El despiadado cerco mediático impuesto en este momento a la comunidad palestina, que está siendo sometida a las formas más dantescas de violencia desde el pasado octubre de 2023, hoy se afianza, y deja en silencio los gritos de una población civil vulnerable y las demás formas de llamado que, desde distintas partes del mundo, acompañan la causa de liberación de la Nación Palestina.
La cúpula política que controla la economía a escala global y las instituciones que han de velar por los Derechos Humanos se encuentran abiertamente parcializadas y socavando la moral de un pueblo que lleva casi un siglo sufriendo un cruel y sistemático proceso de exterminio masivo y ocupación de su territorio.
El sionismo es un régimen genocida, colonial y expansionista, cuyas practicas están amparadas por el esquema hegemónico del corporativismo militar-mediático que hoy rige, financia y se muestra, como nunca antes, dispuesto a diezmar en su totalidad a una población que tiene una construcción milenaria en dicho territorio, con el propósito de dominar la economía mundial.
Quien se atreva hoy a expresar que se trata de una guerra, de un conflicto religioso, o de una lucha contra el terrorismo, no solo está equivocado, sino que forma parte de la masa intencionalmente desinformada. Hay que consultar fuentes que desmienten toda la falacia mediática profusa e ir a las razones históricas y políticas que explican cómo con el apoyo de las principales potencias de tradición colonial, se dio lugar a un hecho inédito: desaparecer un Estado y ofrecer a un país el territorio de éste para establecerse.
Israel, régimen forajido que cuenta con el apoyo militar de Occidente, se ha propuesto terminar con la vida del último palestino, aunque ello implique desaparecer gradualmente a infantes, mujeres, ancianos, gestados y hombres, para luego construir casas y asignarlas a nuevos ocupantes. El derecho que se abroga el régimen genocida fue concedido a través de un contubernio internacional que, luego de valorar varias propuestas, decidió otorgar una fracción del territorio palestino a Israel para el desarrollo de un proyecto colonial que responde a los intereses económicos y geopolíticos de las potencial occidentales.
Cabe destacar que mientras ello sucede, la población sobreviviente queda sometida a muros fronterizos, así como al bloqueo económico, político y mediático. Es decir, no tiene escapatoria, pues, la población desarmada es bombardeada en refugios, dentro de lo queda de sus casas, hospitales, iglesias y cualquier otro recinto que pueda ofrecer ayuda a quienes huyen de los ataques o son socorridos. Nada de eso está siendo reseñado por las principales cadenas mediáticas. Tampoco el hecho de que la desnutrición es el principal factor de amenaza para una población que depende completamente de las ayudas suministradas por terceros para resistir.
Recientemente más de 100 empleados de la BBC denunciaron a la corporación por ofrecer una cobertura sesgada y “carente de principios sobre el genocidio perpetrado contra el pueblo de Gaza”. Así lo expresó este grupo de periodistas, a través de un pliego en el cual revelan que el oficio periodístico está a merced de un entramado mediático sin precedentes que oculta deliberadamente la grotesca desproporción de la fuerza utilizada injustificadamente contra los civiles inocentes y acrecienta el peligro que corre la población, puesto que deja sin lugar las medidas contundentes que ya debieron ser tomadas por parte de la comunidad internacional para promover un alto al fuego definitivo.
Existen pruebas suficientes para oficiar dichas actuaciones, pero los medios no están autorizados para promover opiniones que condenen las acciones genocidas, por el contrario, deben respaldar las matrices promovidas por los principales medios que, en mayoría, son tutelados por la cúpula sionista y sus socios. En ese documento, que suscriben historiadores, voceros de medios alternativos, actores y personalidades del mundo académico, también se asegura que actualmente está restringido el paso a los periodistas.
Esta carta advierte que “Las consecuencias de una cobertura inadecuada son significativas. Cada reportaje televisivo, articulo o entrevista radial que no ha cuestionado con firmeza las afirmaciones israelíes ha deshumanizado sistemáticamente a los palestinos”. Agrega al final: “Muchos de nosotros nos sentimos paralizados por los niveles de miedo”.
Asimismo, Reporteros sin fronteras (RSF) ha documentado la destrucción y silenciamiento de numerosos medios de comunicación locales, contribuyendo a un grave apagón informativo en la región. Además, ha reportado interrupciones a la conexión a internet; hackeo y bloqueo de páginas; amenazas directas contra medios; persecución a periodistas, y el asesinato de más de 150 reporteros.
Israel, además de extender los ataques hacia el Líbano, lugar en el que ya se cuentan por miles las víctimas de los bombardeos, incursiona en el uso de dispositivos que están prohibidos por la comunidad internacional, tal es el caso del fosforo blanco y del bloqueo total de los canales de ayuda. Esto con el fin de perpetrar mayor sufrimiento y de multiplicar las victimas por desnutrición aguda, enfermedades o falta de atención médica. Según informe de la UNICEF, el hambre pasa a ser la principal amenaza de la población en general al norte de GAZA, afectada en un 96%.
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Se trata de una guerra multiagenciada que tiene como principales cómplices a los medios de comunicación que califican estos desmanes como “GUERRA” o “CONFICTO”, cuando se trata realmente de un exterminio. 50 mil personas es el saldo oficial de víctimas fatales, pero, para quienes aún sobreviven cada día que pasa se trata de enfrentar una muerte lenta por inanición y falta absoluta de cualquier ayuda, sin que su situación pueda ser mostrada al mundo. El silencio es el arma más letal aplicada contra Palestina y es importante continuar en disposición de condenar y denunciar estos hechos abominables para exigir justicia en nombre de la dignidad humana.
No es una guerra, no es un conflicto y no es la lucha contra el terrorismo. Es un régimen de ocupación aniquilando la posibilidad de existir a la población de un país que se niega a morir como cultura y que ha defendido cada pedazo de tierra con su vida. Lo que ocurre en Gaza es la barbarie que representa al fascismo como nuevo esquema de dominación global y del aparataje mediático que le permite seguir en marcha. NO al silencio. Palestina necesita que se promueva la verdad como herramienta a favor de la justicia que merecen.
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María Alejandra Rendón Infante (Carabobo, 1986) es docente, poeta, ensayista, actriz y promotora cultural. Licenciada en Educación, mención lengua y literatura, egresada de la Universidad de Carabobo, y Magister en Literatura Venezolana egresada de la misma casa de estudios. Es fundadora del Colectivo Literario Letra Franca y de la Red Nacional de Escritores Socialistas de Venezuela.
PREMIOS
Bienal Nacional de Poesía Orlando Araujo en agosto de 2016 y el Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca 2019 en poesía.
PUBLICACIONES
Sótanos (2005), Otros altares (2007), Aunque no diga lo correcto (2017), Antología sin descanso (2018), Razón doméstica (2018) y En defensa propia (2020).
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