El cunnilingus es una modalidad de sexo oral que consiste en lamer, morder, chupar y frotar, con diferentes grados de intensidad, con la lengua, la boca, los labios y/o los dientes el clítoris, la entrada de la vagina y los labios de la vulva con la finalidad de proporcionar placer a la mujer.
Esta práctica se realiza tanto en parejas homosexuales, como heterosexuales y en algunas ocasiones se puede realizar simultáneamente mientras el pene se introduce en la vagina de la mujer.
El cunnilingus tiene una variante, conocida por el nombre de humming, que consiste en la realización de un sonido gutural con la garganta.
De esta forma se produce un cosquilleo en la mucosa genital femenina que puede potenciar el placer debido a todas las terminaciones nerviosas que rodean la zona.
Riesgos del cunnilingus
Aunque los riesgos de contagio de enfermedades de transmisión sexual es más baja que en otras actividades sexuales, la práctica del cunnilingus también entraña riesgos.
De hecho, la realización del sexo oral, y por tanto, del cunnilingus, ha aumentado en los últimos años entre los jóvenes menores de 25 años puesto que no existe riesgo de embarazo.
Los especialistas recomiendan practicar el cunnilingus utilizando un preservativo femenino para mitigar la aparición de las infecciones, especialmente si se realiza con una persona desconocida.
El principal riesgo del cunnilingus es la transmisión de infecciones, una de las más comunes la faringitis. Esta patología se produce principalmente porque la bacteria o el hongo se introduce en la faringe y la infecta.
Además de la faringitis, es bastante común que se desarrollen infecciones genitales por el virus del herpes simple. Esta infección viral suele ser bastante recurrente. Se puede identificar porque aparece un grupo de micro vesículas situadas sobre la piel enrojecida.
Debido a la situación, las micro vesículas pueden erosionarse y dar lugar a úlceras diminutas que acaban cubiertas por una costra y que se suelen curar por sí solas cuando transcurre una semana.
Los herpes suelen aparecer en la boca y en los labios o en los genitales, como consecuencia de una infección. Además, si se practica un cunnilingus cuando la persona tiene un herpes, por su carácter contagioso, puede cambiar de localización y tipo. Una vez que aparecen es bastante probable que surjan de nuevo a lo largo del primer año.
La aparición de herpes y su transmisión es frecuente y se vuelve más agresivo si la persona tiene VIH.
Por otro lado, la infección del herpes favorece el contagio de VIH puesto que las úlceras que se forman son una ventana ideal para la entrada del virus.
Otros de los riesgos más destacados debido a la práctica del cunnilingus es el virus del papiloma humano (VPH). Esta patología es de las más frecuentes y graves en la actualidad. Ya que si no se diagnostica a tiempo y se trata puede derivar en algunos tipos de cáncer.
De hecho, una investigación publicada en 2007 en The New England Journal of Medicine, relacionó el cáncer de orofaringe con la realización del sexo oral y destacó que la práctica con más de seis parejas diferentes incrementa el riesgo de desarrollar este tipo de cáncer.
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Historia
La práctica del cunnilingus está muy ligada a la tradición China. La emperatriz Wu Zetian, que ejerció su poder entre el año 690 y el 705 d. C. creó un decreto para que durante su reinado, todos los dignatarios que acudieran a su reino como visitantes le rindieran respeto mediante la realización de un cunnilingus.
Por otro lado, el taoísmo chino veneraba esta práctica. Esto se debe a que el taoísmo persigue la inmortalidad o, en su defecto, poder vivir el máximo número de años.
Esta disciplina considera que la pérdida de semen y de las secreciones vaginales llevaba a la pérdida de la vitalidad y, por tanto, iba en contra de la inmortalidad.
Sin embargo, la retención o la ingesta de estos líquidos para los taoístas significaba que conservaban y aumentaban el ch’i, es decir, el aliento original vital.
En Roma ocurría todo lo contrario y consideraban la práctica del cunnilingus como un acto sucio y que situaba al hombre en la peor escala social.
Un hombre acusado o bajo la sospecha de realizar un cunnilingus era tachado de infame y situado al mismo nivel que las prostitutas, por lo que no podía ejercer el derecho al voto o representarse a sí mismo ante la ley.
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