Divagaciones - Arnaldo Jiménez - revolución-ecología

El domingo próximo pasado tuvimos el gusto de presentar la ópera prima del poeta, abogado y columnista Rafael García González, titulada: LA DAMA DE LA NIEBLA. Una novela en la que participé como corrector y prologuista.

Recordé, viendo a su autor, el susto, la emoción indescriptible que significa publicar un libro por primera vez. La Dama de la niebla llegó al mundo de las manos de Rubiano ediciones, un logro más en la incansable labor de Elisabel Rubiano, amorosa por demás, no solo con los libros, sino también con sus autores.

Esta novela cumple con todas las expectativas que la mayoría de los lectores desean encontrar antes de abrir sus páginas, y me refiero a las páginas de cualquier novela: amor, erotismo, viajes, historia, reflexiones, misterio… Rafael García González ha tejido una historia de amor que después de ver su culminación por causas ajenas a la pareja, regresa y, se puede decir, que se vuelve a palpar y realizar el anhelo de todos los enamorados: persistir más allá de la vida. He querido presentar el prólogo que le escribí y extender mi agradecimiento a Rubiano ediciones y al autor, mi amigo Rafael García González.

 

¿Quién es la dama de la niebla?

¿Puede la sed yacer sobre la llama y seguir siendo sed? ¿Puede el olvido ser derrotado por un ámbito de vacío donde siempre es presente? ¿Qué buscamos en el espejo sino es un secreto que nos funda y constituye al mismo tiempo un motivo de celebración y de lamento? Hemos sido condenados al tiempo, este es sin duda, nuestro fardo, nuestra larga cadena; aunque también es el cauce por donde conseguimos hermosos regalos como el amor y la amistad. Pero hay una furiosa noche que nos aniquila por dentro; hay una misteriosa red que nos obliga a ofrendar indulgencias y misericordias, y bogamos por la vida con una embriaguez de vino permanente en la memoria, desdibujando las fronteras, pintando con brumas todos nuestros caminos, pero conscientes de que también llevamos por dentro una luz capaz de guiarnos más allá de la vida. ¿Quién es la Dama de la Niebla? Quizás sea una huella que deja nuestro combate contra lo efímero y contra el absurdo. Tal vez sea una ventana donde cualquiera puede observar su propio engaño. Pasen a estas páginas y descúbranlo. Por lo pronto, les ofrezco algunas pistas.
En las historias de amor que conmueven y se graban en lo más hondo de nuestro ser, e incluso pasan a formar parte de la cultura como símbolos y representaciones de lo más sublime del alma humana, tienen como alimento principal la presencia de la muerte. La pareja vive obstáculos de índole social, racial, económico o religioso y al final, uno de los dos, o los dos, terminan suicidándose. Morir por amor debería ser una de las muertes más sublimes y una de las causas más loables; sin embargo, la sociedad se asombra, cuestiona y rechaza tal hecho; pero es más común de lo que creemos. En la Dama de la Niebla, opera prima de Rafael García González, también ocurre una muerte, pero el amor es tan intenso que sobrepasa los límites de las leyes que la naturaleza nos ha impuesto para desenvolvernos en este plano terrenal. Esta historia rompe con el lugar común de relaciones tormentosas que arrojan al amor a un abismo sin regreso; por lo contrario, aquí el amor es tan fuerte que eleva a los cuerpos, los unifica en una sola alma e incluso permite que un alma y un cuerpo puedan abrazarse en una danza de amor eterno, pero bajo la gravedad de la tierra.
En la Dama de la Niebla, el amor regresa o, mejor dicho, no quiere irse con la muerte; por eso, el autor crea varias alegorías y recurre a diversos métodos y rituales, latinos casi todos, que nos ayudan a visibilizar el misterio. Se entiende que, sin embargo, hay un sufrimiento entre los amantes para lograr la unidad que, por otra parte, nos hace recordar el proceso de individuación de Carl Jung, en donde los sujetos consiguen resolver las contradicciones y alcanzan ser un sí mismo, es decir, uno. Andrés, nuestro héroe, y Andrea, nuestra heroína —ya la similitud de los nombres nos hace un guiño en relación con la identidad hombre–mujer—, están conscientes de que su unión trasciende la sexualidad o, para ser más precisos, de que las almas también pueden ser sexuadas y conjugarse hasta desfigurar o volver niebla las configuraciones corporales. No, querido lector o lectora, aún no te he dicho quién es La Dama de la Niebla.
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Esta es una historia que, seguramente, tendrá muchos lectores y lectoras, a quienes les interesa saber de qué manera Andrés y Andrea logran una tal unión, y de esta manera satisfacer un deseo humano que data desde nuestro nacimiento como especie, la trascendencia de la vida hacia la muerte y el retorno de lo que murió hacia la vida. Un evento de esta magnitud, por supuesto que coloca en alerta a los dioses y los espíritus, quienes pueden envidiar la suerte de un amor tan profundamente arraigado, por eso Rafael García G., los hace aparecer con formas humanas, y les permite establecer comunicación con los mortales. La historia de Pigmalión es alusiva a este respecto, pues, el escultor, teniendo en su alma un ideal de belleza femenina tan perfecta, despreciaba la belleza de la mujer de carne y hueso, ninguna calzaba en sus moldes, ninguna era digna de ser esculpida en piedra o mármol, y entonces se dedicó con suficiente fuerza de concentración a crear una estatua que cumpliese con esos ideales que dormían dentro de él, lo cierto es que al lograrlo, le pidió a la diosa Afrodita que le permitiera tener una mujer así de perfecta; la diosa lo complació y Pigmalión logró romper también con las leyes de la lógica, del funcionamiento de la naturaleza y rasgó el velo del misterio; Andrés, en este sentido, es un escultor de lo imposible al lograr tales objetivos en su primera novela.
¿Quién es La Dama de la Niebla? Indudablemente que todos la hemos deseado, todos la hemos visto en su esplendor, quizás sola, arañando espejismos, soplando cenizas o llegando en un navío llena de sueños.   

 

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Arnaldo Jiménez nació en La Guaira en 1963 y reside en Puerto Cabello desde 1973. Poeta, narrador y ensayista. Es Licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales por la Universidad de Carabobo (UC). Maestro de aula desde el 1991. Actualmente, es miembro del equipo de redacción de la Revista Internacional de Poesía y Teoría Poética: “Poesía” del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la UC, así como de la revista de narrativa Zona Tórrida de la UC.

Entre otros reconocimientos ha recibido el Primer Premio en el Concurso Nacional de Cuentos Fantasmas y Aparecidos Clásicos de la Llanura (2002), Premio Nacional de las Artes Mayores (2005), Premio Nacional de Poesía Rafael María Baralt (2012), Premio Nacional de Poesía Stefania Mosca (2013), Premio Nacional de Poesía Bienal Vicente Gerbasi, (2014), Premio Nacional de Poesía Rafael Zárraga (2015).

Ha publicado:

En poesía: Zumos (2002). Tramos de lluvia (2007). Caballo de escoba (2011). Salitre (2013). Álbum de mar (2014). Resurrecciones (2015). Truenan alcanfores (2016). Ráfagas de espejos (2016). El color del sol dentro del agua (2021). El gato y la madeja (2021). Álbum de mar (2da edición, 2021. Ensayo y aforismo: La raíz en las ramas (2007). La honda superficie de los espejos (2007). Breve tratado sobre las linternas (2016). Cáliz de intemperie (2009) Trazos y Borrones (2012).

En narrativa: Chismarangá (2005) El nombre del frío, ilustrado por Coralia López Gómez (Editorial Vilatana CB, Cataluña, España, 2007). Orejada (2012). El silencio del mar (2012). El viento y los vasos (2012). La roza de los tiempos (2012). El muñequito aislado y otros cuentos, con ilustraciones de Deisa Tremarias (2015). Clavos y duendes (2016). Maletín de pequeños objetos (Colombia, 2019). La rana y el espejo (Perú. 2020). El Ruido y otros cuentos de misterio (2021). El libro de los volcanes (2021). 20 Juguetes para Emma (2021). Un circo para Sarah (2021). El viento y los vasos (2da edición, 2021). Vuelta en Retorno (Novela, 2021).

(Tomado de eldienteroto.org)

 

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