Todo lo que hoy apreciamos y disfrutamos en cualquier ámbito es producto de una combinación de esfuerzos, experimentos, trabajos, inversiones, hipótesis y otros quehaceres que por siglos han ido evolucionando hasta lograr los niveles de aceptación que conocemos.
En cuanto a la música, la aparente y sencilla grabación de una canción ya representa un aporte a la misma (siempre y cuando tenga un contenido recreativo o reflexivo), sin embargo, existen muchas ocurrencias de artistas que resultaron lo suficientemente interesantes y llamativas para trascender y mantenerse en el tiempo hasta tal punto de que se ven y escuchan con suma naturalidad. Sólo mencionaré algunas que pueden ser de interés para los melómanos curiosos, algunos músicos, investigadores o escritores de literatura musical. Algunas de ellas tal vez ya hayan sido referidas en artículos anteriores
Los instrumentos típicos en el género del Jazz son la batería, el contrabajo, la trompeta, el clarinete, el saxofón, el trombón, el piano y la voz. En sus orígenes y en algunas regiones se usó la tuba en lugar del contrabajo, también el banyo, y con los años y su evolución se fueron sumando otros instrumentos.
No obstante, hay un instrumento que se fue incorporando asumiendo un papel protagónico y su precursor fue el músico y maestro estadounidense llamado Lionel Hampton, quien conoció ese instrumento de manera accidental, estando de visita en un estudio de grabación vio algo arrumado, abandonado y apartado en un rincón, por curiosidad se acercó, lo revisó y quedó sorprendido y encantado con su sonido, era un vibráfono, desde ese momento se dedicó a estudiarlo, lo asumió y lo introdujo en el Jazz, sin dudas un excelente aporte.
Un instrumento que nada tenía que ver con la música popular conocida como Salsa es el órgano, el cual asociamos con música religiosa, Pasodoble, o esta música bailable hecha por grupos como Los Master, Los Originales, también popularmente conocida como “raspa canillas”. Pero al excelente pianista Charlie Palmieri se le ocurrió la idea de experimentar con el sonido de ese instrumento y grabó, junto a su hermano Eddie, una pieza musical para la historia de la Salsa: la canción “Vámonos pal monte”(1971)…
También lo había hecho el pianista Larry Harlow en (1969) en el tema “Dónde vas chichí” vocalizado por Ismael Miranda, sin embargo, el trabajo de Charlie y su magistral descarga pasaron a la historia y puso ese instrumento (el órgano) en el mapa musical de la Salsa.
Caso parecido al del órgano, y tal vez con mayor notoriedad, es el del instrumento de cuerdas conocido como laúd, nada común en nuestra música popular bailable en toda su extensión, conocemos modestamente este instrumento en la cultura y música europea muy común en los siglos XVI y XVII fundamentalmente, sin embargo, si ustedes han escuchado a la agrupación cubana de finales de los años 90´s Buenavista Social Club, pues ese instrumento de cuerdas que aprecian punteando es un laúd, tocado por el señor Barbarito Torres, responsable de incorporar ese instrumento en el Son cubano en lugar del típico tres. Los invito a disfrutar y apreciar el sonido de este Laúd en el tema “El cuarto de Tula” (1997) con esta agrupación cubana ya mencionada.
Otro aporte que marcó una pauta y un sonido inconfundible fue el que realizó el pianista puertorriqueño Rafael Ithier, fundador y director del Gran Combo de Puerto Rico, creado en el año (1962), al incorporar el trombón en el formato de Combo. Los Combos se caracterizan por tener, en su sección de metales, sólo trompetas y saxofones, como son los casos por ejemplo, de Rafael Cortijo y su Combo, liderado en la parte vocal por Ismael Rivera, en Puerto Rico y aquí en Venezuela se formó el Súper Combo Los Tropicales, liderado por Argenis Carruyo, como cantante, creado en el año 1963. Así que, el único Combo, hasta ahora conocido, con presencia de trombón, ya lo conocen…
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El coro es un elemento fundamental en la llamada Salsa, representa un gran estímulo para los cantantes y le da fuerza interpretativa a las canciones. En la música tropical hay orquestas que se han caracterizado por tener un coro muy particular, eso que popularmente llaman coro nasal o voz de chivo. Orquestas como la del dominicano Johnny Pacheco son una de ellas; también la de Cuco Valoy, otro dominicano; aquí en Venezuela ese modelo lo tomó Oscar D´ León, entre otras orquestas y agrupaciones. Esta escuela o tendencia coral proviene de la madre de todas las orquestas, La Sonora Matancera, en la voz de Carlos Manuel Díaz, mejor conocido como “Caíto”. Este vocalista fue quien impuso ese estilo o manera de realizar los coros, una forma contagiante y que les ha gustado a los mejores directores y vocalistas de la música afrocaribeña.
Hasta aquí, por el momento, algunos de eso significativos aportes a la música los cuales siguen vigentes, son muchísimos e iré refiriéndome a otros de manera paulatina. Aprovecho brevemente para invitarlos a la próxima Feria Internacional del Libro de Venezuela 2024, capítulo Carabobo (FILVEN Carabobo 2024), del 3 al 5 de mayo en las ciudades de Valencia y Puerto Cabello.
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Ramón Emilio Toro Martínez (Caracas-Venezuela, 1966) es licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura, de la Universidad de Carabobo (UC) en 1993. Es también Productor Nacional Independiente y locutor con experiencia en el desarrollo de programas radiales sobre música afrocaribeña en la ciudad de Valencia, estado Carabobo: Ciento por ciento Natural, por Lago 91.5 FM; Letras y Notas, por Salsera 96.3 FM, y Óyelo que te conviene, por RNV Región Central 90.5 FM. Es autor del libro «Letras y Notas sobre la Música del Caribe» (2020), presentado en la FILVEN Caracas 2020 (Casona Cultural Aquiles Nazoa) como el único proyecto editorial independiente de ese año.
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