Vuelo a lo invisible-Montejo-Mohamed

Culminamos este trajinar por los libros, periódicos y revistas literarias que guardan un espacio privilegiado en nuestra memoria citando dos revistas locales que dejamos pendiente en la pasada entrega, nos referimos a El Alimento Diario y Casa Grande, ambas editadas en Mariara. No obstante,  primeramente optaremos por dar un paseo a vuelo rasante por el ámbito revisteril latinoamericano.

 

Comenzando nos encontramos con Orígenes (1944-1956), revista cubana fundada por el novelista, poeta, cuentista, ensayista y esteta José Lezama Lima (La Habana 1910-1976) y Rodríguez Feo, la cual salió ininterrumpidamente durante cuarenta y dos números, logrando hacer confluir en sus páginas a poetas, críticos, artistas y músicos de Cuba y fuera de Cuba.

Por influencia de Lezama Lima, Orígenes lograría que toda una generación de escritores cubanos terminaran identificándose en grupo, tomando el nombre de la revista. Esta suerte de aventura poética de la  mano de Lezama Lima, autor de Paradiso (considerada por la crítica como una de las cien mejores novelas hispanoamericanas), logró agrupar a escritores del calibre de Eliseo Diego, Cintio Vitier, Fina García Marruz, Virgilio Piñera, Lorenzo García Vega, Gastón Baquero y Roberto Fernández Retamar, por solo citar algunos, logrando revolucionar de esta manera el lenguaje y la cultura poética Nuestro Americana.

 

También en sus páginas se tradujeron, por vez primera, a escritores como T. S. Eliot,  Saint-John Perse, Wallace Stevens, William Carlos Williams, Gombrowicz, René Char, Camus, Henry Michauz, Aimé Cesaire, Anaïs Nin e incluso se publicó la traducción que hizo Cintio Vitier de la obra poética las Iluminaciones, de Arthur Rimbaud (1854-1891), poeta “maudite” a quien Víctor Hugo bautizó como el “Shakespeare niño”.

 

Igualmente en Orígenes se publicó a poetas de la Generación del 27 y exiliados de la Guerra Civil Española, además de lograr contar con otras presencias latinoamericanas como Gabriela Mistral, Macedonio Fernández, Alfonso Reyes, Octavio Paz, Carlos Fuentes o Juan Liscano. El último trabajo de la revista publicado en 1956, fue un obituario a José Ortega y Gasset, el pensador español fundador de la Revista de Occidente, hasta posteriormente dar paso, en 1960, al nacimiento de la revista Casa de las Américas, bajo la dirección de Haydée Santamaría, y  a partir de 1965  a cargo de Roberto Fernández Retamar.

 

 

Otras revistas de igual importancia que podríamos traer a  este inventario es Poesía Buenos Aires (1950-1960), revista argentina fundada por el poeta Raúl Gustavo Aguirre (Buenos Aires 1927-1983), con marcada influencia en la revista Poesía, y Sur (1931-1970), fundada por la poeta argentina Victoria Ocampo (1890-1979).

 

En México, encontramos Vuelta (1976-1998), fundada por Octavio Paz (Ciudad de México 1914-1998); y en Venezuela, las ya nombradas en anteriores entregas, Revista Nacional de Cultura, Imagen, Zona Tórrida y Poesía, todas  de altísima calidad.

A través de esta reseña hemos podido observar la manera en  que las revistas literarias del siglo XX han servido de puente o vaso comunicante en la integración cultural de nuestra patria grande, las cuales, según el escritor venezolano Rafael Castillo Zapata: “han jugado un papel muy importante en la configuración, conservación y divulgación de un legado de imágenes, apuestas estéticas, concepciones políticas y antropológicas, modelos sociales que constituyen los rasgos característicos de nuestra especificidad cultural”.

De igual forma creemos que este interesante recorrido por el panorama de las letras latinoamericanas y caribeñas de alguna manera nos obliga también a comprometernos, en una próxima oportunidad, a ahondar un poco más en cada una de dichas publicaciones y en las agrupaciones literarias.

Seguidamente, entrando a considerar los aportes de nuestras  revistas locales, podríamos decir que a pesar de haber nacido en el interior, no obstante, lograron conseguir un lugar  en el ambiente cultural de los estados Aragua, Carabobo y más allá.

El primer número de El alimento diario se publicó en 1994, por iniciativa del Taller Literario Hojas Sueltas, debido a la necesidad de tener una publicación donde expresar nuestras creaciones artístico-literarias. Inicialmente el equipo de dirección, redacción, diseño y diagramación estuvo conformado por Antonio González Lira, Gumersindo Reza Novoa, Jesús Machado, Ricardo Urdaneta, Cruz Silva, Salvador Casamayor y quien suscribe, en la dirección.

Esta aventura editorial constaba de siete páginas extra oficio, dobladas y pegadas con grapas a una cartulina recortada a la medida y  fotocopiada en una impresora láser, contando con el aporte material de los integrantes del grupo para lograr milagrosamente un tiraje de cien ejemplares.

Recordamos que en el Encuentro con los Poetas, que realizábamos cada mes en el antiguo Ateneo Municipal, conocido como Vuelo a lo Invisible, a nuestro invitado del momento, el poeta Luis Alberto Crespo, le causó curiosidad el nombre de nuestra publicación porque se asociaba con el ámbito religioso; asomándole el nombre de San Juan de La Cruz. Posteriormente tuvo la gentileza de dedicarnos una reseña en el Papel Literario de El Nacional, en su columna titulada El país ausente, acompañando su texto con una fotografía de la portada de nuestro medio divulgativo.

 

Casa grande

Después, como suele ocurrir con las agrupaciones culturales, cada uno de sus integrantes se avocó a otras actividades, dando pie a algunos de nosotros a buscar otras alternativas donde confrontar las ideas, gestándose finalmente la creación del Fondo Editorial Diego Ibarra y su Revista Casa Grande, en 2004, con un equipo conformado por Omar Ydler, Carlos Osorio, Jhonny Hernández y Mohamed Abí Hassan en la dirección.

El nombre lo tomamos de aquella vieja casona, otrora conocida con esa designación, la cual hacía las veces de pulpería gomera donde se abastecían los esclavizados y peones de la posesión Hacienda Mariara, del general Juan Vicente Gómez. Era tienda, abasto, quincalla, ferretería, botica, carnicería y hasta de cine, los fines de semana.

Al fondo se encontraban los calabozos donde sometían a los lugareños que se oponían a los desmanes del  déspota y terrateniente arriba nombrado. Los mariareños afirman que el conquistador español Diego de Losada pernoctó en la Casa Grande durante su paso hacia la hoy día cuestionada fundación de Caracas, en 1567.

Cabe señalar que esta revista tiene casi dos décadas en el espacio editorial, habiendo sacando a la luz a muchos jóvenes escritores inéditos, incluso a algunos de los participantes del Sistema Nacional de Talleres Literarios auspiciado por la Casa Nacional de las Letras “Andrés Bello”, bajo la coordinación de  Gloria Dolande

Como parte del anecdotario apuntamos que la presentación de cada nuevo número la realizábamos en la sala de exposición de la biblioteca Agustín Codazzi, de Maracay, contando con el apoyo del poeta y narrador Manuel Cabesa. Luego del brindis obsequiábamos el respectivo ejemplar a cada uno de los numerosos colaboradores que hasta hacían cola para adquirirlos.

 

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Entre los prestigiosos artistas de Aragua, Carabobo y otros lares que engalanaban con sus obras nuestras páginas podríamos nombrar, entre otros, a Daniel Herrera, Feliciano Carvallo, Keyla Holmsquit, Reynaldo Bracho, Danilo Seijas, Arnoldo Díaz, Asdrúbal Farías, Edgar Salas, Edgard Mata, Angélica Colmenárez, Ignacio Zambrano, Asdrúbal Villafranca, Bárbara Colmenares, Orlando Guerra, Edito López, Marcelo Martínez, Jesús Blandín, Raquel Santeliz y hasta algunos niños como Sheherezade (5 años), Carlos (7 años) y Farah (8 años).

Contando igualmente con la colaboración de destacados poetas, narradores, ensayistas, antropólogos, numerólogos, críticos de arte y amigos de las letras, tales como Erasmo Fernández, Wilson Camero, Scarlett Boguier, Xiomara Nunes, Aquiles Ortiz, Blanca Sofía Carrero, Omar Ydler, Carlos Osorio, Carlos Méndez, Alí Alonso, Rayza Ramírez, Alexander Tortolero, Ricardo Urdaneta, Gabriel Bermúdez, Alejandro Ramírez, Rafael Ortega, Manuel Cabesa, Alberto Hernández, Julia Elena Rial, Wilfredo Carrizales, América Zurita, Nayla Abí Hassan… y muchos otros que escapan misteriosamente de nuestra frágil memoria, en nada parecida a la tan admirada y prodigiosa memoria Borgiana, esa que todavía despierta la envidia del mundillo literario. ¡Salud, Poetas!

 

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Mohamed Abí Hassan (El Tigre, 1956). Poeta, artista visual y editor independiente. Licenciado en Educación, Mención Artes Plásticas (cum laude), por la Universidad de Carabobo (UC). Ha ejercido la docencia en la UC y en la Universidad Arturo Michelena. Ha sido colaborador en las revistas Poesía y La Tuna de Oro (UC). Primer Premio II Bienal de Literatura Gustavo Pereira, Mención Poesía 2013; Primer Premio IV Bienal de Literatura José Vicente Abreu, Mención Poesía 2016; Primer Premio Concurso Nacional del II Festival 3.0 de Historias Comunales Ramón Tovar (2022).

Formó parte de la Comisión Rectoral del Encuentro Internacional de Poesía de la UC. Coordinó el Taller de Formación de Cronistas Comunales en Mariara, estado Carabobo, auspiciado por el Minci, la Revista Nacional de Cultura y el Centro Nacional de Historia. Actualmente se desempeña como facilitador de talleres de iniciación en la creación literaria, así como talleres sobre patrimonio histórico.

 

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