“Venezuela Esequiba” por María Alejandra Rendón Infante

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María Alejandra Rendón, autora de la columna Nos (Otras)

Venezuela Esequiba… Frente al histórico conflicto del Territorio Esequibo, el cual se agudiza posterior al desvelamiento de un fraude del cual fue –y sigue siendo– víctima,  Venezuela;  la posición de la institucionalidad nacional sigue siendo la misma: el territorio esequibo es legítimamente venezolano y se cuenta con elementos para demostrarlo. Son diversos los recursos de amparo por parte de Venezuela para seguir reclamando su territorio.

En 1777 fue creada la Capitanía General de Venezuela, específicamente el 8 de septiembre, mediante la Real Cédula de Carlos III, quedando integrada por las siguientes provincias: Venezuela, Nueva Andalucía o Cumaná, Maracaibo, Guayana, Margarita y Trinidad. Este acto administrativo fue un factor unificador, en lo político, económico y militar, de las hasta entonces separadas provincias.

Con la Real Cédula surgió la nacionalidad “venezolana” para todos los nacidos en estas tierras, cuya extensión territorial en su parte oriental entre España y Holanda sería el Río Esequibo, desde su nacimiento hasta su desembocadura en el océano Atlántico, quedando así establecida la jurisdicción de Venezuela sobre el Territorio Esequibo.

Simón Bolívar proclamó en 1821 la “Gran Colombia”, luego de la Batalla de Carabobo, y Venezuela informa a la Gran Bretaña los límites orientales de la Gran Colombia:

“Termina en el Esequibo, siendo la ribera izquierda de este río la frontera con la Guayana Holandesa” (Nota del ministro Francisco Antonio Zea a Lord Castlereagh, Londres, 20 de febrero de 1821).

De manera casi simultánea, a partir de 1822, Gran Bretaña comienza su expansión  por la Guayana Esequiba, iniciando con la zona de la costa baja. Posteriormente dirigió su expansión por el interior del Esequibo debido a sus ricos yacimientos de oro.

“En mayo de 1835, Schomburgk elaboró un primer mapa de la Guayana Británica, en el cual indicaba que el territorio venezolano llegaba hasta el Río Esequibo (este mapa fue ocultado deliberadamente  por los ingleses), quienes en su lógica expansionista se adjudicaron arbitrariamente esa porción de territorio.

En 1839, Schomburgk presentó un nuevo mapa de la Guayana Británica en la que le otorgó una frontera que incluía 142.000 kilómetros cuadrados pertenecientes a Venezuela. “Al respecto, Gran Bretaña justificó dicha cartografía mencionando que simplemente era el punto de vista del explorador. Pero en 1840, el mapa fue publicado en el Parliamentary Papers y tiempo después fue adoptado como el mapa definitivo de la Guayana Británica” (Misión verdad)

Inglaterra hizo aprovechamiento de la transición de Venezuela y de su compleja situación post guerra para la fabricación de una invasión de facto: por un lado estableciendo colonias en territorio esequibo y, por otro,  formulando, sin otra justificación que la pretensión caprichosa de apoderarse de recursos, límites que desde ese momento hasta hoy, no gozan de legitimidad alguna. Por su parte, EEUU y su ya vigente Doctrina Monroe, consideró un amenaza la pretensión de Inglaterra de apoderarse unilateralmente de ese territorio y manifestó “apoyo” a Venezuela en sus acciones de reclamo, por lo que  en 1895 realiza un  exhorto a  Inglaterra  a someter el tema a un estudio a través de una comisión investigadora que se encargaría de disipar dudas y pronunciarse para dirimir el conflicto.

Venezuela acepta ser representada por Estados Unidos, siendo que no tenía muchas opciones: los británicos amenazaban con expandir aun más el territorio, considerando avanzar  hasta la boca del emblemático Río Orinoco. En menos de quinces días el Tribunal de Arbitraje dictó una decisión unánime que se conoce como Laudo Arbitral de París, el cual estuvo compuesto por dos jueces norteamericanos (Melville Weston Fuller y Davis Josianh Brewer) representando a Venezuela, dos jueces británicos (Charles Baron Rusell y Sir Richard Henn-Collins) en representación de Gran Bretaña y el presidente del Tribunal Arbitral fue el Canciller ruso Federico Martens, amigo personal de la reina de Inglaterra.

Una decisión sumamente breve, sin motivación ni argumentos legales, que le otorgó a Gran Bretaña el 90% del territorio en disputa, menos la Boca del Orinoco y 500 millas cuadradas de la desembocadura que fueron reconocidas para Venezuela.

Según diversas fuentes, entre ellas  el libro La verdad sobre el esequibo, publicado por el Estado venezolano: desde que Venezuela es Venezuela esa porción de territorio, cuya área cubre una extensión 159.542km2, le pertenece.  Diversos documentos históricos así lo demuestran sin ambigüedad alguna.

Estos límites se ratifican en 1845, cuando España reconoce la independencia de Venezuela y quedan fijados los límites constitutivos de la Capitanía General, que otorgan la posesión de dicho territorio a Venezuela, es decir, no existía la más mínima duda sobre los límites territoriales establecidos hasta el momento.  Asimismo, dicha fuente argumenta que el gobierno de Guyana ha pretendido apoderarse de un territorio «sobre el cual no posee títulos, ni tampoco puede mostrar fuentes jurídicas que sustenten sus pretensiones, por lo cual ha estado disponiendo, unilateralmente, de este espacio y haciendo un uso abusivo» que contraviene las disposiciones del Acuerdo de Ginebra, el cual se formuló para resolver la controversia entre Venezuela y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte sobre la frontera entre Venezuela y la Guayana Británica.

El Articulo 10 de la Republica Bolivariana de Venezuela, al declarar que el Territorio Nacional es el que correspondía a la Capitanía General de Venezuela antes de la trasformación política iniciada el 19 de Abril de 1810, consagra la adopción del principio utis possidetis, ya que nuestro constituyente, con esa disposición, esta declarando que lo que poseía en dominio territorial la Capitanía General de Venezuela a nombre de la Corona Española, lo posee ahora a titulo de dominio eminente el Estado Soberano de Venezuela

Es importante resaltar el Acuerdo de Ginebra es un tratado vigente firmado en Ginebra, Suiza, el 17 de febrero de 1966, por Venezuela por una parte, y el Reino Unido junto con su colonia de Guayana Británica (próxima a recibir la independencia) por la otra, por el cual se detallan los pasos a seguir para la resolución de la controversia limítrofe-territorial sobre la Guayana Esequiba surgida de la contención venezolana ante la ONU, en 1962, de considerar nulo e írrito (inexistente) el Laudo Arbitral de París de 1899 que emitió el Tribunal Arbitral de París y que definió la frontera común entre Venezuela y Guayana Británica.

La decisión del tribunal quedó en tela de juicio luego de hacerse público el memorándum de Severo Mallet-Prevost y otros documentos que comprometieron la validez del laudo, pues,  En 1948, al fallecer Severo Mallet Prevost, secretario de la comisión de expertos designada por Estados Unidos, se publica en The American Journal of lnternational Law un memorando en el que él mismo explica la negociación secreta que hubo durante el arbitraje de París. En razón de ello Venezuela poseía suficientes elementos para dar continuidad a la disputa legal del Esequibo y acude a la ONU para emprender una nueva etapa en su legítimo reclamo.

El Acuerdo de Ginebra fue publicado en la Gaceta Oficial de Venezuela N.º 28.008 del 15 de abril de 1961​ y posteriormente registrado por este mismo país el 5 de mayo de 1966 en la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas bajo el N.º I-8192.2​

Unos  meses después de la firma del acuerdo, el 26 de mayo de 1966, la colonia de Guayana Británica recibe la independencia llamándose a partir de entonces «República de Guyana» (y desde 1970: República Cooperativa de Guyana), ​ fecha a partir de la cual el nuevo Estado pasa a formar parte del acuerdo como país soberano e independiente junto a Reino Unido y Venezuela, aunque sustituye totalmente a Reino Unido en las conversaciones con Venezuela respecto al diferendo.

Para los guyaneses, explica el historiador y experto en la materia  Manuel Donís, el Laudo Arbitral de 1899 (sentencia de un tribunal de arbitraje reunido en París para definir la disputa sobre la frontera al este de Venezuela y al oeste de Guyana, para entonces colonia británica),  es un documento juzgado, sentenciado y aceptado. En ese dictamen, el juzgado decide adjudicar a Reino Unido el territorio que Venezuela reconoce como Guayana Esequiba, de 159.542 km², ubicado al oeste del río Esequibo.

«Esta es la verdad procesal, pero no la verdad real. Venezuela no ha aceptado de forma legítima y expresa, ni durante ni después, la ejecución del laudo», apunta el experto, recalcando que una vez  conocidas sus interioridades en 1949, gracias al memorándum de Severo Mallet-Prevost, abogado de Venezuela y secretario de la comisión creada en 1895 para investigar e informar lo concerniente a la controversia entre Venezuela y Gran Bretaña, «el país no ha dejado de protestar y solicitar la rectificación de la injusticia cometida en 1899″.

A partir de 1949, continuó el historiador: «dos jesuitas que estaban estudiando en Londres, haciendo su filosofado, Hermann González Oropeza y Pablo Ojer, fueron  invitados a hurgar en los archivos británicos para buscar y analizar la documentación que apoyara a Venezuela en su potencial reclamo del Esequibo. Ambos se abocaron a esto y remitieron al gobierno los documentos que se encuentran en el Archivo de la Cancillería. Metros de microfilms, centenares de documentos copiados a mano, cartografía histórica. Una investigación que hizo posible  el ‘Informe que los expertos venezolanos para la cuestión de límites con Guayana Británica presentan al Gobierno nacional’,  entregado al gobierno de Rómulo Betancourt en marzo de 1966″.

Según Donís, el documento presentado por los sacerdotes jesuitas estableció que el tribunal de arbitraje trabajó sobre una línea limítrofe falsa.

«En el Acuerdo de Ginebra se estableció una comisión mixta con el encargo de buscar soluciones prácticas y satisfactorias para resolver el diferendo. Pero los guyaneses se mantuvieron firmes en cuanto a que Venezuela debía demostrar que el Laudo de París era írrito. Llegados a este punto muerto, la comisión fracasó luego de cuatro años. Guyana vendió la idea de que Venezuela era un país grande que estaba arrebatando el territorio a un país pequeño. Perdimos cuatro años. Venezuela  ofreció ayuda económica y el desarrollo de la zona en reclamación, pero no se lograron los objetivos porque esto implicaba para Guyana entregar parte de su territorio», aseguró.

Venezuela no está perpetrando un despojo territorial, sino al contrario, ya que con colaboración de poderosas potencias, se ha fraguado y concretado un fraude  en su contra, y el motivo principal está relacionado con la oportunidad de explotar recursos, así como hacer uso de materias primas y riquezas naturales presentes en dicho territorio, pues una gran reserva de petróleo, oro y otros minerales resultan apetecibles  para los grandes grupos económicos  y sus propósitos neocoloniales.

En las últimas dos décadas, Guyana ha entregado importantes concesiones que vulneran el propio cuerdo de Ginebra. En 2011  decidió unilateralmente realizar modificaciones a su plataforma continental marítima para explotación de petróleo afectando el mar territorial de Venezuela, sin haber previa nota a la Cancillería Venezolana.

En junio de 2012, el vecino país entregó el bloque Roraima a las empresas trasnacionales CGX Energy, Exxon, Shell y Anadarko para la exploración petrolera, manteniendo en secreto la ubicación de la misma.

En lo sucesivo, no han dejado de tener lugar acciones abusivas por parte de Guyana con colaboración del  establishment global. Desde EEUU se han diseñado y dirigido las constantes arremetidas contra Venezuela, sobre todo desde que la administración Obama declarase que Venezuela representa una amenaza inusual y emprendiera una diplomacia sumamente hostil basada en el desconocimiento de sus poderes e instituciones.

Las decisiones inconsultas que promueven un clima de tensión entre ambas partes, han sido promovidas de manera arbitraria por parte de Guyana, vulnerando nuestra soberanía. De manera que el pueblo venezolano tiene el deber moral de respaldar las acciones de defensa de nuestro territorio, con apego a la norma internacional y nuestra carta magna.

En tal sentido, resulta sumamente importante la decisión de refrendar sobre dicho asunto y respaldar las acciones sucesivas con el apoyo del soberano. La situación no admite otra salida que acudir a las herramientas democráticas que nos ofrece la constitución para sumar la opinión del pueblo venezolano como un elemento importante de respaldo en las acciones de defensa territorial que han venido agotando la vía pacífica en procura de la paz y la concordia como tradicionales banderas de nuestra diplomacia.

 

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El 3 de diciembre del presente año, se llevara a cabo una jornada consultiva que suma un hito importante e inédito en torno a este conflicto, por lo tanto es importante la mayor manifestación de apoyo a lo que es un escenario definitorio. El referendo se basa en someter a la opinión voluntaria del pueblo venezolano los elementos más relevantes de esta disputa, a través de 5 preguntas ancladas en el principio de soberanía que propugna la constitución vigente.

Es una acción valiente del presidente Nicolás Maduro, quien confía en la enorme consciencia del pueblo venezolano y lo que para este representa el respeto a su territorio, así como la negociación pacífica en procura de una decisión justa, que no debe ser otra, sino el reconocimiento a Venezuela como única y legitima dueña de ese territorio.

¡EL ESEQUIBO ES DE VENEZUELA!

 

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María Alejandra Rendón Infante (Carabobo, 1986) es docente, poeta, ensayista, actriz y promotora cultural. Licenciada en Educación, mención lengua y literatura, egresada de la Universidad de Carabobo, y Magister en Literatura Venezolana egresada de la misma casa de estudios. Es fundadora del Colectivo Literario Letra Franca y de la Red Nacional de Escritores Socialistas de Venezuela.

PREMIOS

Bienal Nacional de Poesía Orlando Araujo en agosto de 2016 y el Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca 2019 en poesía.

PUBLICACIONES

Sótanos (2005), Otros altares (2007), Aunque no diga lo correcto (2017), Antología sin descanso (2018), Razón doméstica (2018) y En defensa propia (2020).

 

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