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Ángel Omar García González: autor de la columna de Ciudad Valencia "Historia y Memoria"

Amigas y amigos, constructores de sueños, forjadores de esperanzas: El pasado 11 de septiembre se cumplieron 50 años del cruel y sangriento golpe de Estado contra el presidente chileno Salvador Allende Gossens, el primero que levantando las banderas del socialismo llegó al poder por la vía electoral.

El momento resulta propicio para resaltar algunos elementos que históricamente ha vinculado a ambos pueblos, al menos durante los dos últimos siglos. Una relación que puede ser rastreada desde los inicios del proceso independentista venezolano y se extiende hasta los propios acontecimientos del año 1973. Situaciones y personajes que han tenido diversos matices, algunos poco conocidos.

 

Admiración de los chilenos

La historiografía venezolana coincide en señalar los sucesos del 19 de abril de 1810 como la génesis de nuestro proceso independentista. Sin embargo, la generalidad de los venezolanos desconoce que entre los protagonistas estelares de los sucesos ocurridos en el cabildo caraqueño figuraba un chileno, el sacerdote José Cortés de Madariaga, quien indujo a la población congregada frente a la Plaza Mayor, a responder de forma negativa la pregunta respecto a la continuidad en el gobierno del Capitán General Vicente Emparan.

Madariaga había llegado de forma accidental a tierras venezolanas en mayo de 1802, producto de errores de navegación derivados de la acción y fuerza de los vientos. Viajaba procedente de España a donde había acudido para resolver una disputa con Miguel de Eizaguirre por la regencia de la cátedra de decretales en la Universidad de San Felipe, en Chile. Tras el colapso de la Primera República fue puesto en prisión y trasladado a España junto a Juan Germán Roscio y Francisco Isnardi, entre otros.

En 1815, gracias a la mediación del comerciante inglés Thomas Richards recobra la libertad. Se traslada a Jamaica y más tarde a Venezuela, donde en mayo de 1817 hace parte del llamado Congreso de Cariaco, instancia que intentó restituir la institucionalidad desaparecida tras el colapso de la Primer República y desconoció la autoridad que venía ejerciendo Bolívar como Jefe Supremo.

La llegada de Pablo Morillo al oriente venezolano lo hace embarcarse rumbo a Jamaica y desde el Caribe participará en acciones militares junto al corsario Luis Aury, bajo la autodesignación de ministro extraordinario de las Repúblicas de Federales de Buenos Aires y Chile. Hacía 1820 se encuentra Nueva Granada y participa en la campaña de recuperación de la costa atlántica: Santa Marta y Cartagena de Indias, bajo el comando del general Mariano Montilla. Terminará muriendo en Rio Hacha en marzo de 1826.

Otro personaje que une a Chile y Venezuela es Andrés Bello, quien llegó a Valparaíso en 1829 procedente de Londres a la edad de 48 años. En la nación austral desarrolló una importantísima labor como docente, escritor, poeta, periodista, así como aportes en el terreno del derecho sin haberse residido de abogado; condición que no impide muchos considerarlo como uno de los más importantes juristas chilenos de su tiempo.

La admiración de los paisanos de O`Higgins por el llamado “Cisne de Anauco”, apodo endilgado a aquél por sus coterráneos cuando aún vivía en Caracas, llevó al Congreso chileno a otorgarle la nacionalidad en 1832. Entre las amplias funciones y servicio prestados en esta nación destacan: maestro, ministro de Hacienda, funcionario del ministerio de Relaciones Exteriores, redactor del código civil, fundador y primer Rector de la Universidad de Chile, senador de la República, electo en 1837 y reelecto consecutivamente, cargo que desempeñó hasta su muerte, entre otras muchas funciones.

 

Salvó la vida

Ya en el siglo XX, durante el mandato del general Eleazar López Contreras, la relación con Chile tomaría un nuevo acercamiento. Y es que bajo el mandato del general Eleazar López Contreras se realizaron gestiones para traer una Misión de maestros chilenos quienes vinieron, por breve tiempo, a cooperar en el proceso de transformación educativa que pretendía impulsar el nuevo Ministerio de Educación Nacional, uno de cuyos titulares fue el maestro Rómulo Gallegos. En medio de la convulsionada vida política que se estaba gestando por ese tiempo, la Misión generó controversias en los sectores más conservadores, quienes miraban con recelo su desempeño por la vinculación con la progresista Federación Venezolana de Maestros (FVM).

Posteriormente, durante la toma de posesión como presidente de Rómulo Gallegos, en 1948, el senador Salvador Allende haría parte de la delegación chilena que asistió a presenciar la investidura como mandatario del escritor venezolano. Desde esa época, Allende se perfilaba como una figura con reconocimiento continental por sus ideas socialistas y por lo afable de su personalidad, que lo condujo a establecer relaciones con los más diversos sectores de la sociedad chilena y a forjarse un reconocimiento internacional por sus acciones y posturas. Durante su tercer período como senador, a partir de 1964, estrechó lazos con Cuba y los países de Europa oriental. Sus posturas desde el Congreso chilena en favor del internacionalismo le valieron reconocimiento continental.

Finalmente, la represión desatada durante el golpe de Estado en Chile, en septiembre de 1973, sumaría una nueva hoja a la historia entre ambas naciones. El estadio  nacional de futbol fue convertido en campo de concentración para quienes apoyaron o eran sospechosos de haber apoyado el gobierno de la Unidad Popular. Allí actualmente existe una placa conmemorativa que señala el nombre de los venezolanos detenidos, la lista la encabezan Pablo Antillano, hermano que la reconocida escritora Laura Antillano, ambos estudiantes en Chile por ese tiempo.

Y el hoy profesor de la Universidad de Carabobo, Virgilio Briceño, torturado por las fuerzas represivas, quien salvó su vida gracias a que un soldado chileno, que había vivido en Caracas, al interrogarlo sobre lugares y nombres de barrios de la capital venezolana, terminó convencido que no se trataba de un agente cubano, sino de un estudiante universitario.

En ese lugar también estuvo detenido el cantante Víctor Jara, con quien Virgilio compartió las primeras horas de su detención. Lamentablemente, el emblemático cantante no tuvo la misma surte del estudiante venezolano, sería asesinado a los pocos días del golpe de Estado. Recientemente un tribunal chileno condenó a prisión a uno de sus asesinos. Y con la ayuda de la Inteligencia Artificial, la última canción de Víctor Jara puede ser escuchada por quienes defienden la justicia, la libertad y la democracia.

 

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En la capital carabobeña, el pasado 11 de septiembre, de la mano de la Fundación Salvador Allende y con el decidido apoyo de la Alcaldía del municipio Valencia, se realizó el foro: Allende: Vigente en Nuestra América. A 50 años del golpe de Estado, que tuvo como panelistas a la escritora Laura Antillano, al profesor universitario Eric Núñez Lira, exdecano de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Carabobo, y al historiador y diputado de la Asamblea Nacional, Juan Romero.

En el acto se homenajeó la constancia luchadora del maestro Marcos Pinto, militante comunista chileno; su señora esposa, Brunilda Galleguillos de Pinto, prisionera de la dictadura, y al profesor Virgilio Briceño, sobreviviente del horror y el fascismo de la dictadura pinochetista. ¡Honor y Gloria a Salvador Allende Gossens!

 

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Ángel Omar García González (1969): Licenciado en Educación, mención Ciencias Sociales, y Magister en Historia de Venezuela, ambos por la Universidad de Carabobo, institución donde se desempeña como profesor en el Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Educación. En 2021 fue galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Alternativo por la Columna Historia Insurgente del Semanario Kikirikí. Ganador del Concurso de Ensayo Histórico Bicentenario Batalla de Carabobo, convocado por el Centro de Estudios Simón Bolívar en 2021, con la obra “Cuatro etapas de una batalla”. Es coautor de los libros “Carabobo en Tiempos de la Junta Revolucionaria 1945-1948” y “La Venezuela Perenne. Ensayos sobre aportes de venezolanos en dos siglos”.

 

Ciudad Valencia