“Cuando Francia arde, el mundo se rebela” por Fernando Guevara

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Cuando Francia arde, el mundo se rebela… Así ha pasado usualmente con hechos históricos que trascendieron en la historia, la Revolución Francesa, las Guerras Napoleónicas, la Comuna, el Mayo Francés, etcétera.

Hace poco protestaron los granjeros, luego los chalecos amarillos, hace nada los pensionados y ahora lo hacen particularmente los inmigrantes y, en especial, los siempre marginados por el color de su piel.

Nahel, M., un joven de 17 años, descendiente de una inmigrante argelina, madre soltera de este único hijo, fue asesinado de un tiro en el pecho por un policía en la ciudad de Nanterre, en la periferia de París, un asesinato que ha trascendido en video y que fue por una supuesta violación de tránsito. Desde entonces protestas contra este asesinato y, en especial, por la actitud violentamente antirracistas de la policía francesa se ha desarrollado, primero en la capital gala y luego por todo el país.

Centenas de protestantes han sido arrestados desde entonces, lo que ha elevado el nivel de las acciones populares y ha encendido con más fuerzas las protestas.

El racismo en Francia no es nuevo, ya en la Primera Guerra Mundial algún general galo señaló que las tropas de sus colonias africanas no eran capaces de servir bien.

La situación con el racismo policial en Francia es realmente preocupante, casi tanto como lo ha sido en los Estados Unidos, y del cual ya se sabe y ha trascendido en especial con el movimiento Black Lives Matters. No obstante, el problema del racismo pensábamos que era más que todo un asunto de los gringos, pero resulta que, en la llamada tierra de la libertad, la Francia de la cultura y la bonhomía, el racismo policial es grave y hasta ha preocupado a las Naciones Unidas, que ha señalado el viernes que la muerte del adolescente de ascendencia norteafricana era un momento propicio “para que el país abordara seriamente los profundos problemas de racismo y la discriminación racial en la aplicación de la ley».

Las grandes ciudades francesas, con París a la cabeza, están rodeadas de suburbios con graves problemas sociales, estos suburbios han sido denominados Banlieue, lo cual es válido para toda la periferia, pero el término es más bien un poco peyorativo. Es en estos Banlieue, donde se han concentrado las protestas por el asesinato del joven inmigrante.

El asunto del racismo y de la violencia policial asociada a él está obviamente en el centro del asunto, pero también lo están las reacciones de las autoridades galas ante esta espiral de protestas, y lo que podemos intuir es que lo que pretenden es darle la vuelta al asunto y escurrir el bulto.

Ya Emmanuel Macrón, desde el viernes, anunció el despliegue de más policías para controlar las protestas, pero de forma insólita el mismo día pide a los padres que controlen a sus hijos y que no los dejen ver las redes sociales, pidiendo además que Snapchat y TikTok eliminen contenido sobre las protestas.

La violencia ha sido dura también por parte de los manifestantes. En L’Haÿ les Roses, una pequeña localidad en los suburbios de París, varios protestantes atacaron la vivienda del alcalde, miembro del partido Los Republicanos de derecha, destruyendo la puerta con un coche que luego incendiaron, según Radio France Internationale. De acuerdo a este medio, alineado con la institucionalidad, la mayor preocupación francesa es la afectación del turismo, el mantenimiento de la violencia en Francia, que este año organiza el Campeonato Mundial de Rugby y el año que viene los Juegos Olímpicos de París.

 

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Pero el problema no son las protestas, ni la rabia de la gente, sino el sistema. «Tenemos una ley y un sistema judicial que protege a los policías y crea una cultura de impunidad en Francia», señaló el abogado de la familia del joven asesinado.

El racismo se encuentra fuertemente sembrado en las sociedades eurocéntricas. En los Estados Unidos y Europa obviamente. Pero además se encuentra enervado por las campañas antiinmigrantes auspiciadas por los partidos de derecha, supremacistas blancos, racistas y clasistas.

No es descartable el dato que muestra que, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2022, el 64% de la Policía y el Ejército votaron por la extrema derecha: el 39% por Marine Le Pen y el 25% por Éric Zemmour, según el instituto de encuestas Cluster 17 de Francia.

El racismo y la derecha van de la mano. Francia es otro lamentable ejemplo de ello.

 

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Fernando Guevara Herrera (Valencia, Venezuela, 1967) es abogado egresado de la Universidad de Carabobo en 1995. Tiene especialización en Gerencia Pública, actualmente realizando tesis de especialización en Educación Superior en la Universidad José Antonio Páez (UJAP) y en el doctorado en Educación UPEL, núcleo El Mácaro. Tiene curso de especialización en Marco Jurídico de la Cooperación Cultural Iberoamericana, Universitat de Barcelona, España. Beca del Ministerio de la Cultura de España.

Fue Jefe de Extensión Cultural y Recursos Humanos de la Biblioteca Nacional de Venezuela. Consultor Jurídico del Centro Nacional de Historia, del Archivo General de la Nación y del Complejo Editorial Batalla de Carabobo (Cebac); Registrador Público de los municipios Naguanagua y San Diego de Carabobo. Auditor Interno de FUNDADEPORTE y Sub Director del Museo de Arte Valencia (MUVA). Es también profesor de la UJAP y locutor desde 1990.

 

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