“Anatomía del bostezo” por Armando José Sequera

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Armando José Sequera, autor de la columna: Carrusel de Curiosidades

Anatomía del bostezo… En un célebre cuento del libro Las mil y una noches, un grupo de ladrones logra, mediante una breve frase, que la roca que tapa la entrada a la caverna que les sirve de guarida se aparte y les permita ingresar y salir.

La frase es una simple orden: ¡Ábrete, sésamo!

Nuestra boca pareciera responder a un mandato similar cuando, repentina e involuntariamente, un bostezo se apodera de ella.

Aunque esta reacción física es tan común que casi no reparamos en ella, vale la pena conocer su mecanismo e, incluso, por qué resulta tan contagioso.

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Por cierto, este artículo nace de una foto que le tomé a Karim, uno de los gatos de los que tanto mi esposa como yo somos sus mascotas.

Como todo amante de los animales que soy, en especial de los felinos, me la paso fotografiándolo, a él y a Ágata, la hermosa minina que nos acompaña desde hace más de trece años. En los últimos días, mi esposa incorporó a una tercera hija a la familia: una hermana de Karim llamada Azahar.

La semana antepasada, mientras retrataba a Karim, éste bostezó. E, increíblemente, yo también lo hice a continuación.

No sé si hay estudios en torno al contagio de un bostezo de gato o de otro animal a un humano –o en viceversa–, pero me consta que igual que de persona a persona, hay transmisión del mismo de manera instantánea.

Al bostezar, nuestro organismo nos señala que tiene hambre, sed, sueño, aburrimiento o hastío.

Sin embargo, pese a que se han realizado numerosos estudios al respecto, hasta ahora los científicos no se ponen de acuerdo acerca de qué es lo que logramos con esa acción.

Para la gran mayoría se trata de una reacción nerviosa que pone en funcionamiento los músculos respiratorios, para hacer que estos recuperen totalmente sus funciones y continúen proporcionando oxígeno al cuerpo.

 

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Dichos músculos tienden a funcionar anormalmente cuando el organismo está sometido a estados como los ya referidos, de hambre, sed, sueño, aburrimiento o hastío.

La inspiración profunda que caracteriza al bostezo pone en movimiento un mecanismo cuyo doble objetivo es impulsar la circulación sanguínea y proporcionar al cerebro el oxígeno adicional que necesita para superar tales estados.

Durante estos, los músculos que intervienen en la respiración dejan de trabajar de modo eficiente, lo cual ocasiona una disminución en la afluencia de oxígeno al cerebro.

 

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El bostezo depende de múltiples neurotransmisores que se hallan en el núcleo del hipotálamo. Este, como se sabe, se encuentra en el encéfalo y controla el sistema nervioso.

Con la acción de bostezar, por cierto, ocurre algo bastante curioso y es que, tan pronto alguien bosteza, quienes le rodean también lo hacen segundos o pocos minutos después. Y es que, como decían antes del mal olor del sudor axilar, “de que se pega, se pega”.

La razón por la cual el bostezo se contagia fácilmente es porque el inconsciente de quien nos ve hacerlo capta el mensaje y, por decirlo de alguna manera, se solidariza con él.

 

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Armando José Sequera es un escritor y periodista venezolano. Autor de 93 libros, todos publicados, gran parte de ellos para niños y jóvenes. Ha obtenido 23 premios literarios, ocho de ellos internacionales (entre otros, Premio Casa de las Américas, 1979; Diploma de Honor IBBY, 1995); Bienal Latinoamericana Canta Pirulero, 1996, y Premio Internacional de Microficción Narrativa “Garzón Céspedes”, 2012).

Es autor de las novelas La comedia urbana y Por culpa de la poesía. De los libros de cuentos Cuatro extremos de una sogaLa vida al gratén y Acto de amor de cara al público. De los libros para niños TeresaMi mamá es más bonita que la tuyaEvitarle malos pasos a la gente y Pequeña sirenita nocturna.

«Carrusel de Curiosidades se propone estimular la capacidad de asombro de sus lectores».

 

Ciudad Valencia / Foto del autor: José Antonio Rosales