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Armando José Sequera, autor de la columna: Carrusel de Curiosidades

Es un error muy común, cuando se habla del primer vuelo trasatlántico sin escalas de la historia de la aviación, adjudicárselo al capitán estadounidense Charles Lindbergh.

La gesta de Lindbergh, en 1927, no fue la primera sin escalas entre América y Europa, sino la primera sin escalas y en solitario entre ambos continentes. Antes, otros pilotos habían cruzado el Atlántico, con y sin escalas, en dos o más jornadas.

El primer vuelo trasatlántico de la historia lo realizó el lugarteniente canadiense Albert C. Reed, a quien sus amigos apodaban Putty. Lo acompañaron cinco hombres que, a bordo de un hidroavión estadounidense NC–4 bautizado “The Lame Duck” (“El Pato Cojo”), salió de la bahía Trepassey, en Terranova, el 16 de mayo de 1919.

 

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Durante los once días que duró este histórico vuelo entre Canadá e Inglaterra, se estropearon dos de los cuatro motores del hidroavión y uno de los tripulantes pasó la mayor parte del tiempo con mareos.

Por los múltiples problemas mecánicos que se presentaron durante la travesía, “The Lame Duck” pasó buena parte de esos once días en el agua y en las GRANDES islas que se hallaban en la ruta, como Groenlandia e Islandia.

El hidroavión de Albert C. Reed concluyó su recorrido el 27 de mayo en Plymouth, Inglaterra, donde lo esperaban cientos de personas.

A su regreso a Canadá, Reed y sus acompañantes fueron recibidos como héroes nacionales, pese a lo cual sus nombres y su gesta no figuran en diccionarios ni enciclopedias, sino solo en libros especializados de historia de la aviación.

El primer vuelo trasatlántico sin escalas lo hicieron otros dos canadienses, un mes después de haberse iniciado el de Reed. Lo realizaron el capitán John Alcock y el lugarteniente Arthur Whitten Brown, a bordo de un avión Vickers, de fabricación británica, que había sido reformado durante la Primera Guerra Mundial para cumplir tareas de ataque, como bombardero nocturno.

 

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Alcock y Brown volaron de Saint John’s, en Terranova, Canadá, hasta el poblado de Clifden, en Irlanda, entre el 14 y el 15 de junio de 1919.

Habían logrado lo que para muchas personas era imposible: volar sin escalas de un extremo a otro del océano Atlántico.

Este vuelo también estuvo signado por todo tipo de contratiempos pese a que –para contrarrestar la mala suerte–, Alcock y Brown llevaron con ellos dos gatos negros disecados, llamados Lucky Jim y Twinkletoes.

 

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La promoción hecha al vuelo de Lindbergh forma parte del inmenso prontuario de apropiaciones históricas indebidas de Estados Unidos.

Tal como dicen ser quienes derrotaron a los nazis en la Segunda Guerra Mundial; como señalan que Cristóbal Colón llegó a Estados Unidos antes que al resto del continente americano; como se vanaglorian de haber inventado el surf, han tratado de apoderarse de hechos y récords históricos que, gracias a su todopoderosa propaganda política, difunden como propios.

 

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Armando José Sequera es un escritor y periodista venezolano. Autor de 93 libros, todos publicados, gran parte de ellos para niños y jóvenes. Ha obtenido 23 premios literarios, ocho de ellos internacionales (entre otros, Premio Casa de las Américas, 1979; Diploma de Honor IBBY, 1995); Bienal Latinoamericana Canta Pirulero, 1996, y Premio Internacional de Microficción Narrativa “Garzón Céspedes”, 2012).

Es autor de las novelas La comedia urbana y Por culpa de la poesía. De los libros de cuentos Cuatro extremos de una sogaLa vida al gratén y Acto de amor de cara al público. De los libros para niños TeresaMi mamá es más bonita que la tuyaEvitarle malos pasos a la gente y Pequeña sirenita nocturna.

«Carrusel de Curiosidades se propone estimular la capacidad de asombro de sus lectores».

 

Ciudad Valencia / Foto del autor: José Antonio Rosales