“Paz en Colombia, un proceso indetenible” por Fernando Guevara

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Colombia inicia el año nuevo de forma auspiciosa. Gustavo Petro anuncia que se ha acordado con cinco grupos en armas un cese al fuego bilateral por seis meses con la finalidad de negociar una paz definitiva.

Esta iniciativa es la más ambiciosa que se haya adelantado en los últimos años para poder acabar con ese mal endémico de la violencia que ha devorado la sociedad colombiana en el último siglo.

El ELN, Estado Mayor Central de las disidencias de las FARC, la Segunda Marquetalia, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y los paramilitares de Sierra Nevada son los grupos con los cuales se ha acordado este cese de hostilidades. Podemos ver que además del fuerte ELN, guerrilla de recorrido histórico y quizás la mas fuerte, se incluyen grupos que emergieron de la disidencia de las FARC, que se alejaron del proceso de paz que se firmó con el expresidente Juan Manuel Santos, y un par de grupos paramilitares como las AGC y los Paramilitares de Sierra Nevada, una iniciativa que suma alrededor de diez mil hombres que se encontraban en armas.

Esta iniciativa, amplia, diversa e inclusiva es un gran logro que evidentemente se le debe atribuir al dinámico Petro.

Esta iniciativa de paz ya había dado sus primeros pasos con los encuentros que se han realizado en Caracas, con el ELN, pero este paso de incluir a las disidencias de las FARC y, en especial, a los grupos paramilitares es gigantesco y es una esperanza para la búsqueda de la “paz total”, campaña que ha lanzado Petro en este su periodo presidencial.

Ahora, esta búsqueda no será un camino de rosas. Colombia tiene enemigos internos y externos que van a buscar sabotear los procesos de paz. El saboteo a la gestión de Petro es un enemigo interno y, en este sentido, la primera lanza para atacar esta iniciativa la manipula el expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien ya ha dicho que esta iniciativa es una «apología a la criminalidad y a la impunidad”. Uribe es enemigo declarado de los procesos de paz, para él la única forma de alcanzar la paz en Colombia es a través de la violencia.

El narcotráfico es el otro gran enemigo interno. Colombia es el mayor productor y exportador de cocaína del mundo y los grupos armados y las mafias del narcotráfico han hecho una simbiosis de la cual ambos se aprovechan.  Mientras no haya paz y presencia y atención del Estado en las zonas del narcotráfico seguirán estas fuerzas torpedeando todo proceso de paz.

 

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Una de las buenas determinaciones de este proceso de paz recién anunciado por el presidente de Colombia es que contará con un grupo de garantes. Estos son la Misión de Verificación de las Naciones Unidas, la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de Estados Americanos (MAPP/OEA), la Defensoría del Pueblo y la Iglesia Católica.

De estos me causa cierta incomodidad la presencia de la OEA, no es un secreto que esta organización, permeada por los Estados Unidos y la más inconcebible derecha continental, ha sido la más poderosa saboteadora de todo lo que en el continente huela a humanismo, progresismo o izquierda. No obstante, seguramente y como no está sola su influencia negativa puede ser frenada por el resto de los verificadores.

Es positivo también que, si bien es cierto que por ahora no se ha considerado la inclusión en este proceso de otros grupos en armas, la evaluación del avance de este pueda traer a la mesa a otros alzados que quieran sumarse a la iniciativa colombiana y avanzar en la paz.

 

Fernando Guevara / Ciudad Valencia