General Bermúdez

Amigas y amigos constructores de sueños, forjadores de esperanzas: El muy conocido lema “divide y vencerás” fue una de las estrategias utilizadas por el Libertador durante la llamada Campaña de Carabobo, luego de reanudarse las hostilidades tras la ruptura del armisticio, el 28 de abril de 1821. En esa estrategia tuvo una figuración estelar el general José Francisco Bermúdez por lo exitoso de su desempeño y por los efectos que, sobre la estrategia realista, produjo su actuación militar.

 

La unidad de mando patriota

Antes de Carabobo, el ejército patriota había venido consolidando, progresivamente, su unidad político-militar, algo que fue posible, fundamentalmente, por estos hechos como: el fracaso del llamado Congresillo de Cariaco y el posterior fusilamiento del general Manuel Piar, ambos en 1817; la instalación del Congreso en Angostura y la ratificación del mando político-militar de Simón Bolívar.

Éste no sólo alcanzó reconocimiento de las renovadas instituciones del Estado, también logró la subordinación de importantes jefes militares que le adversaban: Bermúdez, Arismendi y Páez. En este contexto, la última insubordinación importante en el seno de la oficialidad de alto rango, la protagonizada por el general Santiago Mariño, fue subsanada con su restitución como Jefe del Estado Mayor General.

Éste había solicitado al vicepresidente de Colombia, Francisco Antonio Zea, a mediados de 1820, su baja del ejército alegando problemas de salud, ¿quizás paludismo?, aunque en el fondo el pedimento obedecía a un descontento de carácter político. La solicitud fue respondida por el vicepresidente Zea ofreciéndole la representación diplomática ante los Estados Unidos; todo esto sin la consulta y aprobación del Jefe Supremo.

Bolívar, al enterarse de la situación, solicitó la comparecencia del Libertador de Oriente en tono verdaderamente imperativo: “El general Mariño tiene la orden de venir a reunirse a mi cuartel general… Que esté enfermo, que esté vivo o que esté muerto debe… venir con Sucre, y si no marcha con él, iré yo mismo a buscarlo”. La determinación de Bolívar, quien estaba decidido a evitar cualquier brote de insubordinación, así como las mediaciones de Juan Germán Roscio y Carlos Soublette, contribuyó a solventar la situación y cohesionar la unidad de mando de cara al decisivo enfrentamiento.

Esto ocurría en medio de la ruptura del armisticio que habían acordado, en noviembre de 1820, los generales Pablo Morillo y Simón Bolívar. La razón que condujo al rompimiento de la tregua fue la invasión realizada por el ejército patriota a la ciudad de Maracaibo, que estaba bajo custodia realista con base en la delimitación territorial establecida entonces. Una acción que se produjo como consecuencia de la adhesión de Maracaibo a la causa patriota y solicitud de protección militar invocada por el cabildo marabino al ejército libertador.

La falta de acuerdo respecto al retiro de las tropas patriotas llevó al general Miguel de la Torre a solicitar la ruptura de la tregua. Con base en los Acuerdos de Trujillo se estableció un plazo de cuarenta días para la reanudación de las hostilidades, una vez invocada la ruptura de la tregua. Así se fijó el 28 de abril como fecha límite para retomar los enfrentamientos.

 

La toma de Caracas

Bermúdez, al frente de mil hombres de infantería y un escuadrón de caballería, sumado a un importante número de desertores que se fueron incorporando, recibió órdenes de Soublette de tomar la ciudad de Caracas. Se produjeron combates en El Guapo, Chuspita y Guatire que causaron el repliegue de las tropas realistas.

El 14 de mayo ocupó Caracas. Nuevos combates ocurrieron el día 20 en el Consejo, donde cayó prisionero el brigadier Cires y los patriotas se apoderaron del estandarte del batallón Hostalrich, además de un importante lote de fusiles, pertrechos, equipajes y caballos. La persecución continuó hasta el Consejo, en Aragua, donde debieron retroceder ante el refuerzo que el general Morales, al frente de dos mil soldados, ofrecía a las menguadas tropas comandadas por el brigadier Ramón Correa. Era necesario contener al avance de Bermúdez para  evitar que cortara las líneas de abastecimiento y las comunicaciones con La Torre en Carabobo.

Bermúdez ordenó el repliegue sobre Caracas y en el sector de El Márquez, entre Las Lajas y Las Cocuizas, sufrió una importante derrota. Los realistas lograban retomar, nuevamente, la ciudad de Caracas. El 30 de mayo Bermúdez recibió el apoyo del general Arismendi al frente de cuatrocientos hombres y al día siguiente el refuerzo del coronel Avendaño al frente de trescientos combatientes. El 13 de junio derrotan al teniente coronel Lucas González, lo cual obligó a La Torre a enviar refuerzos desde Carabobo en auxilio de las tropas que defendían la capital.

Bermúdez intentó tomar nuevamente la ciudad de Caracas, pero sufrió una importante derrota en la batalla de El Calvario, el 23 de junio. La extraordinaria campaña militar desarrollada por Bermúdez había logrado un importante éxito: atraer sobre sí la atención y esfuerzo de las tropas comandadas por Morales, produciendo, de esta manera, la división del ejército realista.

 

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La estrategia pensada y ordenada por el Libertador consistía en evitar la concentración del ejército realista en Carabobo. Así, a las acciones ejecutadas por Bermúdez se sumaba el avance desde Maracaibo de las tropas comandadas por Rafael Urdaneta, que tomaron Barquisimeto, y las comandadas por el coronel Cruz Carrillo, que liberaron Coro y avanzaron sobre Yaracuy estableciendo asedio sobre Puerto Cabello.

Estos movimientos obligaron a general Miguel de La Torre a enviar al coronel Juan Tello a contener el avance de Cruz Carrillo, dividiendo de esta forma, aún más, su ejército. En estas condiciones la mayor y más importante ventaja que tuvo el ejército realista el 24 de junio fue la ocupación previa del campo de batalla, lo que le otorgaba mayor control sobre el territorio, ventaja que sería sorteada con el reconocimiento de la ubicación de las tropas realistas y la implementación de una inesperada y arriesgada táctica que terminó sorprendiendo y desbordando al bando realista.

 

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"La Campaña de Oriente de 1813", por Ángel Omar García

Ángel Omar García González (1969): Licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales, y Magister en Historia de Venezuela, ambos por la Universidad de Carabobo, institución donde se desempeña como profesor en el Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Educación. En 2021 fue galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Alternativo por la Columna Historia Insurgente del Semanario Kikirikí. Ganador del Concurso de Ensayo Histórico Bicentenario Batalla de Carabobo, convocado por el Centro de Estudios Simón Bolívar en 2021, con la obra “Cuatro etapas de una batalla”. Es coautor de los libros “Carabobo en Tiempos de la Junta Revolucionaria 1945-1948” y “La Venezuela Perenne. Ensayos sobre aportes de venezolanos en dos siglos”.

 

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