Una escuela de poesía que convoca los afectos… Parte de la historia literaria del país del siglo XX puede mirarse desde la labor de los grupos literarios que existieron en Venezuela. Desde Cosmópolis, La Alborada, Válvula, Viernes, Cantaclaro, hasta Guaire, entre otros, la promoción de peñas literarias en los bares citadinos y la publicación de revistas permitió la irrupción en la sociedad de un interés por la poesía en un escenario de conmociones políticas.
Todos estos grupos propusieron, a través manifiestos y revistas, su visión estética y su visión del oficio. Si bien no eran talleres literarios, estos espacios de reflexión hicieron posible que muchos jóvenes de la época despertarán una sensibilidad por escribir.
Aunque el surgimiento de los talleres literarios en Venezuela va de la mano con la fundación de los ateneos y las direcciones de Cultura de las universidades, ya desde inicios de siglo pasado, un movimiento de jóvenes escritores hacía posible la reflexión y documentación de la realidad nacional con diversas visiones políticas y estéticas.
Décadas más tarde, un novedoso sistema se establece para el ejercicio de la escritura: los talleres literarios y las cátedras de literatura e historia de liceos de las principales ciudades del país.
Hasta entonces, en Venezuela no se habló de una escuela, pero sí de un sistema de talleres libres de escritura como un mecanismo para el desarrollo de un oficio, bajo la guiatura de poetas reconocidos.
Actividades literarias en Valencia
Hacia 1940, las instituciones educativas de Valencia eran el epicentro para el desarrollo de actividades culturales. A partir de la docencia se abrió un espacio para la formación literaria. Fue de esta manera como Manuel Feo La Cruz, abogado, poeta, periodista y docente, inauguró una peña literaria a través de su cátedra de literatura, durante su labor docente en el Liceo Pedro Gual.
Nacido en 1921, se desempeñó desde 1937 hasta sus últimos días como docente en distintas instituciones de la ciudad, entre ellas, la Universidad de Carabobo, el Colegio Lourdes y el Liceo Pedro Gual. Testimonios de estudiantes, que se recogen en el libro “Reencontrándonos con Manuel Feo La Cruz”, dan cuenta de su compromiso con la enseñanza.
Sus clases eran peñas literarias en las que se formaron poetas y juristas. Rómulo Solórzano González un viejo alumno, nos dice:
El Dr. Feo La Cruz fue abogado, juez penal, periodista, escritor, profesor universitario, y por mucho tiempo profesor de literatura en nuestros institutos de secundaria, donde formó magníficos escritores y poetas como Lina Jiménez, hoy entre nosotros, autora de la novela «Anastasia”, Premio “Arístides Rojas» en 1955, y otras, entre ellas: «Convergencias» (1982), “Bancos de Niebla» (1984), «Al Otro Lado del Tiempo» (1984), y quien nos puede señalar las excelencias especiales que tenía para enseñar el Dr. Manuel Feo La Cruz, como profesor de literatura en el Liceo “Pedro Gual” y Colegio de “Nuestra Señora de Lourdes» de Valencia.
Asimismo, el poeta Reynaldo Pérez Só expresó, en una oportunidad, haber asistido, siendo un muchacho, a las peñas literarias organizadas por Manuel Feo La Cruz, donde coincidió con otros poetas, entre ellos Eugenio Montejo.
En el año 1962, en ocasión de la entrega del premio José Rafael Pocaterra, Manuel Feo La Cruz dio unas palabras en las que expuso su visión de la cultura, concibiéndola como “una noble causa para el surgimiento de valores intelectuales y artísticos”:
El Ateneo de Valencia debe en esa innegable labor… entroncarse con el pueblo. (Y esto no es, ni puede, ni quiere ser aliento demagógico). Porque nada gana el Ateneo, ni la sociedad misma, con que los beneficios de una misión tan hermosa, sean sólo aprovechados por un núcleo reducido de aficionados o de profesionales. Nosotros tenemos necesidad de que el pueblo todo sienta la vibración de la cultura; que reciba el impacto, el bombardeo, de los conocimientos altos, para que se forje de veras y mire de frente su camino, respetando y haciéndose respetar…
En 1958 se funda la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo y es designado como director por su incansable entrega a la promoción cultural en la ciudad. Mary de Labarca, amiga, recuerda de esos días un recital organizado por la dirección al que asistió Pablo Neruda:
Durante la gestión de Manuel Feo La Cruz se destaca la invitación a un recital de poesía al poeta chileno Pablo Neruda. Recital que todavía se recuerda entre la generación que participara. En torno a su figura crecerían intelectuales que destacarían más tarde como claves en la cultura carabobeña y nacional, entre ellos: Eugenio Montejo, Teófilo Tortolero, Angel Ramos Giugni, Alecia Castillo, Oscar Carvallo Georg y otros.
La Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla en el estado Carabobo
La tradición literaria de Valencia viene de la peñas literarias realizadas por Manuel Feo La Cruz, las actividades organizadas por el antiguo Ateneo de Valencia, La Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo y, más tarde, en la década del setenta, con la fundación de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo, convirtiéndose en un epicentro de la formación literaria de varias generaciones.
Esta revista constituyó una suerte de corriente –en la poesía venezolana– que impactó todas las generaciones de jóvenes poetas del país y el continente, apostando siempre por la búsqueda y el diálogo de voces que permitieran pensar la poesía.
Hoy, a ochenta años de las primeras peñas que se celebraron en la ciudad, un nuevo revuelo por la poesía despierta el interés de los jóvenes liceístas, y es nuevamente el Liceo Pedro Gual el epicentro.
El pasado martes 24 de octubre fue inaugurada la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla (perteneciente al Movimiento Poético Mundial) en el estado Carabobo. Un proyecto apoyado por la Vicepresidencia de Comunicación, Cultura y Turismo y el Ministerio del Poder Popular para la Educación, dirigido a jóvenes del sistema de educación media (1ero a 5to año de bachillerato).
El liceo Pedro Gual fue el lugar de acogida para el inicio del proyecto. Una obra arquitectónica de mediados de los años cuarenta, inaugurada durante el gobierno de Medina Angarita, emblemático para la historia literaria de la ciudad.
Estuvieron presentes jóvenes, representantes y docentes de los 10 espacios seleccionados para el inicio de los talleres literarios; la autoridad única de Educación, la profesora Xiomara Luna; el equipo directivo de la institución y supervisores docentes; representantes de la Secretaría de Cultura de la Gobernación de Carabobo, facilitadores de la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla; su coordinador regional, el poeta Ernesto Cañizalez, y representantes de la coordinación nacional del proyecto.
Durante el evento pudimos escuchar de parte de las estudiantes Alana Guzmán, María Caballero, Laura Ramírez y Karelyn Muñoz una pequeña semblanza y algunos poemas del maestro Juan Calzadilla, poeta fundador de El Techo de la Ballena y crítico de arte al que la escuela rinde homenaje con su nombre.
La palabra «escuela» supone de entrada asumir un canon. El desarrollo de una corriente o estilo, y quien forma parte de ella asume un método para el desarrollo de una habilidad. Si partimos de esta premisa en la poesía, cabe la pregunta: ¿es posible hablar de una “Escuela de poesía”?
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Tácitamente hablando, no. El hecho de asistir a un taller de poesía no garantiza a nadie la posibilidad de escribir. No se asiste a una escuela de poesía para aprender cómo hacer un poema, sin embargo, esta constituye una guiatura o un punto de llegada para jóvenes que están comenzando a descubrir el mundo de la literatura.
En este sentido, el proyecto de la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla asume como canon el estudio de la poesía venezolana; de aquellos referentes fundamentales de la tradición poética de varias generaciones que busca despertar en sus estudiantes la sensibilidad por la palabra creadora. Estudiar la poesía que reivindica el lugar significa entonces, una forma mirar el país y de encontrarse con los afectos.
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Vielsi Arias Peraza, Venezuela 1982. Poeta, docente, investigadora, columnista y promotora cultural. Ha publicado: Transeúnte (2005), Los Difuntos (2010), con el que obtuvo la mención honorífica en poesía del Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca; La Luna es mi pueblo (2012), Luto de los Árboles (2021) y Mandato de puertas (2022). Es miembro del Consejo de Redacción de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo, miembro de WPM, capítulo Venezuela, y miembro del equipo promotor de la Escuela Nacional de Poesía de Venezuela.
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