Delfín Martell-columna Espacio y Tiempo Sonoro-el jazz

El arte de la música indudablemente está ligado al desarrollo social de las comunidades humanas, mágica fórmula de socialización donde el ser humano integra creatividad, entusiasmo, valores morales y traspasa la barrera del tiempo y los recuerdos.

En esta etapa del periplo iniciado en el mes de noviembre sobre la música cultivada en la Navidad en nuestro país, Venezuela, quise dejar para el final la expresión propia de nuestro espacio geográfico, la Parranda.

Expresión nativa de los estados Carabobo y Aragua -género musical- de hondo arraigó en los siglos XIX y XX en nuestro país. La célula rítmica en la parranda es binaria y también compartida por el aguinaldo y la gaita zuliana, aclarando que tiene ciertas acepciones de índole estético-musical.

La parranda, por su origen, de carácter binario (ritmo) la hace rica y ampliamente versátil otorgándole características muy bailables. Respecto al contenido literario puede tener orientación dirigida a lo Divino, “misterio de la Natividad del Señor”.

Pero también abordar hechos y personajes de la cotidianidad donde resida la agrupación musical y cultores del género. Aspecto este que establece un profundo vínculo con el pueblo y su sapiencia “Folklore” y lo abstracto y concreto de la memoria colectiva intrínseca en la raíz indígena e hispana del venezolano.

Esta expresión musical –según mi opinión- la más hermosa conexión de origen autóctono navideño en los estados centrales, que en su fondo, sigue manteniendo el bello sentido religioso y según visión folclórica de una región, sirviendo también de crítica constructiva a situaciones y personajes que fueron noticia en su momento.

En otro contexto y más pagano -según la iglesia- esta expresión del arte sonoro resumía en sus estrofas lo prospero del año que concluye y afirmando que el nuevo año estará cargado de dicha, salud y prosperidad.

 

La esencia social…

Lo social y cultural del género musical de la parranda está resumido en el cultivo y recuerdo de toda una tradición en el Estado Carabobo y especialmente “Valencia” junto a sus populosas parroquias: San Blas, Candelaria, La Pastora, Santa Rosa, Naguanagua y Los Guayos, según distribución geográfica anterior, evocando momentos vividos en patinatas después de la misa de aguinaldo, matizada con la degustación de las arepitas dulces acompañadas de café o chocolate caliente.

Pero debemos reflexionar –aún más- sobre la ya perdida tradición de las visitas residenciales de los grupos musicales de parranda, casa por casa, el día 24 de diciembre. Tradición perdida a causa de la delincuencia hacia mediados de la década de los años ‘70 en el municipio Valencia.

Las generaciones de los años ‘80, ‘90 y 2000 no disfrutaron de esta hermosa tradición. La falta de cultivo de la tradición lamentablemente se encargó de enterrarla, junto a la solidaridad, el intercambio de alimentos entre casas, vecinos y amigos.

 

 

En contacto…

La parranda y la gaita en San Blas II, Michelena, San Rafael y San Diego tienen cultores y actores del arte sonoro en Navidad, para el segmento En contacto… seleccione a dos cultores de la música que quizás para los entendidos en la materia representan dos generaciones alimentadas por la amistad y la música.

El primero de ellos Carlos Alberto Reyes Sevilla, quien realizó estudios de Sociología en la UCV, es ejecutante del cuatro, tambor de parranda, maso-terapeuta y locutor. Su testimonio es muy hermoso y cito:

 

Alberto Reyes Sevilla-Espacio y tiempo sonoro

“Te cuento que hacia el año de 1963 inicio mi actividad musical con agrupaciones de parranda y gaitas, cultivando la amistad entre miembros de mi comunidad, en el sector de la Michelena y con la simple aspiración de aportar culturalmente algo bueno al sector y pasarla bien en sano esparcimiento”.

«De esa época recuerdo algunos nombres como los de José Miguel (chemi) y Deysón (tamborero), compañeros de mi adolescencia que me ayudaron a conformar la primera agrupación musical en la comunidad de Michelena. Hacia finales de la década de 1969 y contado 22 años de edad, fundamos una agrupación musical que cultivamos particularmente parranda, el grupo lo conformamos aproximadamente, unas 30 personas. Entre las personas que me acompañaron vienen a mí memoria los hermanos: Enrique, Itamar y Pedro Tostá y sus primos, las hermanas Bello y un compañero de apellido Castillo. Hasta hoy sigo cultivando la música, parte importante de mi vida, formo parte del grupo Guarapo Ensamble, con mi amigo y hermano Rolando Bello y dictando clases de cuatro y tambor llevando, a los niños de mi nueva comunidad, “La Esmeralda, municipio San Diego, la belleza de cantar al Niño Dios en Navidad”.

 

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Definitivamente hay amistades cultivadas a través de la música que son para siempre. El segundo cultor es Rolando Bello Díaz, amigo y aliado por más de 16 años de Carlos Alberto Reyes Sevilla. Rolando es músico multi-instrumentista: mandolina, cuatro, piano, bajo, docente y técnico de audio y sonido. Alberto y yo hemos compartido hermosos proyectos juntos y entre otros, uno muy especial:

 

 

“El conformar una parrandita estable con niños provenientes de los colegios del sector de la Esmeralda y sembrar en ellos el amor por la música autóctona de la región central como la parranda».

Ejercicio: ver y escuchar la obra musical de hoy:

“Corre Caballito”. Interpretado por: Serenata Guayanesa.

Recomiendo: visualizar luz de color Rosado; decretando un Año Nuevo colmado de paz, salud, prosperidad y entendimiento para nuestro país.

 

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Delfín Martell González es licenciado en Arte, mención Dirección Orquestal, con Maestría en Antropología Cultural, por el Instituto Politécnico de Arte Manuel de Falla, San Juan de Puerto Rico-Puerto Rico. También es productor y conductor de radio y TV, y actualmente conduce el programa radial “Cápsula Sonora” por la señal de la emisora valenciana Arsenal 88.9 FM.  

 

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