«El perseverante Jaime Ybarra», por Ángel Omar García

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«El perseverante Jaime Ybarra», por Ángel Omar García

 

Anhelo, profundamente, no tener que escribir notas como estas, porque ellas solo indican que los amigos han partido.

 

Ha muerto mi estimado amigo Jaime Ybarra, a quien conocí durante nuestros estudios de pregrado, por allá en los años 90. Si algo distinguió su vida fue la perseverancia. Y es que el “Campesino Ilustrado”, como le gustaba autodefinirse, hizo de su existencia un reto permanente.

 

Jaime no solo se licenció en Educación mención Ciencias Sociales, también alcanzó los grados de Magister en Historia de Venezuela y Doctor en Historia, este último por la UCAB. Antes había sido locutor titulado y concejal en el municipio Montalbán. Fue incorporado como miembro correspondiente en la Academia de Historia del estado Carabobo y en los últimos tiempos había sido designado cronista de su municipio y representante del ministro ante el Consejo Universitario de la UC.

 

Por eso el Maestro Luigi Frassato, quien siente por él, y por todos, un grande afecto; no dudó en afirmar en una oportunidad: “Tengo gran aprecio por todos ustedes, mis estudiantes, pero por Jaime Ybarra mi admiración es mayor, porque es el más perseverante e incansable”.

 

De esa perseverancia da cuenta otro Maestro y amigo: Orlando Arciniegas Duarte, quien ha afirmado que para la escritura de su tesis doctoral, Jaime lo consultaba contantemente, planteándole dudas y solicitándole opiniones y sugerencias; tesis que, para Orlando Arciniegas (y para muchos otros), es una “excelente referencia académica en materia de estudios historiográficos”. Una opinión que, proviniendo de una voz tan calificada y reconocida como la suya, da mayor cuenta de la valía intelectual de Jaime Ybarra.

 

Su perseverancia tuvo como recompensa comenzar a ser reconocido en el ámbito nacional. En una oportunidad, en uno de los tantos Congresos de Historia en Barquisimeto, la reconocida historiadora Catalina Banko, lo saludaba con gran simpatía diciéndole: “Cómo está el compañero historiador carabobeño, del grupo de los concañeros” (estudiosos del tema del cultivo y explotación del azúcar desde la época colonial, los trapiches y los ingenios azucareros), una línea de investigación que fue objeto de estudio en su tesis de Maestría.

 

Otras dos características que distinguieron la personalidad de Jaime fueron: el buen humor y la solidaridad. Lo primero fue un rasgo sobresaliente, siempre tenía una sonrisa, contaba chistes o hacía que otros lo contaran.

 

Lo segundo no lo era menos, Jaime fue solidario con todos, especialmente con sus amigos. En más de una oportunidad me sorprendió: “Angelito, líder (otra de sus expresiones cotidianas), conseguí este trabajo que sirve para tu investigación, después me lo pagas”.

 

Durante dos años Jaime trasladó a Caracas a un grupo de sus amigos que también cursábamos la escolaridad en la UCAB; sin pedir nada a cambio: “No los llevo cargados. La compañía de ustedes, me sirve de distracción en el viaje”.

 

Hace pocos días, cuando me enteré de su estado de gravedad, le envié saludos y me comprometí en visitarlo, lamentablemente, el tiempo no fue suficiente. En fin, uno estas líneas a otras que han sido publicadas como tributo al amigo y hermano Jaime Ybarra. Desde la fe creo que esa perseverancia que lo distinguió, lo llevará a escribir nuevas historias desde otro plano. Gracias, amigo y hermano, por tu amistad, por la solidaridad y por los buenos momentos. Descansa en paz. Amen.

 

 

Ciudad Valencia