«El automóvil, sangriento Rey», por Douglas Morales P.

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El siempre citado poeta Aquiles Nazoa advierte tempranamente sobre los peligros del auto: «Para mí deportista no es quien va en el vehículo, me parece, que en cambio, sí lo son, de verdad, cuantos al verlos huyen de su proximidad» (Humor y Amor, p. 398)

Este peligro no lo advierte el Presidente Cipriano Castro cuando decide importar el primer vehículo llegado a Venezuela, en 1904, un lujoso Panhard Levasson, francés.

Seis años después, en 1911, Williams Phelps comienza la importación masiva de carros Ford modelo T.  La venta se inicia sin ningún tipo de licencia previa a los conductores y de inmediato comienzan los accidentes fatales.  Cientos de miles de venezolanos perderán sus vidas en las carreteras que con mano esclava de presidiarios ordena construir el dictador Gral. Juan Vicente Gómez.  Honorables venezolanos como San José Gregorio Hernández, Cesar Girón -el torero de Venezuela-, Andrés Eloy Blanco –el poeta del pueblo venezolano (morirá en México)-, Monseñor Arias Blanco, Alí Primera -El cantor del pueblo-, y el mismísimo Aquiles Nazoa perecerán en accidentes automovilísticos.

Hubo un momento en que existían más cruces, cenotafios y monumentos funerarios que en los cementerios.  El gobierno de Rómulo Betancourt se vio obligado a recoger y prohibir tales recordatorios a las orillas de autopistas y carreteras.

En 1937 se instala en Valencia la concesionaria Auto Mundial, en la calle Martin Tovar, entre Arismendi y 5 de Julio, que venderá autos Ford e incluso autobuses y camiones.

Luego de la II Guerra Mundial, otras patentes saldrán a la venta: Regnault, Fiat, Volkswagen, Toyota, mientras las cifras de muertos y heridos experimentan escandalosos incrementos, al punto de que hoy se consideran un asunto de Salud Pública.

Las calamidades generadas por la industria automotriz no parecen inquietar a las autoridades: el desaparecido alcalde Francisco Cabrera premió a la empresa Ford por su labor en pro de la ecología, a pesar de las evidencias de la responsabilidad de los gases hidróxidos (los que expulsan los autos) en la destrucción de la capa de ozono del planeta y en consecuencia del cambio climático.

Así las cosas, aplaudimos el anuncio según el cual se reiniciará la construcción de ferrocarriles y metros, transportes limpios y de menor letalidad.

 

 

Autor: Douglas Morales Pulido

 

 

Ciudad Valencia -LSFLC