El simio que no existía… En 1855, el viajero franco-estadounidense Paul du Chaillu emprendió una expedición por el continente africano que duró cuatro años.
Dos años después de concluida dicha expedición, du Chaillu publicó un libro que tituló Exploraciones y Aventuras en África Ecuatorial, en una de cuyas páginas hablaba de la existencia de una especie de simio de gran tamaño que tenía el cuerpo totalmente cubierto de pelos.
La información fue recibida por los naturalistas de Londres y París como si du Chaillu hubiese reseñado la visión de un centauro o un unicornio. Las burlas llovieron sobre él, haciendo énfasis en la juventud del viajero y en su supuesta credulidad ante informaciones que, si no eran fantásticas, cuando menos se consideraban especulativas.
Du Chaillu no fue el primer viajero que habló del gran simio. Ocho años antes lo describió el médico y misionero estadounidense Thomas Staughton Savage, quien le dio el nombre científico por el que se le conoce: Troglodytes gorilla.
Sin embargo, debieron pasar casi cuarenta años para que otros naturalistas admitieran que el gorila existía, debido a que los viajes a África Ecuatorial se hicieron más frecuentes.
En nuestros días, se sabe que el gorila es el mayor simio del mundo, ya que, en promedio, su estatura oscila entre 1,65 y 1,75 m. Su peso está entre los 140 y los 200 kilos. Se conoció una excepción: Kumbuka, un gorila del zoológico de Londres, que alcanzó 2,13 m y un peso de más de 200 kg.
Por cierto, en octubre de 2016, Kumbuka fue noticia cuando escapó de su espacio en el zoo. No llegó muy lejos porque encontró en el camino una garrafa con cinco litros de concentrado de grosella que lo embriagó.
Otro gorila llamado Gargantúa, que vivió entre 1929 y 1949, fue el más pesado que se conoce hasta ahora: alcanzó nada menos que 285 kg. A Gargantúa, por cierto, le ocurrió una tragedia cuando, en sus primeros años, residía en un carguero, en calidad de mascota.
Un día, un marino borracho, para protestar por la disciplina severa del capitán, arrojó ácido nítrico a la cara del joven gorila, desfigurándole el rostro y dejándolo casi ciego. Por fortuna, fue entregado a una mujer poseedora de un refugio de animales maltratados, quien pagó una operación de cirugía plástica que le devolvió, casi por completo, las facciones originales a Gargantúa.
Los zoólogos describen el comportamiento habitual de los gorilas indicando que, aunque poseen gran fuerza, tienen un carácter pacífico y tranquilo. Eso sí, si se les inquieta, responden de forma contundente.
Existen dos especies de gorilas y cada una cuenta con dos subespecies. Todas son originarias del África Ecuatorial, especialmente de Zaire y Camerún: el gorila occidental, cuyas subespecies son la de las tierras bajas y la del río Cross. Y el gorila oriental, a la que pertenece la de montaña y la de tierras bajas.
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El grupo más conocido de todos es el de montaña, protagonista del libro de la bióloga Diane Fossey y de la película sobre esta y su trabajo documental, titulados ambos Gorilas en la niebla.
Todos los gorilas son vegetarianos y viven en comunidades. Tienen una esperanza de vida entre 30 y 50 años y el más longevo fue uno que vivió en el zoológico de Philadelphia. Se llamaba Massa y murió a los 54 años.
Dos últimas curiosidades: todos los gorilas poseen sangre tipo B y, como los humanos, tienen huellas dactilares únicas que los identifican.
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Armando José Sequera es un escritor y periodista venezolano. Autor de 93 libros, todos publicados, gran parte de ellos para niños y jóvenes. Ha obtenido 23 premios literarios, ocho de ellos internacionales (entre otros, Premio Casa de las Américas, 1979; Diploma de Honor IBBY, 1995); Bienal Latinoamericana Canta Pirulero, 1996, y Premio Internacional de Microficción Narrativa “Garzón Céspedes”, 2012).
Es autor de las novelas La comedia urbana y Por culpa de la poesía. De los libros de cuentos Cuatro extremos de una soga, La vida al gratén y Acto de amor de cara al público. De los libros para niños Teresa, Mi mamá es más bonita que la tuya, Evitarle malos pasos a la gente y Pequeña sirenita nocturna.
«Carrusel de Curiosidades se propone estimular la capacidad de asombro de sus lectores».
Ciudad Valencia / Foto del autor: José Antonio Rosales
