Es sábado la señora Vianney, como todas las semanas -o casi todas- se levanta tempranito para ir a buscar «ofertas» al mercado Periférico La Candelaria. Desde que la crisis está haciendo mella en el bolsillo de los venezolanos, a muchos no les ha quedado opción que patear calle en busca de estirar los bolívares para que la quincena alcance lo que más se pueda. Esta semana el «encargo» de la casa serán los huevos, azúcar y las verduras; pero ya la situación no es la misma.
Esta jefa de familia carabobeña, conocedora de la economía de manera autodidacta gracias a los golpes de la vida, en los últimos meses ha visto su situación económica ponerse cuesta arriba ya que además de la creciente ola especulativa ahora se le ha sumado la falta de efectivo.
Y es que de unos meses para acá las mafias bachaqueras han arreciado sus ataques para sacar el dinero en efectivo de Venezuela hacia Colombia, utilizando toda clase de artimañas para lograrlo.
Aunque a algunas personas les cueste creerlo, en el mercado Periférico de La Candelaria los precios en los que se pueden conseguir algunos productos son sustancialmente más bajos que en cualquier otro sitio de la ciudad. Pero, eso sí, solo si lo paga en efectivo. Todo esto con la única finalidad de extraer los billetes con un boleto directo y sin escalas hacia la frontera.
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¿Un cartón de huevos en 400 mil?
Sí, así como lo lee. Mientras que en cualquier mercado de Valencia, el cartón de huevos ronda entre los 900 mil e incluso un millón 200 mil, en el Periférico de La Candelaria usted puede comprarlo en la «módica suma» de 350 o 400 mil bolívares. Decenas de camiones 350 estacionados en una de sus calles y cargados con cientos de cajas de huevo ofrecen este producto con la única modalidad de pago en efectivo. Un solo vistazo basta para darse cuenta que la venta en efectivo no es un asunto de libre competencia, sino que detrás de cada cáscara hay un trasfondo, y muy obscuro.
Las máquinas contadoras de billetes trabajan sin descanso con el clásico sonido que producen, mientras varias personas -como la señora Vianney- hacen pacientemente su cola para poder ahorrarse unos realitos.
«Hace una semana estaba el cartón en 250 mil, pero hoy vine y lo pusieron en 400. Uno tiene que parir el efectivo para poder comprar más barato, pero es difícil porque los bancos casi no dan efectivo», dijo la entrevistada.
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Al lado de los camiones, efectivos de la Guardia Nacional -que nadie sabe quién ni con qué propósito los pusieron ahí- custodian, armamento en mano, cada uno de los camiones, por lo que sacarles fotos se hace una tarea prácticamente imposible.
«Es una mafia muy arrecha, esos tipos venden como 20 o 30 cajas de huevos y cada caja trae 12 cartones… saca tú cuenta cuánto efectivo les queda a esos tipos», explica Vianney luego de ser abordada por el equipo de redacción del diario Ciudad VLC. «Lo mismo pasa con el azúcar: Aquí se consigue en 60 o 80 mil, pero solo si lo pagas en efectivo; si es por punto, son 180 o 200 mil», complementa la ama de casa.
¿La gallina de los huevos de oro?
Efectivamente, supongamos que uno de estos camioneros vende un fin de semana 30 cajas de huevos, que serían 360 cartones. Si multiplicamos esa cantidad por 400 mil, le estaría quedando la bicoca de 144 millones de bolívares en efectivo. Dinero que no retorna al sistema monetario, sino que termina saliendo hacia Colombia. Todo un negocio redondo, tan redondo como un huevo de gallina…
Y esta es la cuenta de un solo camión; y hay por docenas. A eso sumémosle el azúcar, verduras, arroz, harina o el queso (este último se consigue en 500 mil el kilo) y tendremos un panorama de las razones de la falta de efectivo en el país.
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Durante el recorrido, se pudo detectar que la venta en efectivo también afecta a otros rubros como la yuca, alimento muy de moda en los últimos meses, al ser uno de los productos más consumidos debido a su ‘módico precio’ para el bolsillo de los venezolanos.
Sin embargo, si vas a pagar por punto, el kilo de este tubérculo ronda los 40 mil bolívares, mientras que en efectivo puedes conseguirlo en tres kilos por 20 mil. ¿Qué diferencia hay en los costos de producción entre pagarlo por punto o en efectivo? ¿Será esta una manera de forzarnos a despojarnos del poco efectivo que tenemos? ¿A dónde va a parar toda esa cantidad de billetes?
Mientras, la señora Vianney se fue a su casa con la sensación de haber conseguido ‘toda una ganga’, pero con la incertidumbre de saber cuándo podrá conseguir otra vez efectivo para poder comprar barato. Lo único cierto es que la guerra económica no conoce límites y, de paso, al parecer la están ganando.
Ely Reyes/Ciudad VLC
