sus oficinas.

Recuerdo a un amigo nuestro enfermero, quien ajeno a toda responsabilidad directa en estas acciones, igual que la mayoría de quienes activábamos públicamente en Maracay, le fue “montado” un expediente para inculparlo en el caso Niehaus y pasó al menos 4 años preso.

Un hecho que nos conmovió particularmente fue el asesinato en Caracas del comandante guerrillero Tito González Heredia en julio de 1976. Su hermano, en Maracay, no solo era uno de los docentes en Fagro UCV que nos apoyó en las luchas estudiantiles, sino también un camarada integrante de esa estructura legal del CLP, encargado de la distribución del periódico en la región. Él debió, junto a otros familiares, rescatar el cadáver de su hermano para darle sepultura.

La labor de agitación en las fábricas maracayeras se mantuvo, aun tomando las medidas preventivas del caso. Siempre fue un reto esto de la combinación de formas de luchas con el que me sentía identificado. Representaba una temeridad activar dentro de una estructura pública, que para el enemigo era una simple extensión de la organización en armas.

Otro elemento fue que estuve asignado un tiempo a “reforzar” el trabajo del CLP en Carabobo, concretamente desde la UC y con algunos dirigentes vecinales. En esas lides, de viajes constantes a Valencia, conocí a quién se convertiría luego en mi  “compañera de siempre”, con la cual además de compartir militancia me propuse y nos propusimos marchar juntos y construir posteriormente una familia.

 

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Para finales de 1977 se acordó mi traslado a Caracas. Debía integrar la recién creada “coordinación nacional” de los CLP, que orientaría este trabajo político en el país. El partido como tal (BR) seguiría con su estructura clandestina aparte. Estuve asignado igualmente al frente obrero, pero ampliando mis responsabilidades.

Consideré justa esta apertura legal del partido desde 1975, siendo exitosa en proyección y nuevas incorporaciones. Me sentía satisfecho de contribuir en favorecer ese contacto abierto de los revolucionarios con el pueblo. Los estudios académicos para mí estarían solo pospuestos, para ser retomados en algún otro momento.

Con la “compañera de siempre” debí acordar la continuidad de la relación en las nuevas condiciones. Otras sendas teníamos enfrente y así debimos asumirlas. Teníamos ahora como aliciente para ambos este acompañamiento vital, amoroso y solidario.

 

 

    “…ha emergido una nueva metodología de conocimiento de lo social que se apoya en la experiencia de lo vivido, en la subjetividad como forma de conocimiento, tan válido como los números, los modelos, las curvas o cualquier otro instrumento estadístico”. (Profesor Víctor Córdova. UCV, 2003)

 

 

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José David Capielo Valles es ingeniero agrónomo y magíster en Desarrollo Rural, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Campus Maracay. Nacido en Coro, estado Falcón, en 1949. Es docente jubilado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Núcleo Canoabo (2016). Es locutor, comunicador alternativo y colaborador de Ciudad Valencia desde 2014.

 

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