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Vielsi Arias, autora de la columna de Ciudad Valencia "Ciudad Escrita"

Ciudad Escrita / La conspiración de los poetas 

 

Hace una semana regresé de un largo viaje. Digo largo porque más que las millas que haya recorrido, el viaje fue hacia mí misma. Justamente esto hace la poesía con nosotros. Nos lleva al encuentro con nuestro verdadero rostro. La poesía revela, nombra y enuncia la verdad. Como nos dice el poeta húngaro Sandor Halmosi “no solo el rey está desnudo, sino también el escritor”. Frente a este hecho el poeta no puede esconderse.

El oficio de escribir es solitario. El poeta necesita de su lugar para oír aquello que revela el universo; se enfrenta a sus propias búsquedas y a sus propios demonios. Vista así la poesía puede ser una labor exasperante, tormentosa y conflictiva.
De ahí que un festival de poesía resulte ser una suerte de ebullición, un hervidero de voces que nombran la vida.

Justamente es esa sensación la que te deja un festival internacional de poesía. Un sentimiento de celebración y melancolía, al mismo tiempo. Esa posibilidad de congregar en un solo lugar, la voz de cientos de poetas del mundo con realidades distintas que hablan de su verdad: el amor, el destierro, la guerra, la soledad. Cuyas voces responden a las preguntas del alma de millones de seres en el planeta, te hace sentir que no estas solo y que el poeta tiene un compromiso impostergable con el mundo.

Vengo así, llena de esta “constelación de ángeles” como dice Sandor, plena del afecto de gente que apuesta por la verdad, a la que la poesía ha salvado de la desesperanza, la tristeza y la guerra.

Visité una ciudad donde la gente necesitaba hablar. Necesita lápiz y papel para contar su historia. La poesía es a la violencia, lo que el análgesico a la fiebre. Fui a un pueblo lejano, de Antioquia, donde los niños sueñan con ser poetas, un lugar donde los libros hacen imaginar un mundo distinto.

He vuelto de una ciudad donde hay tantas bibliotecas como indigentes y la poesía se enciende como un fulgor frente a la incertidumbre.

La poesía es un signo frente al cual todos nos representamos y donde no hay barreras idiomáticas, porque trasciende todo significante. Tal vez, por esta razón, el poeta palestino me dijo- en su idioma- que mientras me oía leer no comprendía nada, sin embargo había sentido mis textos.

Buda aseveró “si enciendes una luz para alguien, también iluminarás tu camino”.
Sin duda alguna, el Festival Internacional de Poesía de Medellín y el Festival Mundial de Poesía de Venezuela, encandilan nuestras vidas. Agradezco profundamente a los poetas que conspiran, Freddy Ñáñez, Ana María Oviedo y Fernando Rendón, para que el resplandor no se apague.

Ya nos advirtió el poeta húngaro Sandor Halmosi: “Solo la poesía puede reflejarnos, puede detenernos en nuestra carrera hacia el abismo, solo ella puede agarrarnos del cuello y sacudirnos”.

 

 “Festival Mundial de Poesía de Medellín, compromiso con la vida”

 

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Vielsi Arias Peraza, Valencia, Venezuela (1982), docente egresada de la Universidad de Carabobo (UC) Mención Artes Plásticas. Ha publicado Transeúnte (2005), colección Cada día un Libro, editorial El Perro y la Rana; Los Difuntos (2010), editorial Fundarte, galardonado con Mención Honorífica Premio Nacional Estefanía Mosca; Los Difuntos (2011), reedición del sistema de imprentas regionales de Carabobo; La Luna es mi pueblo (2012), editorial El Perro y la Rana; Luto de los árboles (2021). Ha publicado también en distintas revistas nacionales literarias y académicas como: Cubile, A plena Voz, Revista Estudios Culturales UC, entre otras. Actualmente coordina la Plataforma del Libro y la Lectura del Ministerio de la Cultura en el estado Carabobo.

  

Ciudad Valencia / Foto de la autora por Luis Felipe Hernández