¡“Cantaura vive”, lucha y denuncia por siempre!” por José David Capielo

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Del Medanal venimos-José David Capielo- Freddy Gil González
José David Capielo autor de la columna Del Medanal Venimos

A propósito de conmemorarse hoy 42 años de la Masacre de Cantaura, evento emblemático del terrorismo de Estado de los gobiernos de AD y COPEI (1958-1998), insistiré en reseñar aspectos de tal hecho criminal-represivo, de esa derecha entreguista.

En esta oportunidad centraré la atención en el papel cumplido estos años por la Asociación Civil “Cantaura Vive”, que asumió desde el año 2006, hace 18 años, el protagonismo en la acusación permanente de este crimen político.

En forma plural e independiente, se logró así el apoyo de muchos sectores e individualidades, incluidos líderes integrantes o afines al Gobierno Bolivariano. En Cantaura fueron acribillados y rematados 23 combatientes revolucionarios del Frente Guerrillero “Américo Silva”, en una acción desproporcionada de los cuerpos policiales y militares de entonces. Otro grupo de combatientes (17) lograron evadir el cerco y sobrevivieron a tal acción.

La Asociación Civil “Cantaura Vive” refiere ineludiblemente a quienes le han dado vida y accionar consecuente. Destaco acá tanto el papel de experimentados cuadros políticos revolucionarios como Ricardo Ochoa (Comandante “Sierra”), quien la preside, junto a otros camaradas excombatientes y sobrevivientes de la masacre, quienes se han resteado en esta tarea.

Unidos están también familiares, colaboradores y toda la gente amiga y solidaria, quienes se han constituido para reivindicar la consigna de “olvidar jamás” y mantener en alto la lucha por rescatar la memoria histórica y la exigencia de castigo a los culpables. Cada año, además de las actividades locales cumplidas por familiares y amigos (en nuestra región, en especial en Puerto Cabello), se realiza un acto homenaje central, cerca de la población de Cantaura, estado Anzoátegui, en el monumento del Memorial dedicado a los revolucionarios caídos ese día.

Un especial reconocimiento en vida merece Ricardo Ochoa, “Sierra”, nacido en 1948 y hoy con varios quebrantos de salud, quien tanto en declaraciones de prensa, como en sus testimonios publicados por la Defensoría del Pueblo (“30 años de Cantaura”, 2012) y en su libro autobiográfico publicado en 2019 por el historiador Pedro Figueroa Guerrero (Quíbor, Lara), ha detallado parte de esta historia insurgente, que incluye lo referido a la Masacre de Cantaura.

Ochoa, como testigo de excepción, relata que en este hecho criminal hubo acontecimientos previos que facilitaron ese desenlace fatal. Establece que esta acción se da en medio de una gran ofensiva represiva, en especial contra la otrora organización insurreccional Bandera Roja-BR (para mí ya inexistente), cuyo instrumento armado era el Frente “Américo Silva” (FAS), creado en 1977, el cual sustituyó al Frente “Antonio José de Sucre” (FGAJS), perdido en la división de 1976 (y pacificado luego). Ochoa fue de los fundadores de BR y jefe militar para octubre 1982.

1982 especialmente, fue un año duro, en que los cuerpos represivos del Estado burgués intensificaron sus labores de inteligencia para desarticular o aniquilar a BR y otras fracciones insurreccionales que aún operaban en el territorio nacional. Relata Ochoa como ya desde inicio y mediados de los años 70 se había desarrollado un plan de exterminio contra destacados cuadros fundadores de BR, como fueron los casos de Jesús Márquez Finol (“Motilón”), Américo Silva, Noel Rodríguez, Tito González Heredia, Vicente Contreras Duque, Faustino Lugo, entre otros.

En 1976 habían asesinado a Jorge Rodríguez, padre, de la Liga Socialista y en 1979 a dos camaradas de la “Organización de Revolucionarios” (OR), que los involucraron en el secuestro de Niehaus. Esa razzia represiva se intensificó con la utilización de agentes delatores, que conocían a la mayoría de los dirigentes aún en armas.

Muchos camaradas comenzaron a ser detenidos en distintas regiones del país. Nada más en Caracas, en abril 1982, habían aprendido a la casi totalidad de la dirección política nacional de BR, junto a otros compatriotas. En medio de esta situación, que impuso la clausura de la estructura legal que se tenía, el Frente “Américo Silva” (FAS) mantenía una ofensiva en el Oriente, que lo hizo blanco especial para el enemigo.

Ochoa relata que él, junto a otros integrantes de la dirección existente, estuvo a inicio de 1982, en una rueda de prensa en la montaña, junto a la comandancia e integrantes del FAS, ratificando la continuidad de su operatividad, ante la represión. El gobierno adeco-copeyano utilizó sus fichas encubiertas y lograron infiltrar las filas del FAS con tres exguerrilleros del antiguo frente armado en Oriente (FGAJS), reconvertidos ya en policías.

Estos delatores “aparecieron” solicitando reincorporación, ofreciendo su gran experiencia y lograron el aval de la dirección política. Esta infiltración solo fue conocida después de la Masacre. Así se fue preparando el terreno para “destrozar” el aparato armado. Ochoa señala que hubo una primera tentativa enemiga en mayo de 1982, en un enfrentamiento con el ejército, en la población de Barbacoas, estado Anzoátegui, donde el FAS logró resistir una dura emboscada enemiga. Luego la estrategia gubernamental fue “exterminar” el FAS.

Basados en la información que tenían y con un operativo por aire y tierra, con personal militar y policial con 500 o más efectivos (contra 40 guerrilleros), con bombardeos indiscriminados de “tierra arrasada” y un cerco con varios anillos con poder de fuego, pudieron concretar esta masacre ese día lunes 4 de octubre 1982.

Todo esto lo complementa Ricardo Ochoa, con los sucesos a posteriori. Le correspondió a él, por las circunstancias, asumir directamente la tarea de reconstruir el FAS, que se logró a finales de 1983. Actuó como responsable político-militar y comandante en ese entonces. Expresa que se pudo garantizar con creces, no solo el reclutamiento de combatientes, encabezados por casi todos los sobrevivientes de Cantaura, sino la obtención de logística y apoyo popular para reiniciar la operatividad, obviamente en forma “cerrada”, teniendo al Turimiquire, selva oriental, como zona principal de operación y resguardo.

 

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En mayo de 1994, 11 años después de la reconstrucción del nuevo FAS, se produjo la desmovilización de este aparato armado, en correspondencia a la nueva situación nacional. Ochoa cuenta, como desde 1991, estuvo junto a un contingente de sus efectivos guerrilleros en Caracas, a la espera para apoyar las rebeliones militares patriotas del 4F y 27N, en las que estuvieron comprometidos. En Venezuela han existido experiencias de luchas revolucionarias importantes, aún con fallas o errores y pese a traiciones o deserciones. Hay una impronta de pelea y solidaridad aún vigente, pese a todo.

Queda para la reflexión la necesidad de ser consecuentes y no falsear las realidades en función de sectarismos u objetivos personales. La lucha insurreccional cumplida dejó una enseñanza y ante nuevas amenazas guerreristas contra nuestro país, debemos perseverar en la denuncia y la activación en distintas trincheras, que incluye lo comunicacional.

¡HONOR Y GLORIA A LOS MARTIRES DE LA MASACRE DE CANTAURA, LA LUCHA CONTINUA, EL FASCISMO NO PASARÁ!

 

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José David Capielo Valles es ingeniero agrónomo y magíster en Desarrollo Rural, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Campus Maracay. Nacido en Coro, estado Falcón, en 1949. Es docente jubilado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), Núcleo Canoabo (2016). Es locutor, comunicador alternativo y colaborador de Ciudad Valencia desde 2014.

La Universidad Politécnica Territorial de Falcón “Alonso Gamero” (UPTAG) publicó digitalmente, en noviembre de 2023, su libro “Del Medanal Venimos. Un ensayo autobiográfico reflexivo”.

 

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