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Armando José Sequera, autor de la columna: Carrusel de Curiosidades

En el siglo XVIII, la única ciruela que se conocía en Europa era la lenchina negra, una fruta pequeña y amarga que crecía silvestre en los bosques.

Varios tipos de ciruela cultivados desaparecieron anteriormente, pues los horticultores habían perdido el interés por ellos.

En otras regiones del mundo, sin embargo –particularmente en la parte occidental de Asia y Oriente Medio–, se mantuvo desde la antigüedad el cultivo de múltiples variedades de la fruta, ninguna de ellas natural, todas obtenidas mediante cruzamientos.

 

ciruela japonesa

 

La conocida ciruela japonesa en realidad se originó y desarrolló en China, donde se pensaba que procedía de las orejas cortadas de un dragón. De China, el cultivo se extendió a Japón y allí se le sembró en grandes jardines, en los que se organizaban fiestas en honor a la Luna. Posteriormente, la floración del primer ciruelo era la que anunciaba la llegada del Año Nuevo.

En nuestros días, por cierto, el hermoso despliegue de flores rosadas y/o blancas constituye un espectáculo natural digno de ser contemplado cuando menos una vez en la vida. La vista de parques y vías urbanas repletas de ciruelos en flor se ha convertido, de hecho, en una atracción turística en las principales ciudades japonesas.

En el continente europeo, los griegos cultivaron en pequeña escala una especie de ciruela, pero fueron los romanos los que desarrollaron nuevas variedades y técnicas de propagación.

 

ciruelo del Japón

 

Con la caída del Imperio Romano decayó el interés por su cultivo y, en la Edad Media, apenas se le sembró en los monasterios, la mayoría de las veces como planta ornamental.

Solo a fines del siglo XVII, cuando los horticultores de Europa decidieron importar desde Asia algunas especies logradas en ese continente, se reinició la producción y creación de nuevas variedades, más grandes, más jugosas y de mejor sabor y aroma.

La mayoría de esas variedades también ha ido desapareciendo, para dar paso a las múltiples especies que hoy conocemos, todas las cuales –con excepción de la enchina negra–, fueron logradas mediante cruzamientos, en los últimos casi doscientos cincuenta años.

 

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Actualmente, las más conocidas variedades de ciruela provienen de cruces logrados a partir de la ciruela japonesa. Tales cruces han producido los melocotones, los damascos, los albaricoques y los duraznos.

También se han hecho populares otras tres ciruelas: la de Agen (Francia) –la cual, una vez desecada, produce la dulcísima ciruela pasa–; la Claudia y la Victoria, esta última, una variedad amarilla y roja, considerada como la mejor ciruela para postre.

Puede decirse que la ciruela es la fruta de la civilización, pues ha evolucionado a la par de esta como ninguna otra.

 

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Armando José Sequera es un escritor y periodista venezolano. Autor de 93 libros, todos publicados, gran parte de ellos para niños y jóvenes. Ha obtenido 23 premios literarios, ocho de ellos internacionales (entre otros, Premio Casa de las Américas, 1979; Diploma de Honor IBBY, 1995); Bienal Latinoamericana Canta Pirulero, 1996, y Premio Internacional de Microficción Narrativa “Garzón Céspedes”, 2012).

Es autor de las novelas La comedia urbana y Por culpa de la poesía. De los libros de cuentos Cuatro extremos de una sogaLa vida al gratén y Acto de amor de cara al público. De los libros para niños TeresaMi mamá es más bonita que la tuyaEvitarle malos pasos a la gente y Pequeña sirenita nocturna.

«Carrusel de Curiosidades se propone estimular la capacidad de asombro de sus lectores».

 

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